Thursday, September 29, 2011

Éxtasis Farmacéutico

Escrito por Michael Wayne Hunter

Despertando, mis ojos rojos, lagrimeando a causa del spray de pimienta [gas lacrimógeno], me levanté lentamente de mi cama.  Dando traspiés hacia mi lavamanos de acero inoxidable, inundé mi cara con agua, en el intento de quitar algo del ardor causado por los químicos.  El espejo reflejaba mis facciones inflamadas y una celda media vacía.  Mi compañero de celda había sido encerrado dentro del hoyo la noche anterior.

Ayer,  el asistente de la unidad habitacional se había parado junto a mi puerta y dijo: “Jack, tu cambio está listo.  Te llevaremos después del Conteo.

“¿Cuál cambio?”, me pregunté

El silencio reinó durante un rato, llenando la celda, sofocando el ambiente que nos rodeaba.  Finalmente, Jack dijo lentamente, con voz de media disculpa, “Mi colega, Tony Biker, me está secuestrando.” Rápidamente agregó, “Me negaré al cambio y me quedaré, si eso quieres.”

“Lárgate.”

Sin tener aviso previo, no había reclutado un nuevo compañero de celda y me encasquetarían a cualquier criminal no arrepentido que mandaran de Orientación.

Mientras que Jack sacaba sus pertenencias de la celda, Fearless Phil [El Intrepido Phil] llegó rápidamente y me rogó mudarse a mi celda.  Ya había pasado tiempo con Fearless en Salinas, por lo tanto, había familiaridad con él, pero nada más.  Aún así, no tenía a nadie más en mente, por lo tanto asentí, me contacté con el asistente de la unidad habitacional, le di un frasco de café Folgers Tostado Clásico para que se lograra.

Desempacando, Fearless empezó a despotricar acerca de Dirt Bag [Bolsa de Tierra], su compañero anterior de celda.  Parece que Fearless le había dado una docena de sopas Ramen a Dirt Bag a cambio de una tableta de Seroquel, un medicamento anti-psicótico, pero no se lo había entregado.

“Ese tonto de Dirt Bag dejó que la enfermera revisara su boca y lo agarró guardando algo en el área de la mejilla.”
“No me puedo imaginar por qué alguien al que le pusieron el sobrenombre de Dirt Bag te jugara sucio.”
“Cállate, Mike.”
“Cállame, Fearless. Solo te lo voy a decir una vez.  Esta celda es un santuario.  Deja toda tu loquera afuera de ella.”
“Me debe una tableta.”
“El Seroquel ni siquiera de pone en onda.  Simplemente te tumba unas cuantas horas.”
“Me gusta.”
“A mí me gustaría vivir con René, pero estoy encasquetado con tu triste trasero.  La realidad golpea, Fearless.”
“No voy a permitir que me juegue sucio.”
“Aquí están tus sopas,” saqué una docena de mi repisa y se los aventé a su litera. “Ahora, cálmate.”

En el comedor, a la hora de la cena, Fearless le gritó amenazas a Dirt Bag, el cual se encontraba sentado unas cuantas mesas más allá.

“¡Deja de gritar!” le dije un cuanto brusco a Fearless.
“No estoy gritándo, simplemente estoy tratando negocios.”
“Los guardias te pueden escuchar, así que, estás gritando.”

Fearless comió en sombrío silencio. A nuestra mesa se le permitió salir, y tan pronto como pasamos por la puerta, Dirt Bag salió de la nada y le quebró la naríz a Fearless.

Alarma.  Los guardias abarrotaron, cubriendo a Dirt Bag y a Fearless de spray pimienta, cubriéndolos de color naranja.  Fearless y Dirt Bag se pusieron en posición prona para que les pusieran las esposas, pero no antes que la cantidad abundante de spray encontrara mis ojos.

En el piso, parpadeando frenéticamente, escuché a Fearless mascullar, “No está terminado.”

Echando un vistazo de reojo, observé la sangre de la nariz de Fearless que salía a borbotones, revolviéndose con el spray naranja en un expresionismo abstracto de pesadilla.  Deja de gritar, pensé con enojo, intentando no frotar mis quemantes ojos.

“Estaré de regreso, Mike,” agregó Fearless, haciendo que los guardias fijaran su atención en mí.
“No era Fearless [intrépido] sino Brainless [sin cerebro].
“Tú.” Un guardia apuntó hacia mí. “Manos detrás de tu espalda.”
Esposado, fui marchado y encerrado dentro de una jaula.

Una hora, dos y después tres pasaron arrastrándose antes de que el sargento repasara el video de las cámaras en el patio y me diera luz verde.  Permitido salir del encierro, me fui a casa, empaqué las pertenencias de Fearless después de recobrar mis sopas.  Fearless tenía boleto para el hoyo.

Ahora, la mañana después, me preguntaba cuál perdedor sería mi próximo compañero de celda.  Seguramente Fearless no valía el frasco de café que gasté para mudar su trasero con antojo de Seroquel a la casa.

Habiéndome sacado temprano a comer para ir  a Educación, me reuní con Stone Cold, otro prisionero con el que había hecho tiempo en Salinas.
“Yo te hubiera podido decir que Fearless no tenía nada bueno,” dijo mientras que nos dirigíamos al comedor.
“Gracias, pero llegaste tarde con las noticias de última hora.”
“Jack quiere regresar contigo.”
“¿Qué? ¿Por qué?  Se acaba de mudar de mi celda.”
“Anoche Biker Tony disolvió una tableta de morfina y se picó una vena.  Ah, sí, se robó un frasco de Folgers de la repisa de Jack para colocársela [drogarse].  Jack se está torciendo de coraje.”
“Jack se la pasa encorajinado.” Me encogí de hombros.  “Su último compañero de celda siempre estaba intentando tocarle el trasero, así que Jack literalmente me pidió que me mudara con él y después se echó para atrás sin previo aviso.”
“Vuélvelo a aceptar.  ¿Por qué no? No tienes a nadie más en mente.”
“No. No me agrada la mala educación. Jack se puede quedar donde está.”

