Friday, October 21, 2011

Educando

Escrito por Michael Wayne Hunter

“¿Vas a ir a la graduación?”, preguntó la Srta. Mills, una instructora para el G.E.D y mi jefa.

“Probablemente no.  López va a ir.  No quiero dejarla sola con la clase.”

“Vé,” insistió. “Habrá pastel y refrescos.  Pueden tomarte una foto en tu toga de graduación para René.”

“Me gradué hace treinta años,” protesté. “Solo  tomé  el examen de nuevo porque mi registro de prisión no tenía mi historial de educación.  No es la gran cosa.”

“Soy tu jefa. Vé.”

Entrando a la Capilla para la ceremonia, vi al Oficial Cope, el malhumorado, intratable Oficial de Educación, cortando el pastel. “Felicidades, Hunter.”  Hasta sonrió. “Días como este hacen que todo valga la pena.”

Semi-atónito por la sonrisa de Cope, pensando que la luz pudo haber creado una ilusión, repasé sus palabras en mi mente mientras me acomodaba junto a Stone Cold, mi amigo al que di tutoría en Geometría y Álgebra.  Una puntuación para pasar matemáticas es de 410. Después de estudio intenso, Stone había recibido un 410.  Nada de nuestro tiempo ni energía había sido malgastado.  Él necesitó de cada parte de instrucción y práctica para pasar de panzazo. 

Stone Cold me pasó un Programa.  Mientras que buscaba mi nombre, dos prisioneros con guitarras eléctricas empezaron a tocar un jazz suave.  ¡Sí!

Esto sí es gran cosa, reflexioné, y me guardé el programa para mandárselo a René.

Lucky, el gangster tatuado que había estudiado con Stone y conmigo, se dejó caer en una silla. “Cómo quisiera que mi mamá pudiera ver esto,” dijo de forma animada y enseguida agregó con lentitud, “y cómo quisiera que Speck estuviera aquí.”

Speck era  mayormente responsable de que Lucky se estuviera graduando, atiborrando las lecciones más allá de sus tatuajes hasta llegar a su cerebro.  Las sustancias químicas habían envuelto a Speck, sosteniéndolo apretadamente, extrayendo su vida de esta vida.  Tragando una gran cantidad de pastillas, se había suicidado.

Un representante de la oficina del Alcaide subió al pódium y dijo que nuestra graduación era el primer paso hacia algo nuevo y nos animó a mantenernos en el camino.

Uno por uno fuimos llamados al pódium para recibir nuestro diploma de manos del Director.  Le siguieron pastel y refrescos, dimos vueltas esperando que fuera tomada nuestra foto.  La prisión no es muy buena en cuanto a buenas experiencias, pero esta era una de ellas.

Todavía acelerado por el azúcar, me regresé a trabajar.

“¿Cómo estuvo?” dijo la Srta. Mills con una sonrisa.

“Estoy verdaderamente contento de no habérmela perdido.  Gracias por mandarme.”

“El Director pasó por aquí después de la ceremonia.  Va a empezar un programa de Universidad y yo seré la Supervisora.  Necesito un asistente. ¿Cómo te suena treinta y dos centavos la hora?”

¡Me sonaba súper!  Yo ganaba dieciocho centavos la hora como Asistente de Maestro de G.E.D.

“¿No más estudiantes de G.E.D.?”

“Pensé que te agradaba dar tutoría.”

“Sí me gusta…” mi voz se fue apagando. “Este, en este período graduamos a once de nuestros veintisiete alumnos.  ¿Cuántos de los dieciséis que quedan cree usted que vayan a pasar el examen?”

“¿Cuántos cree que empezarán a estudiar?”

Buscando tiempo para contestar, finalmente dijo, “Uno o dos.”

“Ahora tenemos once estudiantes nuevos. ¿Cuántos de ellos están estudiando?”

Observando la lista de alumnos, recorrió su dedo por la lista, silenciosamente contando antes de decir, “Alrededor de cuatro.”

“Así que, en este ciclo puede ser que graduemos a cinco o seis estudiantes y después los reemplazaremos.  Si el número es cómo usted dice, el próximo ciclo tendremos suerte si hay dos estudiantes estudiando, preparándose para el examen.  El resto de la clase será irresponsable.  Estoy listo para intentar algo nuevo.”

