Friday, February 26, 2010

Diario de Espera de Ejecución de Kevin Varga –DÍA 16

He estado contemplando el significado de mi vida hasta el día de hoy. No puedo decir que he contribuido a que este mundo sea un mejor lugar de lo que era antes que yo llegara a él. ¿Cómo puedo creer que alguien me recordará después de que me haya ido? ¿Siquiera fui merecedor de ser recordado? Esto me ha llevado a pensar en mi esposa. Ella ha decidido abandonarme al igual que tantas otras personas desde que recibí la pena de muerte.

Conocí a Samantha a través de un servicio de amigos por correspondencia que es exclusivo para prisioneros en el Pabellón de la Muerte. La primera carta que recibí de ella no solamente me hizo reír, sino tambien pensar que ella tenía algo especial. En corto tiempo me encontré pensando en nada más que ella. Cuando les digo que ella llenaba cada uno de mis pensamientos no es exactamente una sobre exageración. Me encontré, por primera vez en mi vida, pensando en las necesidades de alguien más antes que las mías. Sammy J. era hermosa, graciosa, inteligente y sobre todo, era amable y comprensiva. Me hizo sentir tan extremadamente feliz durante dos años. Cuando vino de Inglaterra en su primera visita estaba tan emocionado, como nunca lo había experimentado en mi vida. ¡La primera vez que miré dentro de sus ojos café profundo, me ahogué en las profundidades de ellos y felizmente pudiera nunca haber salido de nuevo a la superficie! Tuvimos muchos buenos tiempos riéndonos y llegándonos a conocer. Me enamoré de Samantha Jane Ingram en corto tiempo. Con rapidéz me di cuenta que la amaba más de lo que jamás pudiera imaginarme fuera posible. He conocido a muchas mujeres en mi vida y tuve muchas mujeres que profesaron amarme, pero solamente he amado a tres mujeres en mi vida en forma honesta y verdadera. La que sobresale en esa lista en Sammy J. Mientras estuve en el Pabellón de la Muerte me encontré lo más felíz que jamás haya recordado estar, todo por el amor de una mujer. Pero en Enero del 2009, la mamá de Samantha muere repentinamente. Intenté apoyarla y consolarla, pero ella se rehusó a aceptarlo. Después intenté darle su espacio y más que nada mi comprensión de que ella deseaba pasar por este tiempo, sola, según ella. Vino a mí en Abril del 2009 y pensé que todo había quedado bien entre ella y yo, pero cuando se regresó a Inglaterra no recibí carta de ella durante dos meses. Cuando le escribí se molestó mucho conmigo. Me acusó de muchos males que realmente creí no ser verdaderos “males”, pero dejó de escribirme. Se retiró totalmente de mi vida.

Cuando hizo esto, me sentí como si el sol había sido quitado de mi mundo. ¿Se pueden imaginar ser forzado a vivir en la oscuridad después de que el sol brilló directamente dentro de sus corazones? Honestamente, pensé en el suicidio, mediante el abandono de mis apelaciones. Durante mucho tiempo estuve abatido y sentía como si mi mundo se había caído. Aún ahora, un año más tarde, pienso en ella. Se dice que el tiempo sana toda herida, pero nada más que el regreso de Samantha a mi vida podrá sanar la fisura que hay en mi corazón.

Estoy sentado aquí en la sección de espera de ejecución, esperando el asesinato legal por parte del estado y aún eso no puede evitar que yo la siga deseando. Pienso en ella y deseo solamente escuchar el sonido de parte de ella diciéndome lo mucho que me ama. Ella afirmó que su amor era eterno; yo siempre pensé que la eternidad duraría más de dos años. En cuanto a mí, iré a la cámara de la muerte amando a mi Sammy J. Mi amor por ella nunca puede morir. Aún si ella rehúsa ponerse en contacto conmigo y debo vivir sin escuchar de nuevo su voz angelical, mi amor no morirá. La amo más que a mi propia vida. Frecuentemente he escuchado la expresión: “Amo a ____ más que a la vida misma” pero con frecuencia me burlaba al escucharlo, hasta que Samantha llegó a mi vida. Ella me trajo amor y una felicidad que verdaderamente pensé era imposible cuando me encontré solo al tener que enfrentar esta sentencia. Ahora que la necesito más que nunca no puedo escuchar su dulce voz. No puedo esperar recibir una visita de su parte para decirle mi último adiós que con tanto anhelo deseo. Bueno, deseo decirles que ella está por siempre en mi alma. Moriré con su nombre en mi aliento.

¿Cuántos días para vivir?

Kevin Varga 999368
Polunsky Unit
3871 FM 350 South
Livingston, TX 77351


© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker y Kevin Varga.
Todos los derechos reservados

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