Después de desayunar, tomamos las bolsas con lonche y Stone Cold se dirigió a la clase mientras que me detenía en la enfermería para recoger un abastecimiento de treinta días de medicamento para colesterol.  La línea para recoger medicamento es bastante larga.  Los prisioneros que reciben sus medicamentos controlados, medicamentos anti-psicóticos o para el dolor, tienen que tomar sus pastillas bajo la observación directa del equipo médico.  Las enfermeras pelean una batalla sin victoria intentando prevenir que los criminales  guarden en sus palmas o dentro de sus mejillas el Éxtasis Farmacéutico, cualquier tableta que les proporcione una colocada.

“Tengo un tipo que me da tres Neurontinas por día por cuarenta y cinco dólares para compras en la tienda de prisión por mes,” le dijo un prisionero que se encontraba en la línea frente a mí a otro prisionero. “Nunca siento ningún dolor.  Simplemente floto.”

Cuarenta y cinco dólares por mes, hice las matemáticas, es más de quinientos dólares por año.  Los asistentes de educación ganan veintisiete dólares por mes, maldición, el asistente del Capitán gana cincuenta y seis, algún tipo está ganando casi esa cantidad simplemente por vender su medicamento.

“Hombre, ¡cómo desearía tener un negocio como ese!” contestó el otro prisionero. “Yo pago un dólar por pastilla.”

Eso es más de mil dólares por año, mi cerebro casi explotó.  Más que cualquier paga en el patio, y sin deducciones por los honorarios de multas ordenadas por la corte.

Alarma.  Todos nos sentamos, y los guardias apalancaron al prisionero que estaba parado frente a la ventana de medicamentos recargado en la pared.  Jalando una prótesis dentaria parcial de su boca, una tableta de morfina estaba pegada a ella con una plasta de crema de cacahuate.

“¡Maldición!” dijo alguien. “Las pastillas de morfina se venden a diez dólares.  Allí voló un buen pago.”

Sin siquiera esperar a que la alarma terminara de sonar, los inestables, volátiles cabezas-enganchadas-a-las-pastillas que estaban por todos lados, estaban haciendo negocios, vendiendo, intercambiando medicamento. No hay forma de eliminar los medicamentos, reflexioné, la locura y violencia son parte del estilo de vida de un gangster.  Los medicamentos anti-psicóticos se prescriben para la locura, pastillas para el dolor, para criminales a quienes han balaceado, apuñalado, dañado a causa de vidas imprudentes.

¿Por qué no simplemente les dan a todos cualquier tipo de pastillas que quieran?, me pregunté.  Eso asesinaría el desfile de pastillas y calmaría a todos.

Fin de la alarma.  Nos paramos, y la línea comenzó de nuevo.  Eventualmente, recogí mi Lipitor y me fui a la escuela.

Recogiendo una tarea de matemáticas del escritorio del Sr. Yaz, me senté en mi silla usual.  Stone Cold era jefe de nuestra mesa.  Haz tu trabajo o vete.  Los hijos de Stone,  ya adolescentes, le habían mandado cartas duras, enojados porque él había vuelto a caer dos veces por tener laboratorios de metanfetaminas.  Últimamente, sus hijos se habían estado portando mal, no escuchando a su mamá y haciéndose la pinta de la escuela.  Stone nunca se había graduado de nada, con excepción de la prisión de máxima seguridad, así que ahora, él estaba firmemente determinado a aprender suficiente algebra y geometría para pasar su G.E.D.  Pensaba que un diploma posiblemente le daría un poco de equidad moral con sus hijos cuando saliera en libertad condicional el próximo año.  Completando la mesa, se encontraba Speck [Manchita], un ranchero de Kentucky que hablaba como muy tonto, pero no tenía ni una pisca de tonto, y Lucky, un pandillero de Sacramento.  Yo había conocido a la mamá de Lucky en el salón de visitas, y ella me había dado las gracias por ayudarle en sus estudios.  Aunque sí lo ayudo en parte, mayormente le daba clases a Stone y Speck y trabajaba con Lucky.

Aún cansado, irritable por el drama de Fearless, estaba mostrándole a Stone la forma de calcular el volumen de diferentes formas geométricas, pero Speck se mantenía interrumpiendo, lanzándome preguntas acerca de material que en los días pasados había manejado fácilmente.

“Espera, Speck,” le di el cortón e intenté recobrar el hilo con Stone.
“No lo entiendo, Mike, necesito saber cómo…”
“¿Qué eres hoy? ¿Un estúpido? Le dije bruscamente.
Con los ojos echando fuego, Speck pateó su silla hacia atrás y caminó.
“¿Cuál es su problema?” mascullé malhumoradamente.
“Está como trompo con Wellbies [enpastillado].” Lucky me dio la pista.
Lo seguí. “Oye, Speck, lo siento. Yo…”
En forma golpeada, Speck dijo: “Se supone que somos amigos.”
“Pensé que estabas payaseando, y no estoy de humor.  No sabía que habías estado inhalando pastillas.”
“No estoy enpastillado.”
“Maldición, Speck,” se unió a nosotros Stone Cole, “todavía tienes polvo pegado a tu nariz.”
Pasando sus dedos sobre sus narinas, Speck vio residuo blanco y en forma silenciosa asintió.
Regresamos a la mesa. “Mike es tan malditamente inocente,” dijo Lucky suavemente, “él no sabe ninguna maldita cosa sobre lo que es estar enfermo.”
“Yo me la pasé borracho durante tres años sin parar cuando estaba en San Quintín,” coloqué algo de verdad sobre la mesa.
“Imposible.”
“Tenía lotes de vino fermentándose diariamente.  Compraba tapas de mariguana, papeles de coca y anfetaminas.  Nunca le hice a la heroína. Esa cosa me asusta.”
“¿Qué pasó?”
“Es una historia larga.”
“Ándale, cuenta.” Dijo Stone, “pero hazla corta.  Las matemáticas esperan.”

En el ´91, hubo un tipo que puso sus manos sobre mí, y yo lo golpeé.  Le abrí la cabeza, lo machaqué contra el piso y brinqué hasta dejarlo inconsciente antes que el oficial de pistola reaccionará y quebrara su rifle encima de mí.  El tipo estaba contusionado y sangrando cuando se arrastró hacia la salida.”

“Es verdad,” dijo Stone con aprobación.