“Bueno, intentaré encontrar algo para ti, pero no aún.  La posición de Universidad es  solo de dos horas por semana, un agregado a tus deberes de G.E.D.”

“Bien, Srta. Mills, usted es la jefa.”

Fui a dar tutoría a los dos prisioneros de oro.  El último período Adams y López habían sido los dos de oro, y tenían alas, volando alto en sus estudios, el G.E.D. y el Examen de Preparación y fácilmente graduando.  López es un Asistente de Maestro junto conmigo y Adams se registró en Artes Gráficas.  Este ciclo los dos de oro son Greg Frey y Jay Trejano.  Frey había sido criado en forma rústica en la sección rural del Estado de Washington.  No solo no tenían electricidad, sino nada de agua corriente en la casucha Frey.  En la forma que lo cuenta, un parque de casas rodantes habría sido un gran paso hacia arriba y aparentemente inalcanzable para el clan Frey.  Nadie en su familia jamás se había graduado ni obtenido un G.E.D. [Diploma de Educación General].  Greg estudiaba mucho y no tenía duda que fuera a pasar.  Trejano tiene sentencia perpetua con posibilidad de libertad condicional.  Jay se había presentado ante el Consejo en seis ocasiones y lo habían rechazado.  El consejo le dijo en forma repetida que necesitaba su G.E.D. para considerarlo para liberación.  Jay también puso mucho empeño y avanzaría durante varias semanas, pero después era como si su cerebro se reajustaba a reacción instintiva y todo lo que había aprendido se desvanecía. Sospecho que el uso prolongado de crack había dañado algún tipo de conectores en su cerebro.  Le sugerí a la Srta. Mills que una evaluación profesional de Trejano necesitaba hacerse.  Ella estuvo de acuerdo pero dijo que no había fondos disponibles, por lo tanto debía hacer mi mejor trabajo con él.  Parecía que la oportunidad de libertad de Trejano descansaba sobre un tutor al que le pagaban dieciocho centavos la hora, sin talento ni entrenamiento. ¡Que loco!

El material de universidad llegó y fue un programa mucho más extenso que lo que me había imaginado.  Un Grado de Asociado de dos años fue ofrecido por medio de una Universidad Comunitaria [técnica] en California.  Nos eximieron de todos los gastos de matrícula y otros gastos, pero los estudiantes tenían que pagar sus libros.  Dependiendo del curso, el costo por materia era de 120 a 200 dólares.  El trabajo de curso consistía en cuatro exámenes cortos de libro abierto, ensayos, y un examen de mitad de curso y uno final.  Además de los libros, la instrucción incluía discos de audio grabados por los instructores y videos semanales mostrados en el canal educativo de la prisión.

En el día de matrícula, Stone Cold fue el primero en línea.

“Tu sales el próximo año,” le dije, “en ninguna forma podrás completar tu grado antes de salir.”

“Hay universidades en todos lados,” interpuso la Srta. Mills, “él puede continuar en casa.”

“Ah, claro.” Le pasé el paquete de registro.

Cerca de setenta posibles estudiantes se presentaron.

“Mike, estoy tomando Consejería 105,” uno de mis anteriores estudiantes de G.E.D. firmó las formas y me las entregó.

Revisándolas, “No las llenaste.”

“Tú siempre has llenado las formas del G.E.D.”

“Ahora eres un estudiante de universidad.” Se las regresé. “Si no puedes encargarte de regístrate, no puedes con el nivel de trabajo de universidad.”

Ese fue un buen discurso, me dije a mí mismo, pero ¿cómo sabes tú lo que es el nivel de trabajo universitario?  Dando una ojeada al catálogo, me matriculé en Historia de Estados Unidos: Desde la Reconstrucción hasta el Día Actual.

La Srta. Mills y yo revisamos todas las formas, corrigiendo errores y amontonándolas para enviarlas por correo a la universidad.

Quedándose atrás, Stone entregó sus formas al último.  “Pequeño Negocio,” leí. “¿Estás preparándote para impulsar tu Laboratorio de Metanfetaminas?”

