Wednesday, April 16, 2008

¿Hay Un Doctor En Casa? – Parte II

Abril 16, 2008

Las paredes de la prisión cuentan una historia. En efecto, es rara la superficie que no revela las marcas raspadas, pintadas, dibujadas o quemadas (!) de hombres que estuvieron antes que yo. Me he dado cuenta que, en cierta forma, disfruto leer estos mensajes del pasado, llenos de colorido. Las puertas de metal en los tanques de detención del Hospital John Sealy en Galveston tienen un parecido a una excavación arqueológica. En la superficie, tienes actividad reciente: mensajes raspados en la pintura café, que fechan desde la última vez que se tomaron el trabajo de volver a pintar, lo cual, aparentemente, fue poco antes de Marzo de 1997. Alguien con el nombre de “Sr. T-Boy” opina que Tyler es “La Ciudad sin Piedad.” No estoy seguro de qué tan exacto sea ese comentario, pero lo encontré gracioso. Bajo la capa superficial, o estrato, para continuar con mi mala metáfora, débilmente se pueden ver los mensajes que fueron escritos antes de que pintaran, aunque, en ocasiones, tienes que descifrarlos a tientas. Tuve bastante tiempo para mirar fijamente a esta puerta en particular, y reflexionaba sobre cuál sería la marca que yo debería dejar. Al final, en vez de tratar de proclamar que yo era la más buena onda o el más bravucón (o cualquier otro término se usa hoy en día), les dejé la fórmula empírica de un ser humano, como si fuera desglosado en átomos:

(H15750 N310 O6500 C2250 Ca63 P48 K15 S15 Na10 C16 Mg3 Fe1)

Pensé que eso agregaría un poco de color a la obra, y establecería que, aunque tal vez no tenga “Esos Puños de Dolor” como D-Loc, o sea “El Fama de Tres Caras” como Ochoa-06, por lo menos podía afirmar ser el nerd mayor en el Departamento Correccional de Texas. Urra para mí.

Obviamente, por fin le hicieron caso al problema de mi brazo, como testifica en forma clara la foto en mi escrito previo. También mi amiga Erin (quién me cuida demasiado bien) me dijo que “me veía un poco delgado”, lo cual es cierto. Perdí 34 libras desde que tuve mi lesión en Octubre, lo cual no sería tan malo bajo circunstancias diferentes, pero prácticamente, este peso era todo de masa muscular. Aparentemente, mi barriga no recibió el memo que le decía que estábamos bajando de medidas. He estado hablando con ella, tratando de que razone, pero piensa que mis amenazas de hacer sentadillas, a todo lo que da, no tienen fundamento. Demonios, probablemente tenga razón. Por ahora.