“Me rompí la mano derecha en su cráneo, así que tuve que pasar rápidamente a la enfermería, pero no había médico en guardia así que, lo único que me dieron fue una aspirina y un vendaje.  La celda en el hoyo donde me colocaron había tenido un tipo loco viviendo allí antes de mí.  Había hecho tronar la electricidad, así que la celda estaba bastante oscura.  La parte interior de la celda estaba fantasmagórica, las paredes se movían, realmente, en cierta forma, ondeando.”

“¿Qué dices?”

“Sí. El loco había embarrado popó en las paredes, y todo tipo de insectos estaban arrastrándose por ellas.”
“Eso es loco.”
“Me imagino que había estado causando inundaciones, así que los guardias apagaron el agua.  El escusado tenía cochinada creciendo por dentro.  Y bueno, simplemente me senté en el colchón mugriento en la oscuridad en esa celda que tenía la sensación de un caño, mientras sentía que mi mano se inflamaba, y meditándo cómo fue que llegue hasta allí.  Le eché la culpa al tipo al que golpee; estaba planeando en detalle cómo le iba a causar lluvia de dolor.”

“Cuando alguien te manosea,” Stone afirmó, “tienes que ponerlos en su lugar.”

“Así pensé las primeras cuantas horas.  Pero muy temprano en la mañana cuando el dolor en mi mano llegó al número diez en la escala de diez, empecé a pensar acerca de todas mis interacciones con ese tipo.  Todas las oportunidades perdidas, todas las ocasiones en las que platiqué con él y pudiera haber tranquilizado las aguas, pero no lo hice.  Había sido arrogante, estúpido, los químicos me habían convertido en un tonto.  Eso fue cuando tuve un momento de claridad, una epifanía, ese fue el momento en que dejé de perseguir el Éxtasis Farmacéutico.”

“Y ahora eres perfecto,” dijo Speck sarcásticamente, aún un cuanto molesto conmigo.
“No se trata de perfección,” fui más abrupto de lo que pensaba ser, cansado de la noche anterior, “se trata de mejorar.  Cuando me alejé de las sustancias que alteran la mente, mi vida mejoró lentamente.  René llegó a mi vida, y ella me hace más feliz que cualquier droga.”
“Seguro,” Stone dijo impaciente por empezar los estudios, “tú y René estarán juntos hasta el día en que uno de ustedes muera y entonces el otro morirá inmediatamente después.  Eternamente juntos.  Pero en este lugar, en este momento, necesitamos seguir con las matemáticas.”

Los cuatro trabajamos los ejercicios juntos.  Dando un descanso para comer el lonche, regresamos en la tarde para instrucción individual de computación.
Llamándome a su escritorio, el Sr. Yaz preguntó, “¿Vas a tomar el G.E.D. en esta ocasión?”
“Solo he estado en clase unas cuantas semanas. Pensé que esperaría hasta el próximo ciclo.”
“Eso no es hasta dentro de seis meses.”
“Tengo cadena perpetua, así que no hay prisa.  Recibo visitas, así que los fines de semana y días festivos en que no vengo a Educación caben bien en mi agenda.”
“Está por empezar una nueva clase en el salón de clases junto a este que está vacío.  El maestro necesita dos Asistentes de Maestro.  Las posiciones pagan dieciocho centavos la hora y aún tendrías los fines de semana y los días festivos. ¿Interesado?”
“Pensé que necesitaba mi G.E.D. para que me asignaran un trabajo.”
“Pasarás.”
Pensándolo un segundo, dije, “Lo intentaré.”
“Pondré tu nombre en la lista de entrevistas.”
“Gracias, Sr. Yaz.”
Mi equipo de mesa me llamó traicionero, pensando que los estaba abandonando.
“Puede ser que no me den el trabajo.”
“Lo obtendrás,” dijo Stone con desánimo.
“Si lo obtengo, estaré al otro lado.  Consigue un pase y te daré tutoría allí.”
Aún así, no estaban contentos conmigo.
Descansando en mi celda, yéndome a dormir temprano, mi puerta se abrió y apareció el Oficial González escoltando a un prisionero que traía consigo una televisión.  El convicto estaba en sus veintes, medía cinco punto siete u ocho pies, delgado, cabeza rasurada, usando un bigote caído tipo Pancho Villa.
Observándome, el prisionero le dijo entre dientes a González, “Quiero un compañero de mi propia raza.”
Sorprendido, estudiando el documento de cambio de celda, González pregunto, “¿Qué raza eres?”
“Raza”.
“Pero tu nombre es Sansón.”
“Raza.” Sansón repitió con firmeza.
“Uh, es tarde, tengo que ponerte en una celda antes del Conteo.  Quédate aquí y mañana lo vemos.”
Sansón se quedó como piedra, cara inexpresiva, parecía que no iba a contestar ni moverse. Nunca. Era admirable.
“Gonzo,” hablé, “¿Tenemos tu palabra de honor que mañana lo mudarás con un hispano?”
“La tienen.”
“Si no cumples, cada vez que te vea te llamaré un mentiroso.  Se va a poner feo, todo se tornará malo.”
“Tienes mi palabra.”
Sansón se mudo y empezó a conectar su televisión, pero yo caí dormido antes que terminara, y él siguió dormido cuando yo salí para el tiempo de Educación a la siguiente mañana para juntarme con Stone para el desayuno.

En el patio afuera de Educación, Joey Mac, apestando a solvente, se acercó a Stone Cold.
“¿Inhalando?” preguntó Stone.
Asintiendo, Joey Mac sacó una toallita de manos de su bolsa trasera, enterró su nariz en ella e inhaló.
“Simplemente el estar cerca de ti está haciendo que mi cabeza dé vueltas,” me quejé y alejé. “¿En dónde conseguiste esa cosa?”
“Conseguí un trabajo en lavandería.  Los químicos para lavar en seco le dan una patada a mi trasero,” contestó Joey Mac en una voz media atarantada.
“Tienes que irte antes que llegue el Oficial de Educación,” dijo Stone con severidad.
“Tengo algo de whiskey para Speck,” Joey Mac sacó una botella de ocho onzas de sus pantalones. “Lo quemé anoche.”
Arrebatando el frasco de las manos de Joey Mac, Stone le dijo que se fuera antes que los policías lo tronaran.
“Simplemente vacíalo,” le sugerí a Stone.
“Son diez dólares,” contestó Stone. “Tengo que entregarlo, pero Speck tiene que irse a casa.  Dile al Sr. Yaz que está enfermo.”
Speck apareció, acunó el frasco y se retiró a casa para enfermarse.

