Sunday, September 5, 2010

Carta a un Futuro Prisionero del Pabellón de la Muerte, Parte 8

Escrito por Ronald W. Clark, Jr.



Bueno, ¿Qué compartir sobre mi experiencia de 20 años confinado a una jaula de 9X7…63 pies cuadrados aquí en el Pabellón de La Muerte en Florida? Sí, ¿Qué consejos puedo compartir con aquellos que van a ser los suficientes desafortunados para compartir el mismo destino? Bueno, tendría que decir: “Deja de hacer lo que estás haciendo inmediatamente. Da un paso atrás y piensa con un cerebro claro y racional, y no con una estupidez inducida por drogas.” Es lo que me llevó a estar sentado en este lugar. “Consigue ayuda antes que termines haciendo algo tonto, en un estado mental nublado por las drogas. Ponte en contacto con AA, NA, entra a la cárcel o al juzgado y grita, “¡Necesito Ayuda!” Este es el mejor consejo que te puedo ofrecer. Pero…si ya estás sentado, enfrentándote a este terrible destino, todo lo que te puedo decir es: “Bienvenido al infierno.” Es el lugar en que pasas de vivir a existir. No te puedo decir cómo hacerlo. Experimentar esta jaula es diferente para cada individuo cuya puerta se cierra tras de él. Ya que todos tenemos nuestras propias experiencias en la vida, nuestros propios demonios, nuestros esqueletos en el closet. Por lo tanto, decir cómo tratar con la situación, o dar indicaciones infalibles de cómo manejarlo es absolutamente imposible. Lo que haré es compartir mis experiencias.

El 22 de Febrero de 1991, entré caminando a lo que en esos días se llamaba el ala – s, el Pabellón de la Muerte de Florida en la Penitenciaría Estatal de Florida. Y al introducirme en el ala, la puerta de acero cerrándose tras de mí, dos oficiales correccionales y un sargento se pararon frente a mí. Después de dar mi nombre y número de identificación del Departamento de Correcciones #812974, se me llevó por un pasillo del lado derecho a la celda s2n8, que está situada en la el ala-s segundo piso lado norte celda 8. Al caminar hacia mi celda, de otra docena de celdas o más salieron espejos para ver al recién llegado. El olor rancio a humo de cigarro, heces, orina, sudor y general fetidez me dio un golpe en la nariz. Era nauseante. Al pasar las primeras 7 celdas, volteaba para ver las caras que me veían fijamente. Varios movían la cabeza en forma de saludo. Al detenerme en la celda # 8, el oficial correccional y el Sargento abrieron la puerta y prendieron la luz. Entré en la celda y ¡la puerta se cerró tras de mí de golpe! El mecanismo de la cerradura hizo click. Me voltee y el Oficial Correccional y el Sargento quitaron las esposas y los grilletes. El otro oficial correccional se encontraba al fin del pasillo, manejando el panel de control.

Cuando el Oficial Correccional y el Sargento me quitaron las restricciones y se alejaron, me senté, mirando la pintura sucia y partida. Abrí el pequeño armario y salieron corriendo las cucarachas. Una, corriendo por la pared, aplasté. Prontamente empezaría una conversación con mi vecino en la celda #7, Michael Keen. El logró ser liberado del Pabellón en el 2001. Lo llamábamos Doc…y siguió su conversación diciéndome que había estado allí 4 años o más. Grité: “¿Cuatro años en esta jaula?” Las celdas en este lugar miden 9x6…54 pies cuadrados. Yo mido 6 pies 4 pulgadas, 230 libras. Puedo colocar una mano en cada pared de la celda, esto les da una idea de lo pequeñas que son las celdas. Doc continuó diciendo, “Eso no es nada. Tienes tipos que han estado aquí por más de 15 años.” Cuando escuché eso, empecé a entrar en pánico. Pero los ataques de pánico no hacen ningún bien. No hay compasión por un bajo asesino convicto. Al escribir esto hoy, he estado en el pabellón por casi 20 años. Y dirás, “¡Wow! ¿Cómo le haces? No sé cómo le hago. Cada día es una lucha. Algunos días son más fáciles que otros. Los primeros 5 años me mantuve borracho o drogado. Dejé de tomar e ingerir drogas en Agosto de 1996, así que he estado limpio y sobrio por más de 14 años, de lo cual me siento muy orgulloso. No he estado limpio por tanto tiempo en toda mi vida.

Si piensas que 20 años en el Pabellón de la Muerte es mucho tiempo, tenemos un tipo que se llama Gary Alvora que ha estado aquí desde 1974, lo cual es 36 años en el pabellón de la muerte. No está mentalmente competente, así que nunca lo van a ejecutar.

Puedes leer acerca de mis apelaciones en mi sitio web. Pero estoy aquí repasando los años 90, 91, 92, 93, 94, etc….y me maravillo que he llegado hasta estas fechas. He tenido mi parte en intentos de suicidios. Lo intenté una vez con una sobredosis en 1996. Sí, soy un total fracaso, fracasando en ese intento también.

Algunos muchachos encuentran solaz en religiones basadas en la fe. Yo no. He estado allí, lo he hecho. He estudiado Cristianismo, Judaísmo, e Islam, buscando una inteligencia divina superior, la cual no podía encontrar. Mayormente trato con esta jaula, intentando escapar momentos de tiempo.

Dibujo, hago trabajo legal, escribo poesía y ensayos, leo y hago ejercicio un par de horas cada día. Intento mantenerme ocupado para poder ayudar a que pase el día. De las 168 horas de la semana, estoy encerrado en esta celda por lo menos 163 horas. Dos veces a la semana salgo a recreación, dos horas cada vez. La otra hora la paso en aún una jaula más pequeña en la biblioteca de leyes, en donde el actuario judicial me trae el material que le pido.

Esta es el lugar más solitario, impotente y triste que puedas experimentar. No debes confiar en nadie y sospecha de todos. El amigo de hoy fácilmente puede convertirse en el enemigo de mañana. Chismes, bueno, no tienen fin. Y no solo es tu compañero prisionero, también son los empleados. Tienes que experimentarlo para creerlo, y aún entonces es difícil de creer. Frecuentemente me despierto preguntándome si esto es real. Es un mundo como no hay otro. Es solitario, espantoso, y en ocasiones inaguantable.

Deseo, con todo mi ser, que esto anime al lector a tomar un camino diferente. Si está en tu poder, pon atención a mis advertencias. No quieres ninguna parte del mundo del condenado. Si estás enfrentando este destino, no solo sientes el peso de la familia de la víctima que está sufriendo la pérdida de un ser querido, pero también la de tus propios seres queridos, los cuales van a sufrir todo el tiempo de tu destino.

Despiértate y no termines en la celda junto a la mía, o más allá por el pasillo, diciendo, “Leí esa carta, hombre. Y sí que tenías razón.” Ya para entonces, la vida se acabó. Prepárate para existir en el mundo de los condenados.

Ronald W. Clark, Jr.





Ronald W. Clark, Jr. # 812974
Union Correctional Institution
7819 N.W. 228th Street
Raiford, Florida, 32026’4410
USA


Ronnie también tiene una página web mantenida por un amigo:









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