“No solo hacía droga, Mike.  Usaba un torno para fabricar flechas para caza para un tipo que las vendía bien en el internet, pero me pagaba solo el mínimo.  No podía sacar a mi familia adelante con ese dinero.  Sé fabricar flechas.  Lo que necesito aprender es el lado de negocio.  Si logro hacer algo, no tendré que fabricar droga.  El encarcelamiento se está volviendo viejo.  Mi esposa e hijos no van a estar allí para mí si vuelvo a reincidir.”

Sintiéndome como un idiota, repasé sus formas de registro y las coloqué sobre el montón.

Le mandé mi pedido de libros a René, y mis libros de historia llegaron en el primer envío de la universidad.  Cada día, la Srta. Mills iba al cuarto de correos para recoger los libros de texto que habían llegado y entregarlos a las celdas.  No hubo respuesta de apoyo de todas las familias, y terminamos solo con aproximadamente cincuenta estudiantes, incluyendo a Stone Cold.

Leí tres composiciones de historia antes de leer el programa de estudios y me di cuenta que estaba estudiando el material equivocado.  Me sentí contento de que solo estaba tomando una materia y tuve tiempo de recobrarme de mi ignorancia.  Empecé mi  ensayo e hice una agenda de estudios e implacablemente lo cumplí, temeroso de que si le flojeaba simplemente me atiborraría y reprobaría.

Por todo el patio uno podía escuchar a los prisioneros hablar sobre sus estudios.  Cosas como, “Sócrates no escribió; él enseñó a través de preguntas persistentes.  Solo sabemos lo que Sócrates dijo a través de la escritura de Platón.  No fue solamente un estudioso, sino que Sócrates peleó en el campo de batalla del lado de Atenas.”  En otra ocasión escuché, “Las matemáticas describen el Universo en tal forma que trasciende el lenguaje.  De hecho, si llegásemos a tener un contacto inicial con una especie verdadera de extraterrestres, es seguro que nos comunicaríamos a través de matemáticas porque describen las leyes físicas universales.”

Esto era totalmente diferente que la conversación común de prisión.

Afuera en el patio, en el receso de la escuela, tuvimos que ponernos en el suelo.  Aproximadamente una docena de negros y Mexicanos se aparecieron en la cancha de basquetbol, atacando  violentamente con toda  intención malevola.

Después de aproximadamente una hora, cuando los combatientes habían sido marchados al hoyo y se nos permitió ponernos de pie, se nos ordenó a nuestras celdas.  Yo me dirigí hacia Educación.

“Vete a casa, Hunter,” el Oficial Cope me dio la orden.

“Mis libros de universidad están en mi escritorio.”

“Estarán seguros allí.”

“Si el encierro forzado dura una o dos semanas, nunca podré ponerme al corriente.”

Asintiendo, le quitó el seguro a la puerta y me permitió sacar mis libros.  El encierro forzado duró tres semanas, pero pude mantenerme de acuerdo a mi agenda.  De allí en adelante, llevé mis libros conmigo cuando salí de salón de clases para receso o lonche.

Stone pasó el obstáculo de Negocio Pequeño y a mí se me cambió a la escuela.  Stone se matriculó en Mercadeo mientras que yo sumaba el costo de libros para completar mi Grado de Asociado, siendo el total final cerca de 3,500 dólares.  No era caro para un grado de dos años, pero no lo iba a cubrir mi salario de dieciocho centavos la hora.

En los exámenes finales, la Srta. Mills le pidió a los estudiantes que donaran sus libros para ser usados por otros prisioneros el próximo período.  Nadie lo hizo, pero me dio una idea.  Me acerqué con algunos estudiantes y llegamos al acuerdo de intercambiar libros, y además, los compré con descuento.  En ocasiones, esto no funcionó muy bien.

Twisted [Retorcido] tenía un libro de Psicología  que yo necesitaba, que le costó 145 dólares, y le ofrecí intercambiarlo por un libro de historia.

“No,” dijo. “Ya terminé con mis estudios de universidad.”

“Te compro el libro.”

“Vale 145 dólares.”

“No, en la librería costó 145 dólares.  Si intentas vendérselo de nuevo a ellos, descontarán cuarenta por ciento por libros en condición óptima y, claro, tendrás que pagar gastos de envío.  Si tienes multas de la corte que pagar, la prisión deducirá cincuenta por ciento del cheque cuando te llegue.  Te pagaré veinticinco dólares en dinero para la tienda de prisión por tu libro.”