A media mañana, el Sr. Yaz me mandó para ser entrevistado.  Al entrar, escuché a la Sra. Lopez, la Sub-Directora, hablar sobre la última entrevista, “Sería bueno, pero no podemos contratar a uno recién llegado para esta posición. La clase no le tendrá respeto.”
“Yo soy recién llegado.”
“Veintidos años en custodia, dieciocho de esos en el Pabellón de la Muerte es un largo recién llegado,” contestó ella. “No creo que los estudiantes te aterrorizarán.”
“Esta es la Srta. Mills,” la Sra. Lopez presentó a una mujer como un rayo de sol y bonita.
“Ya contraté a un asistente para estar al cargo de los archivos de los estudiantes,” dijo la Sra. Mills, “pero necesito un tutor.”
“Yo puedo dar tutoría.”
“Sí, el Sr. Yaz dijo que serías bueno en eso.  Necesito saber si tienes algún problema dando tutoría a estudiantes que no son de la raza blanca.”
Encogiéndome de hombros. “Le daré tutoría a cualquiera que tenga deseos de aprender.”
Terminada la entrevista, me regresé a clase pero no sabía si había obtenido el trabajo.

El Oficial Cope, el Oficial de Educación, me permitió retirarme temprano, al cambio de turno, para que pudiera hablar con Gonzo sobre el cambio de celda de Sansón.  Pasando primeramente por mi celda para ver si Sansón había encontrado un lugar al que quisiera irse, noté que había desempacado totalmente, lavado la celda, y aún tejido y colocado un nuevo tendedero de ropa.  Aún seguía siendo una celda de prisión pero un salto espectacular en mejoría.

“Hola, Mike,” Sansón se dejó colgar para bajarse de la cama superior de la litera como un gimnasta. “Vi a dos de mis compañeros de raza en el salón de convivencia, Flaco y Chato.  Esos dos cabeza de chorlito me dijeron que viviste la mitad de tu vida en el Pabellón de la muerte, y que no encontraría mejor compañero de celda. ¿Te importa si me quedo?”

Chato y Flaco eran un par especial, dos de los mayores productores de vino en el patio.  Pero siempre habían tenido respeto hacia mí, y en cierta forma, me caían bien.
“Nada de alcohol en la casa,” le advertí.
“No tomo. Llámame Happy [Alegre].”
Happy y yo caminamos a la cena con Chato y Flaco, pero nuestra mesa solo tenía tres lugares vacíos, así que Happy dio un salto a la mesa siguiente.
“El papá de Happy es una leyenda en nuestro barrio,” me dio la pista Chato. “Los federales lo alcanzaron hace unos cuantos años atrás, y está cumpliendo todo el día en una celda de la cárcel de  máxima seguridad.”
“¿Sansón es mexicano? ¿Cómo es eso?”
“El papá de Happy es mitad portugués, mitad mexicano, pero su Mamá es totalmente raza.”
“Toda su familia está en la vida.  Cuando éramos niños, Happy tal vez tenía diez u once años de edad, sus tíos solían llenar su mochila con pistolas y droga y lo mandaban en el camión de la ciudad para hacer entregas.  Los policías no sospechan de un niño cargando una mochila y con una cara sonriente.”

Después de la cena, platiqué con Happy mientras que él construía repisas con cartón y goma que había conseguido de algún lugar y lo pegaba a la pared encima del lavamanos para poner nuestros rastrillos y cepillo de dientes.

“Te dieron el trabajo,” dijo el Sr. Yaz a la siguiente mañana. “Estarás al otro lado de ahora en adelante.”

Otro prisionero y  el Oficial Cope estaban en el pasillo.  “Hunter,” dijo el Oficial Cope, “tú y Tracey entrarán siempre en el salón de clases antes que entren los alumnos.  Siempre esperarán a que el salón esté libre de estudiantes antes que salgan, y después los dos saldrán juntos.  Ninguno de ustedes deberá, en ningún momento, estar a solas con la Srta. Mills.  Si uno de ustedes sale cuando no hay estudiantes presentes, el otro también saldrá al mismo tiempo. ¿Entendido?”

Asintiendo, entramos el salón de clases y la Srta. Mills dijo que los estudiantes estarían reportándose al siguiente día.  Tracey colocó su escritorio al lado del escritorio de la Srta. Mills y empezó a ordenar los archivos de los estudiantes, mientras platicaba con la Srta. Mills como si fueran viejos amigos.  Entretenido en ordenar las lecciones que se conformaban al plan de estudios, una tarea fácil ya que había estado repasándolos la semana anterior, pensé cuál sería el significado tras las palabras del Oficial Cope y coloqué mi escritorio y computadora tan lejos de la Srta. Mills como fuera posible.

Después de la comida, Tracey me enseñó cómo mantener los archivos de los estudiantes.  Parecía bastante fácil, especialmente ya que me había dicho que debido a problemas de presupuesto de California jamás pasaban por auditoría.

Saliendo de la escuela con Stone, corrimos unas cuantas vueltas en el patio antes de dirigirnos a casa. “Ese es mi nuevo compañero de celda,” apunté hacia Happy, uno de los pocos no-negros en la cancha de basquetbol. Seis pulgadas más chaparro que los demás, era una bestia.  Anotando puntajes de tres desde el extremo lejano hasta que finalmente venían a hacerle guardia, pasaba volando y la colocaba en el aro.

“Él no es blanco,” objetó Stone.
“Parcialmente, pero mayormente Mexicano. Estructura norteña.”
“Ten cuidado,” advirtió Stone Cold.

En la mañana antes de clase, la Srta. Mills me habló. “Dos de nuestros estudiantes tienen puntajes excepcionalmente altos.  Quiero que tú pases una hora al día con ellos.”
Estudiando sus registros de estudiantiles, dije lentamente, “Uno es Mexicano, y el otro es blanco.”
“Pensé que ese no era un problema para ti,” dijo dulcemente.
“No es problema para mí, pero tal vez para ellos sí.  ¿Trabajarán juntos?”
“Yo hablaré con ellos,” dijo confiadamente la Srta. Mills. “Me imagino que esto es totalmente diferente para ti que el Pabellón de la Muerte. ¿Todo está bien contigo?”

