Sunday, February 14, 2010

Diario de Espera de Ejecución de Kevin Varga – DÍA CUATRO

Fuimos a la tiendita hoy [Nota de la traductora: realmente no “van” a la tiendita, les traen lo que quieren comprar en la tiendita]. Entiendan que normalmente este es un día bueno para nosotros que estamos en el Pabellón. Tenemos tan pocas cosas buenas en nuestra vida diaria. Los días que se nos permite hacer compras en la tiendita son casi de naturaleza de celebración. Podemos comprar nieve, siendo esto es un gusto raro acá ya que en ocasiones se nos quita la posibilidad de hacer compras durante muchas semanas a una vez. Mientras aquellos que se encuentran a mi alrededor están conversando y riéndose, comiendo su nieve, yo estoy sentado, escribiendo estas palabras para ustedes. He encontrado que escribir mis pensamientos es una actividad limpiadora. Mi angustia viene hoy de aquello que debería darme felicidad, la tiendita. Junto con mi nieve, llegaron mis estampillas, y el simple pensamiento de tener que escribirle a mis seres queridos para informarles que me quedan 83 días para vivir, ha matado mi hambre. La nieve en este momento se encuentra en mi lavamanos, derritiéndose. Simplemente no me la puedo comer. ¿Cómo le escribo a mi madre? Tengo que decirle que el día que ella ha estado temiendo desde aquella fría noche de Noviembre, cuando el jurado decidió que yo no tenía más posibilidad de contribuir algo a la sociedad, finalmente ha llegado para nosotros.

Cuando un hombre se sienta en el Pabellón de la Muerte, se puede decir a sí mismo y a sus seres amados que las cortes le darán alivio mediante sus apelaciones, pero nunca es así. Las cortes son una mentira. Eventualmente, uno ve llegar esta realidad a la mente de todos nosotros, los recién llegados, después de un tiempo, aunque a algunos les llega más tarde que a otros. Sí, la nieve tendría sabor a cenizas dentro de mi boca. ¿No entienden ellos que mi muerte no soluciona nada? Nadie puede ser regresado a la vida, y solo transfieren el dolor pasado a un grupo nuevo de personas. Los dejo ahora para escribirle a mi madre. Los dejo en paz. Gracias por leer esto. Si alguno de ustedes tiene interés en escribirme, agradecería la correspondencia como una forma de distracción. Me encanta leer sobre cosas normales que traen alegría. Nunca le den poca importancia al poder de simplemente escribirle a alguien para decirles que no son olvidados ni inmerecedores de valor alguno. Así que, aún si no me escriben a mí, tal vez pueden escribirle a alguien más y mostrarle a esa persona que son dignos del esfuerzo.

Kevin Varga

Nota de la mecanógrafa – si quisieran escribirle a Kevin, esta es la dirección que deberán usar:

Kevin Varga #999368
Polunsky Unit
3872 FM 350 South
Livingston, TX 77351
U.S.A.


© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker y Kevin Varga.
Todos los derechos reservados

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