Tuesday, April 6, 2010

Diario de Espera de Ejecución de Kevin Varga – DÍA 55

Estoy nuevamente de regreso y debo decirles que hoy ha sido el día sumamente más difícil para mí. Anoche tuve otro sueño que me perturbó excesivamente. Parecía estar yo perdido en un lodazal, sabiendo por lo menos que había algún lugar al cual era preciso llegar pero no podía. El lodo me chupaba a cada paso que tomaba. Pronto mis pies se sumergirían hasta que el lodo llegara hasta mis rodillas. Cada paso se volvió una lucha, y en seguida, en la forma que son los sueños, estoy subiendo una colina de lodo. Estoy arañando y trepando esta colina para llegar a donde necesito estar, lodo saliendo de mi boca, cubriéndome desde la cabeza hasta el talón, mi cuerpo con deseos de darse por vencido mientras me jalo hacia arriba pulgada por pulgada. Estoy a media colina (subirla parece ser más difícil por minuto) cuando me resbalo y llego de nuevo a la base de lo que no es una montaña de lodo enfrente de mí. Decido intentar rodear la montaña en vez de subir por la cara de esa montaña de lodo. Ahora, estando en la base de la montaña, el lodo me llega al pecho y repentinamente el lodo se convierte en consistencia líquida de tal manera que estoy intentando nadar a través de este océano de lodo. Procuro dar vuelta intentando hallar de nuevo la montaña. Llego a la conclusión que de nuevo he perdido el camino y la montaña era la forma correcta a seguir, pero al estarme arremolinando en el océano de lodo no puedo ¡ni siquiera ver la montaña ya más! Ahora resulta que mi cuerpo me traiciona y ya no puedo nadar. Lentamente me sumo dentro del lodo y exactamente en el momento antes de que mi cabeza se cubre totalmente con el lodo, me desperté. Me levanté y tomé una taza de café para calmar mis nervios. Este sueño me alteró mucho. Después de un tiempo decidí intentar volver a dormir, mientras que estoy acostado pensando sobre el sueño, simplemente no podía dormir ya que los portentos de este sueño pesaban tremendamente sobre mí. Al estar sentado y ahora escribiéndoles a ustedes sobre esto, puedo sentir el lodo al penetrar mi boca, mi nariz y empezar a cubrir mis ojos. La frialdad del lodo me llenó hasta que me sentí entumecido. No sé si esto me augura un fin trágico o no. Lo que sí sé es que no voy a dejar de luchar hasta que el lodo me cubra y me encuentre sumiéndome a través de las profundidades oscuras de la ciénega. Hacer menos que eso sería traicionar quién soy y lo que soy.

36 días para vivir.

Kevin Varga 999368
Polunsky Unit
3872 FM 350 South
Livingston, Texas 77351



© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker y Kevin Varga.
Todos los derechos reservados

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