Después de vivir en los calabozos de más de cien años de San Quintín, escoltado con cadenas por dos guardias a todos lados, aventurar a un escritorio y computadora para trabajar con la Sra. Mills era totalmente una existencia diferente.  Pero la vida realmente no es tan mala en el Pabellón de la Muerte, siempre y cuando uno pueda aceptar que de vez en cuando van a asesinar a uno de tus amigos y posiblemente a ti también. Pero yo sabía que no podía explicar nada de eso a la Srta. Mills, no que fuera poco inteligente, sino simplemente porque estaba más allá del universo en el que ella vivía.

“Gracias. Estoy bien,” contesté.

Cuando la clase llegó y empezó con sus tareas, la Srta. Mills llamó a Lopez y a Adams a su escritorio.  Simplemente sonrió y les dijo que tenían una oportunidad especial y los mandó conmigo.  Me di cuenta que la Srta. Mills usaba la amabilidad como un arma, fijaba su vista en alguien, hablaba con ellos como si lo que estuviera pidiendo fuera tan natural como la salida del sol en el Este.  Eventualmente, el gangster más duro se desmoronaba y doblaba a su voluntad.  Empecé a trabajar con Lopez y Adams.  Encontraron que las cosas que tenían en común: la música,  los deportes, tatuajes, eran aún más importantes que la diferencia de sus razas.  Eran inteligentes y  darles tutoría era fácil.

Tracey empezó a quedarse atrás cuando era hora de descanso o lonche.
“Se supone que debemos irnos,” le decía.
“No, está bien,” él contestaba y se quedaba.
“¿Dónde está Tracey?, me preguntaba el Oficial Cope.
“Ya sabe dónde está,” le contestaba sin pararme y me iba a platicar con Stone.

Después del trabajo estaba metiéndome a la regadera cuando un pleito de tres por tres, tres blancos y tres Mexicanos, se desató en el salón de convivencia, una disputa sobre quién seguía de usar el teléfono.  Los seis fueron enviados al hoyo.

Habiéndose ido los tres hombres blancos, no había ningún blanco en las celdas a unas puertas de la mía.  Cuando salí para la cena, nadie me habló, nadie me veía a los ojos.  Ahora cauteloso, mantuve mi cabeza girando, en busca de problemas.

“¿Qué pasa?,” preguntó Happy.
“¿Qué piensas que pasa?” balbuceé.
Reaccionando a la tensión, Happy inmediatamente le llamó a Flaco y Chato y les dijo que se quedaran conmigo.  Caminando a cada celda a nuestro alrededor, les dijo a los prisioneros que si algo me pasaba, él les metería acero.
“A todos les cae bien Death Row Mike,” reportó Happy, “simplemente pensaban que tal vez estabas molesto porque mandaron a los de tu raza al hoyo.”
“No son de mi raza, montón de perdedores peleándose por un maldito teléfono. ¿Y qué creen? No hay teléfonos en el hoyo.”

En los siguientes uno o dos días, todos en las celdas a nuestro alrededor llegaban para platicar.  No se hablaba ninguna cosa substancial, simplemente, estoy bien – tú estás bien.  La tensión se disipó.

Tracey me esperó en frente de Educación una mañana, parecía como si fuera a llorar.  La Cuadrilla de Seguridad lo había patinado a una entrevista; estaba bajo investigación por pasarse de familiaridad con el equipo y se le había quitado el puesto de Asistente de Maestra.

“Tonto,” Stone dio su opinión.
Fui a ver al Oficial Cope. “¿Debo entrar solo a clase?”
“Por esta vez, adelante,” contestó, “pero mantenlo profesional.”
Asentí, esperando que no se diera cuenta de las galletas de chispas de chocolate que aparecían por magia en mi escritorio de vez en cuando.
“Necesitamos un nuevo asistente,” dijo la Srta. Mills alegremente.  Parecía totalmente no afectada por la despedida de Tracey.
“¿Qué piensa de Lopez? Él está llevando a cabo excelente trabajo.
“No tiene su G.E.D.”
“De acuerdo a mi registro de prisión, yo tampoco lo tengo, pero ambos lo tendremos pronto.  Mire, Srta. Mills, sé que usted no piensa en esta forma, pero nuestra clase tiene diecinueve estudiantes Hispanos y a ellos les encantaría tener un asistente con el que se sintieran en confianza si llegaran a tener un problema.”
“Pueden hablar conmigo.”
“Sí, y en realidad la estiman. Pero si yo fuera usted, contrataría a Lopez.”

Un poco de tiempo después, la Srta. Mills llamó a Lopez a su escritorio, le ofreció el trabajo y él aceptó.
“¿Estarás cambiándote al escritorio de Tracey?, me preguntó Lopez.
“No, es todo tuyo.  Yo me quedo aquí.”
“No quiero que me vayan a investigar como a Tracey.”
“No te quedes solo en el salón de clases con la Srta. Mills, y estarás bien.”
Después de repasar los archivos estudiantiles con Lopez, me fui a comer.
“No sé si es verdad,” dijo en forma seria Stone Cold, “pero anda el rumor que Speck está muerto.”
“¿Qué?”
“Escuché que se tomó una mano llena de pastillas anoche, una sobredosis, y murió.  No se presentó a la escuela hoy.”
“Busquemos a un asistente de programa; ellos deberán saber qué pasó.”
“Se supone que los policías no deben saber esto aún. Me imagino que simplemente está acostado en su cama bajo las cobijas.”

Sentado en una banca, comiéndome el lonche, delincuentes llegaban para decirnos acerca de Speck.  No sabían si era verdad.  El código del convicto es, si no escuchas un rumor para el mediodía, empieza uno.

Terminando de comer, corrimos vueltas bajo el sol brillante, siendo aproximadamente un cuarto de milla para dar la vuelta, y toma como cinco minutos.  Happy estaba en la cancha de basquetbol como siempre, simplemente cansando a la gente.

“Cuida a tu compañero de celda,” advirtió Stone.
“¿Por qué? Ha sido un gran compañero, limpio, respetuoso, me cuida la espalda.”
“Los vatos locos lo idolatran, tiene que tener algún plan.”
“Estás soñando.  Ya no estamos en Salinas, este lugar es Pleasant Valley de trasero débil.  Todo está bien.”