Durante una de nuestras últimas visitas, mi papá escuchó pacientemente mientras me quejaba de sentirme como un hombre viejo y acabado. “Bueno”, dijo, “Por lo menos puedes presumir que tus músculos habían crecido tanto que pudiste tronar el titanio simplemente al flexionar.” Suspiro. Todos son comediantes. Ahora he estado en John Sealy cuatro veces. La última vez que escribí acerca de este asunto, mencioné que el Dr. Zond (previamente me referí a él como el Dr. Z, y sí, mis habilidades de ponerles un alias es verdaderamente como en la CIA) había venido a mi celda, en respuesta al alboroto que estaba haciendo. Ordenó que se tomaran radiografías, aunque le sacó la vuelta a la corrupción que existe aquí en Polunsky, pidiendo que fueran tomadas en la unidad del hospital regional en Galveston. Ya tarde, en la noche del miércoles, 20 de Febrero, se me informó que necesitaba empacar mis cosas, porque saldría en “cadena médica” a la siguiente mañana. Metí mis pertenencias en los sacos rojos para cebolla, e intenté dormir. A la siguiente mañana, a las 4:30 a.m., fui despertado cuando un guardia empezó a golpear mi puerta con su garrote y me encadenó. Al ir llegando al Control-12, me dijeron que esperara. Rodaron una rara silla gris y la enchufaron a la pared. Resulta que esta silla, la cual llaman silla B.O.S.S., es un detector de metales de cuerpo completo. No olviden que cuando me senté en la silla, estaba usando diez libras de esposas y cadenas, las cuales están fabricadas con metal. La silla, lógico, se volvió loca, aunque los guardias parecían más interesados en su debate en cuanto a cebos para la pesca, que en la posibilidad de que yo pudiera tener algún cortador para cerrojo de tamaño industrial bajo mi camisa. Parecería que la silla es todavía otra pieza de equipo, destinada para el Pabellón, que no tiene utilidad. (Como muestra de una aún mayor flagrante ineptitud de uso del dinero de los que pagan impuestos, vean la máquina masiva de rayos x cuando entren el edificio del Pabellón de los Condenados a Muerte. Este es uno de esos dispositivos con la pantalla computarizada como la que se usa en los aeropuertos. Nunca se usa; Nunca se ha usado desde que lo instalaron el año pasado. No tengo ni idea del costo de un sistema como esos, pero sí escuché a algunos guardias quejándose que hubieran podido comprar seis camiones perimetrales con lo que costó, así que me imagino que 100 mil dólares o más. Ustedes pagaron por eso, ciudadanos de Texas. ¿No están orgullosos? Después de sentarme en la silla detectora, se me condujo hacia afuera a una van que esperaba. En las semanas siguientes, viajaría en diferentes tipos de van y camiones. Este transporte llevaba a varios prisioneros de unidades en el área. Me sorprendí un poco de que se me permitiera viajar con ellos, ya que uno de los argumentos que cada fiscal efectúa en cada juicio capital es que los prisioneros dignos de estar en el Pabellón son tan peligrosos, que no pueden convivir con los prisioneros de la población general. Aparentemente, está es aún otra área en donde la retórica y la realidad parten camino. La conversación dentro de la van fue interesante. Uno de los Mexicanos había vivido en Monterrey, así que comparamos notas, y discutimos sobre cuál era la mejor comida anti-cruda, tacos de chorro, o caldo de res. Fue agradable escuchar algunas noticias provenientes de personas que no estaban preocupados de que serían asesinados por el Estado. La libertad condicional, como siempre, estaba siendo mezquina. Creo que están orgullosos de que ahora es oficial de que Texas ha sobrepasado a California como el sistema de prisiones del estado mayor en la nación. (Colocando esto en perspectiva para que mejor entiendan, hay 2.5 veces más prisioneros en Texas que en todo el país de Inglaterra. Y para ponerlo aún más en perspectiva: Estados Unidos tiene el 5% de la población mundial, y 25% de los prisioneros mundiales.) Me pregunto, ¿cuántos billones de dólares más planea gastar este estado antes que se den cuenta que esta farsa está llegando a su fin?

La selección musical escogida por los dos oficiales de transporte, armados con pistola y rifle, era verdaderamente atroz. Nunca he sido un admirador de música country o western, pero aparentemente existe un nivel más profundo de infierno en este género: country “clásico”. Algún tonto se quejó durante una eternidad de cómo, amar a dos mujeres, era parecido a un grillete con bola, e iba empeorando. Pasamos por el centro por la autopista 45, aunque me mantuve pasivo. Anteriormente me encantaba ir al centro. Toda la energía, el movimiento, la vida, tan opuesto a lo que sentía por dentro. Pienso que los rascacielos, más que cualquier otro aspecto de la vida moderna, gritan a los cielos como un testamento del ego del hombre. Insisten, absolutamente, que los volteemos a ver. Me imagino que fue más fácil ignorar a Dios cuando tuve estas torres para apoyarme en ellas. Cualquiera que sea la razón, apenas si volteé a ver los edificios. Ya no eran parte de mí.