Negociamos por un rato y llegamos al acuerdo de treinta y cinco dólares en productos de la tienda de prisión.  Twisted me dio una lista y fui a la tienda de prisión y le compré los artículos.  Pero cuando regresé con él, se retractó y quería más.

“Teníamos un acuerdo.”

“Treinta y cinco no es suficiente.”

“Mira, Twisted, los publicadores han llegado a la conclusión de que si sacan una nueva edición cada año o cada dos años los libros viejos ya no tienen valor y pueden vender los nuevos a los estudiantes.  Si te retractas, tu libro puede ya no valer nada.”

Sin escucharme, Twisted mató el acuerdo.  Cuando el nuevo catálogo universitario salió su libro estaba fuera de fecha y nadie lo quería.

En el siguiente examen de G.E.D. cuatro de nuestros estudiantes pasaron, incluyendo a Frey.  Trejano reprobó y se le reasignó a una clase de inglés como Segundo Lenguaje, lo cual era ilógico porque su inglés era bueno.  Nuevos estudiantes llenaron los espacios vacíos, y solo uno de veintisiete estudiantes estaba activamente preparándose para el próximo examen de G.E.D.  Los demás salieron al receso y no regresaron, lo cual estaba bien conmigo pero hizo que el Oficial Cope enloqueciera.  Tenía que ir al patio y andar buscando a los alumnos.  Los nuevos estudiantes robaron lápices, papel, carpetas, libros, algunas cosas se llevaron sin saber qué era lo que harían con ellos.  El Capitán pasó caminando un día y atrapó a dos de nuestros estudiantes platicando en el pasillo, viendo por la ventana.  Le llamó por la radio a Cope para que viniera a escoltarlos de nuevo a clase.

“Hunter, ¿qué demonios hacían estos dos en el pasillo?”

“No tengo ni idea, Oficial Cope.”

“Me acaban de regañar.”

“Está bien,” le dije pero no tenía ninguna idea de lo que yo podía hacer sobre eso.

“Estoy cansado de pastorear a gatos,” me quejé con la Srta. Mills.  “Tratar de educar a todos no tiene sentido; las personas tienen que querer aprender.  ¿No podemos simplemente desasignar a todos los que no estudian y empezar con nuevos estudiantes?”

“No se puede desasignar a los estudiantes, pero podemos desasignarnos a nosotros mismos.  Yo estaré enseñando una clase de Pre-Liberación para prisioneros que están por salir en libertad condicional.  Haré rotación cada semana a diferentes patios para enseñar, pero mi oficina estará en este patio.  ¿Cómo te gustaría ser mi asistente?

“Suave.”

“Solo me autorizan un asistente, así que López se quedará aquí y le ayudará al nuevo maestro.”

“En cierta forma, estamos jugándole sucio.”

“Pronto sale en libertad condicional, así que no será mucho tiempo más para él.  López necesita irse a casa.  Tiene el hijo pequeño más lindo que se parece a él.”

Caminé con López diariamente al trabajo pero no tenía ni idea que tuviera un niño, y mucho menos a quién se parecía.  La Srta. Mills parecía estar al tanto de todo.

Pre-Liberación era fantástico.  Diario iba a una oficina, enchufaba mis audífonos en mi computadora y escuchaba música rock mientras que formaba los paquetes de Información sobre Libertad Condicional que estaba formado según la necesidad  de cada prisionero para libertad condicional.  Junté el paquete de libertad condicional de López y más adelante el de Stone Cold.

La mayoría de los días la Srta. Mills estaba en algún salón de clases y yo trabajaba solo, pero en ocasiones ella estaba en la oficina en un escritorio cerca del mío.  Un día ella estaba allí y yo tenía mis audífonos escuchando rock con Led Zeppelin a todo volumen mientras escribía las reseñas para los hombres que estaban por ser liberados cuando la puerta a la oficina se abrió abruptamente y me llamó la atención.  Un guardia entró abruptamente, nuestros miradas chocaron,  y él empezó a correr hacia mí seguido por varios guardias más.  Sorprendido, me quité mis audífonos y escuché la alarma.  Repentinamente, la Srta. Mills corrió, pasándome y gritando, “Me senté en mi botón de alarma. ¡Es alarma falsa!  Me senté en mi botón de alarma.”