Alarma.  Todos al piso.  Los guardias entraron a la unidad habitacional de Speck.  Pasó una media hora y no dieron la orden de levantarnos.  Eventualmente, sin preámbulos, se nos ordenó levantarnos e irnos a casa.

Se nos dio de cenar en la celda, y después los prisioneros que formaban parte del Consejo Varonil de Asesores golpearon las puertas de las celdas para darnos a conocer que Speck había tomado más de setenta pastillas y había muerto.  Speck había dejado una nota suicida, entre otras cosas escribió a quien le había comprado las pastillas y cuánto había pagado por ellas.

Se nos mantuvo encerrados en las celdas durante unos cuantos días para llevar a cabo la investigación, y más que unos cuantos vendedores de pastillas fueron mandados al hoyo.  El equipo médico empezó a machacar las pastillas y hacerlas flotar en agua para evitar que se escondieran en las palmas de las manos o en las mejillas.
Hubo un gran número de criminales enojados cuando fue suspendido el mercado de medicamentos anti-psicóticos y para el dolor.

“Con esas cosas ya no disponibles, los precios de drogas provenientes de la calle van a estar hasta el cielo de caras,” murmuró Happy, pero realmente no entendí a qué se refería.

Un sábado por la mañana, estaba alistándome para mi visita con Rene, cuando Happy dijo de modo informal, “Flaco y Chato tienen visitas también.  No permitas que mis amigos de raza te molesten a ti y a tu chica.  Diles que yo dije que mantengan su distancia de ustedes.”
“Claro.”
Esperando me revisaran antes de mi visita, pasé el mensaje de Happy y esperaba que ellos se rieran.   Pero solo asintieron en una forma seria. 
Cuando puedo ver, tocar, respirar a Rene, es como si una burbuja nos envuelve.  Realmente no me doy cuenta de ninguna cosa que pasa a nuestro alrededor.
Saliendo de mi visita a las tres y poniendo pie en el patio, Stone Cold me preguntó acerca de Flaco y Chato que fueron escoltados por la Cuadrilla de Seguridad del cuarto de visitas al hoyo.

“No lo noté,” confesé.
“Los Asistentes de Programa me dijeron que se dirigen a registro de contrabando, me imagino que los policías piensan que están llenos de globos de drogas.”
“Le iré a decir a Happy.”
“La cuadrilla se llevó a Happy también.”

Cuando regresé, mi celda estaba de nuevo media vacía.  Desplomándome en mi litera, esperé para lo que vendría en seguida.

-EL FIN-

Michael Wayne Hunter C83600
Pleasant Valley State Prison
P.O. Box 8500, A-5-206
Coalinga, CA 93210



© Copyright 2011 por Michael Wayne Hunter y Thomas Bartlett Whitaker.
Todos los derechos reservados

Wednesday, September 7, 2011

La Esquina del 149 – Un Diario desde el Pabellón de la Muerte – Artículo # 6

Escrito por Arnold Prieto Jr. #999149

“Mis A´s y B´s [10s y 9s] Ganados con Grandes Esfuerzos”
¡Los primeros siete cursos de mi programa escolar a distancia ya están calificados y completos! ¡Ya no soy un “pescado”!  Para aquellos que han olvidado, un “pescado” es lo que otros estudiantes de la preparatoria llaman a los estudiantes de primer año de preparatoria.  Otros que asistieron a la preparatoria en el mundo me han contado historias de novatadas y burlas pesadas.  Nunca experimenté tal problema, hasta que un cierto vecino sabelotodo me educó en el amplio mundo de vida bajo el mar.  Empezó en forma sencilla, interrumpiendo mis pláticas con mis otros vecinos: “Hey, pescado, ¿Cómo va tu trabajo de escuela?” Suspiré y regresé a hacer mi trabajo.  Eso rápidamente lo aburrió (él se aburre fácilmente) y se volvió más complicado y sutil.  Poco tiempo después, la mención de branquias y aletas y vertebrados de sangre fría y sin extremidades se estaba colando en las conversaciones.  En ocasiones ni siquiera me estaba hablando a mí: él y un tipo arriba estaban hablando del poder de las etiquetas y el tipo estuvo en desacuerdo, diciendo que una cosa era una cosa, sin importar lo que uno lo llamara.  Thomas le explicó que él antes era un manager de restaurant, y dio un ejemplo.  Dice que hace años, uno no podía venderle a un cliente “Merluza Negra” de ninguna forma.  Solo después de que le cambiaron el nombre a “Róbalo Chileno” fue cuando esa cosa casi estuvo el peligro de extinción.  Yo no capté la indirecta, hasta que sus ojos giraron hacia mi celda y su fastidiosa media sonrisa de satisfacción flotó hacia arriba durante un segundo.  Tonto.  Y bueno, ya no puede hacer más bromas de ese tipo ya que he logrado 6 A´s [10] y 2 B´s [9] al término de mi primer AÑO.

Fue y es un sentimiento agradable poder pasar tiempo estudiando de nuevo.  La única diferencia, claro, es que estoy teniendo que llevarlo a cabo sin un maestro y teniendo la oportunidad de trabajar a mi paso en esta ocasión.  Es por eso que, en algunos días,  paso 9 a 12 horas sin parar en cada materia, cuidadosamente leyendo cada lección.  Los cursos pasaron mucho más rápido de lo que esperaba, y más rápido que lo que había sido planeado, pero cuando uno vive en una caja, uno encuentra amplio tiempo para dedicar a esto. ¡Y santa cachucha, si hubo que leer mucho! Después de que terminé de leer una lección, sigue una tarea que se encuentra dentro del libro de texto, el cual contesté y  yo mismo califiqué.  A continuación paso al cuaderno de tareas, el cual contesto en una hoja diseñada para esto y la mando por correo para ser calificada al final del curso.  Normalmente hay alrededor de 150 contestaciones en total en el examen para finalizar el curso.

