Friday, April 16, 2010

Diario de Espera de Ejecución de Kevin Varga – DÍA 65

Hoy han agregado dos personas más a nuestra pequeña comunidad. Por alguna rara razón una escena de la película de Pink Floyd: “La Pared” saltó dentro de mi cabeza. Hay una escena donde los niños se encuentran en fila sobre una banda transportadora y cuando ésta alcanza el final, los niños de la escuela son depositados en un gran molino de carne. Sé que la imagen visual allí es bastante macabra, pero eso es lo que saltó dentro de mi cabeza al ser traídos estos dos hombres y colocados dentro de sus celdas para comenzar su propio “conteo hacia la extinción”.

Soy el que sigue en línea para ser colocado dentro de una de las celdas de observación. Hay dos celdas en el pabellón de espera de ejecución que están equipadas con cámaras, y al ir acercándose la fecha de cada hombre, es colocado en una de estas dos celdas. Los actuales ocupantes tienen fechas para esta semana y la próxima, así que si el hombre de esta semana logar una suspensión o es ejecutado, seré colocado en su celda que queda en la primera planta. Chistoso que el estado reserva su derecho de matar en forma tan celosa, ¿no les parece? Quiero decir, colocan a un hombre en una de estas celdas equipada con una cámara solo para prevenir que alguien tome su propia vida. Siento que debería ser el derecho del individuo decidir si quiere vivir para ser ejecutado. El estado de Texas refutaría esto vehementemente; hace unos cuantos años (cuando el Pabellón de la Muerte se encontraba en la Unidad Ellis) un hombre que tenía fecha de ejecución decidió que prefería morir por su propia mano en vez de someterse a los caprichos del Estado. ¡Tomó una navaja para caja y cortó su propia garganta! Los oficiales entraron a su celda e intentaron parar el sangrado. Ultimadamente se llevó al hombre al hospital, le cocieron la garganta y el estado salvó la vida del hombre. No más de 24 horas más tarde guiaron al mismo hombre dentro de su cámara de ejecución, lo amarraron a la mesa, su cuello aún tenía las puntadas frescas del hospital, y detuvieron su corazón con una dosis letal de venenos. Si solo se hubieran quedado observando, podrían haber permitido que el hombre muriera “a su manera”. Si, sé que hay ramificaciones legales a esa forma de pensar, ¡pero en serio! No estoy ansiando ser colocado dentro de esa celda con cámara y vivir lo que me queda de vida como una exhibición en algún zoológico exótico.

Kevin Varga 999368
Polunsky Unit
3872 FM 350 South
Livingston, Texas 77351


© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker y Kevin Varga.
Todos los derechos reservados

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