Deteniéndose abruptamente, el guardia me dijo bruscamente, “Cuando hay una alarma, siéntate en el piso.”

Estaban por darme una patada en el trasero; el pensamiento dio vueltas una o dos veces por mi cráneo, estremeciéndome.  No intenté explicar que no había escuchado la alarma, simplemente dijo, “Sí, señor.”

De allí en adelante le baje al volumen.

Esperando afuera del salón de clases una mañana, para tomar un examen final de Filosofía en Ética, dos compañeros de celda, Golden [Dorado] y Rundle me pidieron que le diera un vistazo a un examen de práctica, siendo poco explícitos sobre dónde lo habían conseguido.  Al igual que un examen final verdadero, tenía cien preguntas.  Once de sus respuestas supe estaban equivocadas, y logré corregir ocho de ellas, pero no estaba seguro de las otras tres.

La Srta. Mills llegó, abrió el salón de clases y repartió los exámenes.  Revisando la primera pregunta, me reí;  el examen era idéntico al que acababa de revisar.  Ya que no vi ningún material de referencia después de revisar el susodicho examen de práctica, no consideré haber hecho trampa.  Recibí un 98 en el examen final.

“¿Por qué están haciendo trampa?” le pregunté a Golden y a Rundle más tarde, verdaderamente desconcertado de por qué alguien gastaría tanto dinero en libros simplemente para después hacer trampa.

“Necesitamos una calificación pasante para el consejo de libertad condicional.”

Ya que yo tengo Cadena Perpetua sin Posibilidad de Libertad Condicional, tengo el lujo de tomar las clases solo para mi conocimiento.

Los cortes al presupuesto causaron que la clase de Pre-Liberación fuera eliminada.  A la Srta. Mills le asignaron una clase de G.E.D. en otro patio.  Yo estaba desempleado con excepción a mis dos horas por semana como asistente de universidad.  Seguí viendo a la Srta. Mills en matrícula, repartí libros de universidad en lugar de ella, y ella supervisó los exámenes.

Unos cuantos meses pasaron antes de que fuera asignado como estudiante en la clase de Servicios de Oficina y Tecnología Relacionada.

“En realidad no estoy interesado en estudiar el texto de Comunicación Empresarial o en aprender Power Point,” le dije a la Sra. Cohen. “¿Está bien, si solo traigo mis libros de universidad a clase?”

“Aprendizaje es aprendizaje,” contestó ella y me dejó usar las computadoras para escribir mis ensayos.

Estuve en Servicios de Oficina durante un año, y pude tomar de cinco a seis clases por semestre.

Finalmente, terminé sesenta unidades y mandé mi petición de Intención de Graduación y poco después llegó a mi celda un muy pequeño diploma.

No era la gran cosa, simplemente una de las más grandes en toda mi vida.

-EL FIN-

Michael Wayne Hunter C83600
Pleasant Valley State Prison
P.O. Box 8500, A-5-206
Coalinga, CA 93210




© Copyright 2011 por Michael Wayne Hunter y Thomas Bartlett Whitaker.
Todos los derechos reservados

Wednesday, October 12, 2011

Carta a Un Futuro Prisionero del Pabellón de la Muerte, Parte 22

Escrito por Rodrigo “H. Roc” Hernández # 999474

La parte 21 se puede ver aquí

Estimado X,

Me llamo Rodrigo Hernández, llegando hasta ti en vivo desde la Sección de Espera de Ejecución, destinado a ser asesinado por el Estado de Texas el 26 de Enero del 2012.

Nací en Crystal City, Texas, en donde fui criado por mi abuelita.  En 1984 ella nos mudó a mí y a mi hermana a Grand Rapids, Michigan.  Al presente tengo 38 años de edad, y soy padre de tres hijas, todas por diferentes mujeres.  Muchos en este lugar me conocen como H. Roc.  Recibí este nombre tan pronto llegué a este lugar.  Esto pasa con todos, así que no te sorprendas cuando te pongan un sobrenombre.  Es mejor aceptarlo de buena manera, porque si te dan uno que no te gusta, y lo dejas saber a la gente, solo lograrás que se pegue con más fuerza.

