Thursday, April 8, 2010

Diario de Espera de Ejecución de Kevin Varga – DÍA 57

Acabo de estar parado en la puerta de mi celda observando a los guardias yendo y viniendo para alimentar las diversas secciones de prisioneros. Me dio un golpe la fría indiferencia con la que llevan a cabo su trabajo. Fue en este momento que me di cuenta que antes de recibir mi propia fecha de ejecución, yo también sentía una fría indiferencia hacia aquellos que recibían fecha de ejecución. Ahora me siento y observo al mundo que se prepara para seguir adelante si en efecto soy ejecutado. Todos somos cambiados por nuestras experiencias en este mundo, pero casi ninguna experiencia en mi vida me ha cambiado como lo ha hecho ésta. El nacimiento de mi hijo, la muerte de mis hermanos, y algunas más son estas experiencias cambiantes de vida. Los días se están volviendo más cortos para mí. Cada día me despierto con una sensación de temor y debo encontrar una nueva razón para traer una sonrisa a mi cara – puede provenir de una carta recibida en el correo, una tarjeta de parte de alguna persona que se tomó el tiempo de escogerla, con el deseo de posiblemente traerme una rápida sonrisa. Les diré que esas sonrisas, al acercarse la fecha, se están volviendo más escasas. Más y más simplemente deseo estar solo con mis pensamientos y mis cartas.

Las personas que me rodean están enfrentándose a la misma ejecución que yo, pero si recuerdan, en una ocasión dije que cada uno la enfrentamos en nuestra propia forma. Yo elijo buscar mi fuerza en mi interior. No deseo estar bromeando con estas personas con las que me he encontrado. Seguimos siendo una comunidad fuertemente unida. ¡Simplemente me he vuelto aquel hombre loco que grita para que “aquellos malditos niños” se salgan de mi jardín de flores! Siempre he estado contento con estar solo con mis pensamientos, y ahora que viene esto, simplemente deseo que los que me rodean me dejen solo. Desafortunadamente, no pueden entender mi forma de ser y han intentado sacarme de mi aislamiento auto impuesto. Me he rehusado a salir de él. No sé ni cómo es que pueda producir una sonrisa diariamente, pero lo hago. Les puedo decir que se está volviendo más y más difícil encontrarla, por lo tanto, valoro cada una de ellas como el tesoro que son.

Odio sonar como si fuera el día del juicio, y realmente no es mi propósito, simplemente que hay días en que puedo sentir “Mayo 12” amortajándome como un espectro. Cuando siento “esto”, casi puedo imaginar la frialdad de la gracia filtrándose dentro de mí, infundiendo mi espíritu con temor hasta que llego a llenarme de un mortal terror. Es cosa difícil enfrentarse con la propia mortalidad.

Cierro por hoy. 34 días para vivir.

Kevin Varga 999368
Polunsky Unit
3872 FM 350 South
Livingston, Texas 77351


© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker y Kevin Varga.
Todos los derechos reservados

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