Y siguiendo, John Sealy es un hospital bastante interesante. Primeramente, es un hospital-escuela, así que todos los procedimientos se llevan a cabo por médicos jóvenes. En preparación para ello, traté de armarme con algunos chistes de Doogie Howser, pero en su generalidad, a propósito he purgado los 80´s de mi mente, así que Doogie y Vainilla Ice tendrán que permanecer en el olvido. (Y seamos honestos, es lo mejor para todos, de cualquier forma. ¿Gustan? ¿ pantalónes de paracaídas?) La sección del hospital que ha sido apartada para el Departamento Correccional de Texas, tiene semejanza a lo que se vería un hospital diseñado por Orwell. Los pisos tienen un área con pasillo central para los guardias, y las diferentes alas están separadas por canceles electrificados. A mí se me llevó a las celdas de espera de alta seguridad en el cuarto piso, ala C. Las celdas de espera, no importando cual sea la institución, están universalmente asquerosas. John Sealy se ha ingeniado la forma de minimizar el uso de personal de limpieza: Mantienen las luces de la celda apagada, para que uno esté en la oscuridad todo el tiempo de tu estancia. Es más difícil meditar en cuanto a las paredes y pisos empapados en orina y sangre cuando solo se pueden oler. Me pongo a pensar sobre cuando terminas necesitando ser hospitalizado simplemente porque estuviste en un hospital. Pero bueno. Básicamente, traté de no tocar nada. Llegamos al hospital alrededor de las 7:00 a.m. y me quedé en la celda de espera hasta cerca de las 2:00 p.m., cuando me llevaron a la clínica de Ortopedia, y me tomaron la radiografía. El doctor que vio las radiografías parecía como si apenas se había acostumbrado a manejar la etapa de la pubertad. (Puede que esté exagerando un poco). La radiografía confirmó que el hueso estaba, en efecto, fracturado, al igual que la varilla de titanio, aunque nadie me podía dar explicación de cómo sucedió esto. Un doctor sugirió que la varilla pudo haber estado defectuosa desde un comienzo. Sin embargo, no existía ningún misterio cuando llegó a opinarse que el Dr. P, el médico de la unidad que por meses afirmó que simplemente tenía un “toque de artritis”, había diagnosticado equivocadamente lo extenso del problema. (Desde entonces he recabado mi historial médico completo de la prisión, y resulta que no era un diagnóstico erróneo, sino un patente intento de no llevar a cabo la cirugía. Hubo una parte de mí que quería demandar a este tonto, pero decidí que ya había demasiadas demandas legales simplemente volando en estos días. Además, es tan difícil descansar en el perdón y gracia si no estoy dispuesto a extenderlo a otros. Aún a los médicos charlatanes negligentes como el Dr. P.

Los doctores me dieron a escoger: dejar el brazo cómo estaba, o hacer cirugía. Los riesgos incluían daño a los nervios, pérdida del brazo, o muerte. Tenía que tomar la decisión en el momento, aunque era una decisión fácil, ya que, de todos modos, estaba casi listo para cortarme el brazo yo mismo. La mayoría de las personas escogerían la posibilidad de no tener dolor sobre la seguridad de tenerlo. Se me regresó a mi celda de espera después de firmar algunos documentos. Todos los prisioneros esperamos hasta las 6:00 p.m. para tomar el camión de regreso a nuestras unidades. En este momento, lo único que sabía era que el Dr. P. sabía sobre la varilla quebrada y me mintió (o.k. ya lo sospechaba desde antes, pero ahora lo sabía con seguridad). También sabía que, en algún momento de las próximas semanas, se me llamaría para ser operado, provisto que los “profesionales de la medicina” aquí en Polunsky no vetaran la decisión.

No tendría una larga espera. El 29 de Febrero, nuevamente hice el paseo a Galveston. La selección musical estuvo un poco mejor esta vez. REM cantaba acerca de Andy Kaufman y las paraderos de las trocas, en vez de las de St. Peter, mientras pasábamos por el centro, lo cual parecía apropiado. Fue divertido ver todos los modelos nuevos de carros que han sacado, y consideré hacerles caras a las personas que se me quedaban viendo, pero no creía que apreciarían mi sentido del humor, así que me detuve. Al cruzar la carretera elevada hacia la Isla de Galveston, Neil Young (uno de mis cantantes favoritos) cantaba acerca de la aguja, y el daño que causó. Las últimas letras que escuché antes que apagaran la radio fueron “Me fui hacia la ciudad y perdí mi banda. Observé la aguja encargarse de otro hombre. Se fue, se fue, el daño está hecho.” Esta canción parecía aún más apropiada que la canción de REM. Sí, era casi perfecta.