El Dr. David H. Henke fue el autor de mi curso de Ciencias de la Tierra y el Espacio.  Probablemente éste fue mi material preferida.  El Dr. Henke dividió cada lección en forma perfecta e hizo que el aprendizaje de ciencias fuera divertido.  Hubo cinco lecciones largas, incluyendo algo de trabajo de laboratorio, del cual estuve exento por el hecho de que si llegara a poner mis manos sobre un equipo de laboratorio, probablemente me dispararían.  Pero tengo buena imaginación, y las explicaciones del Dr. Henke permitieron que yo pudiera ver en mi cabeza de lo que él hablaba.  Aprendí mucho con este curso, pero lo que más me impactó fue esto: ¿por qué no se usa más energía geotérmica como una fuente natural renovable en este país?  Me imagino que el asunto es más complicado de lo que puede entender este cerebro que apenas empieza a brotar, pero parece tonto no aprovechar el poder que existe a nuestro alrededor.

Tanto los cursos de Geografía Cultural Mundial como el de Historia Mundial fueron escritos por Miss Caroline Y. Grant.  El Curso de Historia Mundial se compuso de 8 lecciones, y la clase de Geografía de 7.  La Srta. Grant hizo buen trabajo en la explicación de sus clases.  Ambos cursos fueron un buen reto intelectual para mí.

El curso de introducción a computadoras fue escrito por Ms. Brenda Remus.  Fue un curso divertido, aunque no tengo acceso a computadoras.  Aprendí mucho en cuanto a los diferentes tipos de hardware y software que se usa en el mundo exterior, al igual de la forma en que funcionan las hojas de cálculo y las bases de datos.  Este curso tuvo 7 lecciones.

El curso de Estrategias para Manejar Situaciones de Vida fue escrito por  la Dra. Lina Liken-Paske.  Este curso fue compuesto de 13 lecciones y fue muy informativo, aún cuando no fue exactamente escrito para prisioneros.  Las “lecciones de vida” que uno aprende en este lugar probablemente asustarían a la buena Dra. Liken-Paske.

Matemáticas del Consumidor, escrito por el Sr. León Kiston, fue otro curso divertido con 10 lecciones fáciles de seguir.  Este curso en particular fue construido para el mundo de hoy en día.  En otras palabras, las lecciones tenían que ver con las funciones diarias como porcentajes, salarios, seguros, préstamos de vivienda, etc.  Es conocimiento que no podré usar en un futuro cercano, pero aún así es bueno saber y divertido de aprender.

Dejé para el último el curso de Inglés 1 porque realmente no tenía deseo de tocarlo ni con un palo de 10 pies de largo.  Esta lección fue escrita por Patrick McCann, y consistió de 6 lecciones y una tarea escrita.  También tuve que leer y escribir una composición de 500 palabras. (¡Gracias, Dina, por comprarme el libro!) Siempre me disgustaron las clases de inglés cuando era niño.  Bueno, el Sr. McCann hizo que el viaje fuera muy emocionante.  Un curso  que -  yo de seguro pensaba que no pasaría y  uno que deseaba no tener que tomar - ¡resultó siendo super divertido!  Como pueden ver, saqué una A [10] en este curso.  En verdad, me siento bastante orgulloso de mí mismo, porque valió la pena mi trabajo duro y estudio.

Los autores de mis cursos  son  educadores reales, lo cual me deja con un sentido de gran logro.  No solo esto, pero un verdadero sentimiento de madurez intelectual.  Pienso que otros también han notado esto, y pienso lo diferente que sería este lugar si todos estuvieran pasando más tiempo con sus caras plantadas en un libro.  Sé que soy un hombre de 38 años de edad, pero ahora siento que nunca es demasiado tarde para educarse a uno mismo y mejorar.

También he recibido mis próximos siete cursos, los cuales incluyen: Psicología I, Sociología, Geometría, Inglés II, Ecología, Historia Americana y Apreciación al Arte, Historia y Critica. Así que ¡Deséenme suerte!

En conclusión, quiero dedicar mi promedio de 3.8 a unas cuantas personas que me hay ayudado a pagar  estas clases, especialmente a Mónica, que vive en Suecia.  Ni siquiera sé quién eres, pero los cuarenta dólares que me mandaste pagaron un mes completo de mi matrícula, y ¡realmente agradezco la ayuda!  Espero que aceptes este pequeño PRESENTE.

Arnold Prieto Jr.

“No corro hacia las puestas del sol, busco el amanecer de un nuevo día.”

-Yo



© Copyright 2011 por Arnold Prieto Jr. y Thomas Bartlett Whitaker.
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Thursday, September 1, 2011

Ah, Qué Caray


Recientemente se me informó que últimamente la calidad y carácter de mis escritos se habían vuelto tediosos.   Sin lugar a dudas, este adjetivo odioso fue “sandiwichado” entre dos un poco más positivos, aunque este hecho hizo que la experiencia completa fuera aún peor, como si a uno le dijeran que nos gusta tenerte aquí, Thomas, solo que realmente no creemos que te integres bien.  Sin embargo, te deseo lo mejor de la suerte, y por favor asegúrate de tener tu escritorio limpio y vacío para las 5 de la tarde, ¿o.k.?  En todo el amplio mundo de descriptores, escritores – aún escritorzuelos monótonos como yo – no le temen a ninguna etiqueta tanto como la temida letra A escarlata: aburrida.  Vístanla en vestimenta formal si eso desean; usen la palabra “insípida”, o “rancio” o aún “pesado”, y no cambia el hecho de que ahora son el Alcalde de Opacavilla, y la población está por ser compuesta de un muy solitario tú.  Disfruten la Plazuela Rutinaria y el Parque Central de Blah-di-blah, y por favor, no nos molestes más, gracias.

¡Ay de mí! Que tal desenlace pudiera acaecerme.  ¡Si solo pudiera vestir mis palabras en una completa diversidad y las pudiera hacer bailar un tonto contoneado para ustedes!  Sencillamente, escribir no tiene la misma importancia como la tuvo alguna vez, y cualquier ego que me queda es menos invertido en el proceso.  Tal vez he envejecido y tengo menos entusiasmo entre más me doy cuenta que las palabras son simplemente viento, y estoy menos enamorado de ellas  en que alguna vez estuve.  Cualquiera sea la razón, mis musas se han convertido en prostitutas y me han dejado por clientes que pagan mejor.  Cuando me tomo el tiempo para escribir, estoy teniendo que arrastrar mi cerebro para ir de viaje, y es difícil que pueda imaginarme un niño de corteza cerebral más triste, más desadaptado. ¿Ya llegamos a ese lugar? Ciertamente.