Lo que me define a través de mi viaje es mi Arte.  Soy el peor artista en el Pabellón.  El punto “clave” aquí es que uno tiene que intentar conducirse con dignidad.  Cuando al principio se me dio sentencia a muerte, me propuse mentalmente a quitarme de esa sentencia.  Hice esto de tres formas: primeramente, me dediqué a mi familia.  En segundo lugar, intenté proteger a mis hijas de lo que el estado está tratando de hacer conmigo.  Simplemente, no deberían tener que vivir tal horror.  En tercer lugar, intenté rodearme con un grupo fuerte de apoyo.  Vas a necesitar que este grupo te alimente de energía positiva y lo vas a necesitar para poder sobrevivir.  Si tienes alguna habilidad, aplícala en lo que funcione para ti; haz planes detallados de la forma de llevar a cabo tus intenciones de vida en este lugar, y no te desvíes de ello.  En ocasiones será difícil, pero se trata de qué tan fuerte eres en tu mente.

No conozco mucho acerca de la ley aquí en Texas, pero sé que tener un abogado puesto por la corte es cosa mala.  Nueve de diez están metidos en la defensa por el dinero, y no dejarán caer una sola lágrima sobre tu cadáver.  Conocerás compañeros prisioneros que te pueden ayudar a entender la ley y debes empezar a buscarlos inmediatamente.

Muchos en este lugar llegan aquí con relaciones familiares fracturadas, y necesitarás concentrarte en sanarlas.  Aún si piensas que no hay esperanza, por lo menos deberías intentar.  Habrá información a tu disposición proveniente de otros prisioneros sobre organizaciones de amigos por correspondencia para prisioneros del pabellón de la muerte.  Deberás extender tus manos hacia estas organizaciones y establecer un grupo de personas que te ayudarán a recabar dinero para tu fondo de defensa.  No dependas del estado para proporcionarte la investigación que necesitas.  La honestidad es la clave a largas amistades, así que no pienses que no te descubrirán si actúas deshonestamente con estas personas.  Esto sucede con mucha frecuencia aquí y lo echa a perder para aquellos de nosotros que realmente estamos intentando ser honorables.  No tomes por hecho su ayuda.  Esto parece simple, pero no creerás algunas de las historias que me han contado en mi tiempo.  He sido bendecido con las personas correctas en mi círculo, y con mi talento artístico.  La familia es la piedra angular de tu sobrevivencia en este  ambiente difícil.

Mantente activo y haz tus ejercicios.  Este lugar puede deprimirte en forma rápida, y enseguida te das cuenta que tienes sobrepeso y  la presión alta.  Motívate y te hará sentirte estupendo por dentro, de corazón, y te encontrarás mentalmente a otro nivel.  La comida en este lugar es de lo mejor (jaja), así que si consigues algo del apoyo, necesitas gastar el dinero sabiamente y comer saludablemente.

No seas un seguidor en este lugar a solo que seas débil de mente.  Existen personas malas aquí que aman tener una manada siguiéndolos, pero que no será de ningún beneficio para ti.  Recuerda, estás aquí para morir, por lo tanto, tu enfoque debe estar en salvar tu vida.  Piensa de qué forma quieres que te recuerden porque si no, malgastarás tu tiempo.

Es mi oración que nadie tenga que caminar este camino, y se encuentre en un lugar terrible sin esperanza.  Esto no depende de nadie más que de ti.  Tú pavimentas tu propio camino en este lugar y tu diriges tu vida, no el Estado.  O haces de tu vida una de paz, o la opresión se apoderará de tu mente y los resultados pueden ser un viaje difícil. ¡Depende de ti!

Recuerda, no tuve que darte ningún consejo sobre esto. Apréndelo de la forma difícil, ¿verdad?  Porque cuando crecíamos era todo lo que escuchábamos: vé y apréndelo de la forma difícil.  Olvida eso.  Hoy te dirás a ti mismo qué debo hacer para salvar mi vida, o te darás por vencido de cualquier oportunidad de sobrevivir.  Hay personas a las que les importas, mi amigo.  Sé verdadero contigo mismo.  Lo que me representa a mí es esto: Mantenerme fuerte. Orar en todo tiempo, mantener una energía positiva en mi vida, y a la misma vez, defender mis derechos.  ¡Que Dios te bendiga, X! Estoy en este lugar con mi cabeza en alto, y sin importar lo que me espera, la mantendré hacia el cielo.  Paz,

Rodrigo Rey Hernandez
AKA, H. Roc





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