En esta ocasión, no me pondrían en el tanque de espera, por lo menos, no indefinidamente. Llegamos al hospital cerca de las 8:00 a.m. y alrededor de las 11:00 p.m. vinieron a llevarme arriba, al piso 7. El cuarto de hospital era exactamente como era esperado de un cuarto de hospital: una cama de verdad (!), una televisión (!), y lo mejor, un espejo y ventana de verdad (!!!). Hasta había almohadas en las camas (en la prisión no existen las almohadas. Tienes que hacer una de cualquier cosa suave que tengas a la mano). Me fijé que el baño tenía una regadera, en la cual me sumergí con codicia ya que me sentía infectado por mi estadía en los tanques de espera. Mientras tomaba una ducha, el guardia abrió la puerta para informarme que solo debía darme una ducha entre el horario de 6:30 p.m. – 8:30 p.m. Le hice saber que entendía, pero cortésmente lo ignoré. Creo que tomé alrededor de seis duchas al día durante ese fin de semana, cada que quería hacerlo. Todo lo que puedo decir en mi defensa es, si ustedes normalmente tuvieran que esperar todo el día, durante todo un año, para tomar una ducha tibia, probablemente ustedes también gozarían sentir el agua caliente cuando fuera posible. Después de mi larga ducha, vi algo de televisión, mi primera vez desde que llegué al Pabellón. Nuevamente, me sorprendió darme cuenta del poco interés que me causaba. En su mayoría vi el Canal de Discovery, antes de quedarme dormido cerca de las 3:00 a.m. Desperté con la salida del sol, y me quedé totalmente pasmado con la vista que había desde mi ventana. A menos de una milla de distancia podía ver el océano. Lo había estado oliendo toda la noche, pero no es lo mismo. Creo que pasé más tiempo observando el océano que lo que pasé viendo la televisión, ese Sábado y Domingo. Sí vi Lawrence de Arabia, uno de mis favoritos. Tuve un buen amigo en la preparatoria que me formó el hábito de ver si podía tener la victoria sobre figuras históricas en una pelea. Empezaba con la pregunta “¿A quién te gustaría conocer?”, y de alguna forma Lane tergiversaba la pregunta hacia una discusión de si Scipio Aficanus tenía o no un garfio izquierdo malo. Ya hace años desde que murió Lane, pero aún tengo el hábito de preguntar: ¿podría ganarle a tal y tal? Estoy bastante seguro que podría ganarle a Peter O´Toole, aunque a él sí le dieron un balazo en el brazo, solo para levantarse y seguir caminando, así que puede ser que ese Inglés tenía algo más de lo que yo pensaba.

A la siguiente mañana me despertaron a las 5:00 a.m. para prepararme para cirugía. Me amarraron a la camilla y me llevaron abajo, en donde me preguntaron un número de preguntas en cuanto a mis experiencias previas con anestesia. Eventualmente me canalizaron la vena, y no pude evitar pensar que la siguiente vez que me canalizaran la vena, probablemente no estaría tan tranquilo. Todo el equipo médico parecía ser extremadamente joven, y me preguntaba si esto era un hecho objetivo, o simplemente yo estaba envejeciendo. La muy bonita anestesióloga Asiática me preguntó si estaba nervioso, a lo cual asentí. Me dijo que me iba a dar algo para relajarme, y empezó a administrar algo en mi…oscuridad…la primera cosa que recuerdo haber pensado era que la alarma de alguien estaba disparándose. No importando que no existen las alarmas en la prisión. No importando que no sabía quién era, o que me sentía como si me acababan de hacer puré. Simplemente deseaba que apagaran la alarma. El mecanismo ofensor resultó ser alguna pieza de artilugio médico, que probablemente sería mejor si no se tocaba. Más adelante supe que estuve en cirugía un poco menos de ocho horas. La varilla de metal quebrada fue difícil de remover, así que tuvieron que abrir mi brazo desde el codo hasta el hombro, y en seguida cortaron un pedazo de hueso de mi hueso que se conectaba mediante cuatro tornillos y una placa. Existe un espacio de aproximadamente una pulgada entre los dos segmentos del húmero, y si estos no se fusionan, mis días de hacer ejercicio se acabaron.

Me quedé en el hospital cuatro días más, hasta que me encadenaron para regresar a Polunsky. No voy a pasar mucho tiempo discutiendo las siguientes cuantas semanas (esto ya estuvo suficientemente largo), excepto que los eventos incluyeron: Mi herida por la punción de la vena se volvió a abrir en mi viaje en van de regreso a la unidad, por lo cual estaba cubierto en sangre cuando llegué a la unidad; un viaje, por error, de regreso a Galveston y la consecuente detención en los tanques debido a un error administrativo; la enfermera de Polunsky se echó la tarea de retirar las 50 grapas, se andaba desmayando y se molestó cuando traté de darle consejo, así que tomé el artefacto de su mano y me quité yo solo la última mitad de las grapas; cuando llegué a la unidad, me retiraron el yeso que protegía mi brazo, alegando que era un arma, aunque ahora tengo un yeso nuevo, muchas gracias. Podría seguir y seguir, pero he tocado este tambor durante suficiente tiempo. Si no he logrado darles a entender que, aquí en Livingston, son unos fulanos flojos e incompetentes, entonces, darles información adicional, no les va a hacer cambiar de parecer. Ya se me pasó. Por la mayor parte.

A todos aquellos que me escriben, ya me puse a mano con la montaña de correspondencia que, de alguna forma, se ideo la forma de reproducirse asexualmente, así que, si no reciben respuesta mía para el tiempo que este escrito de ponga en el sitio web, hay altas probabilidades que no haya recibido sus cartas. Muchas gracias por sus oraciones.





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