Afortunadamente, tengo buenos amigos, y en este contexto quiero que bueno sea igual a “clamoroso, insistente, y latoso”, y si existe una tautología [redundancia] triple, aquí era donde era su intención aparecer.  Me seducen con zanahorias y en rara ocasión usan el recurso del palo, lo cual es más de lo que merezco.  Ellos son más de lo que me merezco.  Tiempo atrás, en los comienzos del 2010, una de estas amigas intentó motivarme a presentar algo al Concurso PEN, American Prison Writing (Escritos de Prisión Americana) anual.  Esta es la competencia mayor de este tipo en el mundo, el cual recibe miles de presentaciones de escritos por año.  En general, apenas intenté jalar las cobijas sobre mi cabeza para volver a dormir, pero ella amablemente me dio un codazo durante un rato y después hizo vertir una cubeta de agua helada sobre mi cabeza.  Hago de menos mis habilidades, y todo este asunto parecía ser una pérdida de tiempo, pero eventualmente escribí algo en un intento de quitármela de encima.  Me imaginé que cuando PEN me dijera que por favor regresara a cualquier cuchitril interior del que me había escurrido, ella agarraría la indirecta y ya no existirían más pláticas sobre concursos.

Me encontré sin suerte.  GANÉ y ahora su sonrisa de satisfacción puede verse desde el ISS.  Ya poniendo toda broma a un lado, te amo Dina, y agradezco que hayas usado la picana de ganado en mi persona. Yo no sé que ves tú o el resto de mis amigos en mi persona, pero en verdad que lo aprecio, aún si soy un gran gruñón, demasiado grande para hacértelo saber.  La próxima vez, todos ustedes deben escoger a alguien para apoyar que no sea un gnomo gruñón.

El concurso se divide en cinco categorías.  Yo participé en dos: en el campo de composición y en el de poesía.  Antes que levanten su ceja a la cosa de poesía, déjenme decir esto: Siendo que doy poco valor a mis narrativas y diatribas, menos aún doy valor a mi poesía, lo cual probablemente sea la razón por la que solo las escribo cuando alguien está apuntando a mi cabeza con una pistola.  Simplemente, la poesía…¿cómo lo puedo explicar? Me fastidia completamente, conjurando imágenes de figuras anémicas, elegantemente pálidas, vestidas completamente en negro y con boinas deportivas, quienes se sientan durante horas y horas en cafés en Montmartre, criticando el lúgubre destino del Poéte Maudit o la presente  falta de enfoque en la Lingüística Saussureana en la academia.  ¡Ooh la lah! Cierra tu boca y cómete tu beignet  [fritanga dulce], Baudelaire, ¿por qué no lo haces? ¿Yo, escribir poesía?, clamé, “¡Nunca!” tomando una pose heroica…y después, claro, lo HICE.  No esperen ver más de ésto en el futuro cercano. Ni jamás, si depende de mí.

En realidad, la presentación para la categoría de composición (la cual pueden ver más abajo) es una revisión de una serie de artículos de mi página web, limpiada y peinada.  Fue un cuanto más larga de lo que le gustaría a PEN, pero fueron lo suficientemente amables en no hacerme recortarlo más de lo que ya estaba.  En realidad me sentí honrado al ganar, y más allá de mis niveles típicos de auto minimizarme, me sentí bastante satisfecho conmigo mismo.  Ha pasado bastante tiempo desde que tuve algo de lo cual podía sentirme orgulloso, así que fue un sentimiento  agradable.  Nunca teman, no me tomará mucho tiempo para volver a hacer metamorfosis de nuevo al cascarrabias que todos conocemos.  Bah disparates, etc. y etc.

Y bueno, el primer lugar tenía un premio de doscientos dólares, lo cual fue bastante bueno. Ya me estaba gastando el dinero en forma mental, con visiones predominantes de grandes bolsas repletas de la tienda de prisión y un nuevo par de zapatos tenis.  Entonces, el latoso mosquito de la variedad ética empezó a hacer un zumbido alrededor de mi oído, y ninguna cantidad de intento de espantar o de echarle maldiciones conseguía que me dejara en paz.  Es verdad que acepto donaciones en este sitio para poder tomar mis clases e intentar pagar las investigaciones que no cubre el estado.  No recibo mucho, y lo que recibo me desagrada recibir (aún cuando sé que lo necesito).  Pero en cierta forma me he entumecido hacia ese sentimiento constante de ser una cucaracha.  Tenemos estas leyes que evitan que a un convicto se le pague por artículos escritos o películas con relación a su crimen, las cuales frecuentemente son referidas como leyes de “Son of Sam” [“Hijo de Sam”].  Antes de empezar este sitio web en el 2007, estudié estas leyes para no entrar en conflicto con ninguna de ellas.  Las donaciones son legales, básicamente mientras que vender los derechos de mi historia a una cadena televisiva no lo es.  Ya que la composición escrita es acerca de mi encarcelamiento y no acerca de mi crimen, no existe nada ilegal en cuanto a aceptar este premio.  Lo más que pensaba sobre ello, sin embargo, lo más que empecé a sentir como que estaba pisando una área bastante gris en cuanto al espíritu de la ley, por lo tanto terminé pidiéndole a mi papá que cambiara el cheque y mandara los doscientos dólares a Doctores Sin Fronteras.  Así lo hizo, y tan pronto me manden algo para confirmar esto, para ponerlo más abajo para aquellos de ustedes que piensan que todo lo que digo es mentira.

Y siguiendo.  El agradecimiento es merecido para los pocos de ustedes que intentan mantenerme caminando hacia delante e intentando cosas nuevas.  Si aún puedo ser considerado como algo relativamente humano después de pasar 1/5 de mi vida en la cárcel (y más de 1/6 de mi vida en confinamiento solitario), es todo gracias a ustedes.  Gracias.  Merecen mejor que esto, pero gracias.

A los demás de ustedes, los típicos pasajes tediosos de MB6 regresarán la próxima semana.  Hasta entonces, tendrán que conseguir su dosis de tedio en algún otro lugar.

Para leer la presentación de 1er Lugar en la categoría de Composición del Concurso PEN 2011 de Escritos de la Prisión, hagan click AQUÍ.



© Copyright 2011 por Thomas Bartlett Whitaker.
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