Friday, February 12, 2010

Diario de Espera de Ejecución de Kevin Varga – DÍA DOS

Buenos días tengan todos ustedes, aun cuando pueda ser que no sea de mañana al estar leyendo esto, para mí sí lo es. He despertado esta mañana con un renovado sentido de optimismo. Estando acostado en mi cama anoche, intentando dormir, me encontré inundado con pensamientos de aversión, recriminación y lástima hacia mí mismo. Comenzé pensando: “¿Qué puedo hacer en cuanto a esto?” Pensé que si mi abogado había fallado en someter algo, fue porque el asunto no había tenido ningún mérito para hacerlo. Pero existieron tantas cosas que no hizo a través de los años. Me sumí tanto que contemplé tomar mi propia vida para privar al estado de la satisfacción de poderme asesinar. Fue entonces que esta pequeña voz interna se despertó y gritó: “¡Oye, estúpido! ¡Si te matas, van a conseguir lo que quieren!” Así que empezé a preguntarme: “¿Qué puedo hacer?” Fue como si el sol se levantara en las tempranas horas de la mañana después de una larga noche de oscuridad. ¿Es de sorprenderse que los Mayas de la antigüedad adoraran al sol? Ésta órbita dadora de vida. Así que, como el sol saliente, me llega una idea que negaría al estado su cordero sacrificial. Hay unos cuantos muchachos aquí que han dedicado su tiempo para convertirse escritores de órdenes judiciales y paralegales. Frecuentemente me burlé de tal práctica, pensando que mi abogado solo tenía en mente lo que era mejor para mí. En mi ingenuidad pensé que mi abogado haría todo lo que se necesitara para salvar mi vida. No pude estar más equivocado. En mi total shock me he dado cuenta que mi abogado solo ha sometido aquello que es requerido con el fin de que el estado le pague su dinero. He decidido intentar conocer lo que piensan de mi caso estos pocos escritores de órdenes judiciales. A la mayoría de ellos no les gusta que el hombre sepa lo que están haciendo porque no existe hombre más hostigado que un abogado de la cárcel. Pero conozco a varios muy buenos, y buscaré su opinión. Uno de ellos ya me dio la suya, pero me ha dicho que las posibilidades eran muy largas, por lo tanto quiero ver qué me dicen los otros. Me imagino que a esto se le llama desesperación. Tengo 86 días para vivir, pero no es suficiente. Quiero vivir para ver a mis nietos. Escribiré nuevamente mañana. Por favor deséenme suerte en mi búsqueda.

Kevin Varga



© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker y Kevin Varga.
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