Wednesday, May 12, 2010

Encendiendo Una Vela

El pájaro de vida canta en el sol
Su canto es corto – ni apenas empezó
Una llamada, un trino, un éxtasis, y en seguida – ¡tan repentino!
Un silencio, y después se terminó el canto – se termino
.

Tomado del Rubaiyat de Omar Khayyam

Son las 6:05 p.m. del 12 de Mayo del 2010. No he escuchado reportes de parte de los oficiales, lo cual indicaría que el gobernador Perry ha repasado los principios de su fe Metodista y descubierto los conceptos de misericordia, por lo tanto, debo suponer que el Estado anda haciendo su feo trabajo. He perdido muchos amigos y conocidos en los ya más de tres años, pero de alguna forma, la ejecución de Kevin se siente diferente. El acompañante gozo y tristeza que uno siente cuando su equipo deportivo favorito gana o pierde es proporcional a la emoción que uno muestra al echar porras y me imagino que esto no es diferente: Tenía mucho más de mi mismo invertido en Kevin que en cualquier otro. Escuchénme: “acompañante gozo”, “proporcional”. Uso ese tipo de palabras cuando estoy tratando esconderme o mantener a las personas a distancia. Nada de eso, creo, por hoy.

Anoche pareció alargarse más de lo normal. Me he hecho el hábito de mantener algún tipo de estúpida vigilia la noche anterior de que uno de mis amigos es asesinado, desde que le tocó a Woody en 2007. Para las primeras aproximadas 15 fechas, hubo mucho ayuno y oración, aunque honestamente ya no malgasto el esfuerzo. Cualquier cosa que Dios esté tramando, no está poniendo ninguna atención en Texas. En esta ocasión, pasé la mayor parte de la noche simplemente meditando, trayendo a mi memoria cosas acerca del que pronto partiría. Me imagino que creo que este es el único medio que está disponible para poder yo honrar un lado de alguien al cual el mundo no le importa ni nunca verá. Años atrás, mi amigo Prieto me enseñó a hacer una vela rudimentaria de pelo, cera y algunas otros cachivaches, y siempre guardo una de esas. Claro, son contrabando, pero no me importa mucho cuando las pierdo en una revisión de celda, ya que me gozo con el hecho de fabricarlas. Fue un cuanto de reto técnico el lograr que mis pequeños dedos mugrientos pudieran obtener los materiales necesarios acá en el nivel [nivel 2], pero también me gozo en este tipo de cosas. Y volviendo al tema, Kevin tuvo su vela, lo cual, en cierto modo ridículo, era importante para mí. En los últimos pocos años anteriores he aprendido que es mucho mejor encender una vela que maldecir la oscuridad. Si me permiten ser tan descarado: favor de releer la última oración varias veces. Puede que sea la cosa más importante que jamás haya escrito.

¡Ah! ¿Qué estoy sintiendo en este momento? No hay enojo, al presente, aunque eso puede venir más adelante. El enojo puede ser una maravillosamente constructiva emoción, cuando es canalizada en una manera apropiada. Encendiendo los fuegos del progreso, en cierta forma. Tampoco aún siento un grado apreciable de amargura, aunque estoy seguro que eso vendrá. Sí, “amargo”[el hecho de amargarse] como un profesional, lo cual estoy seguro que ya han notado. No es un estado emocional muy atractivo, hecho que no escapa mi atención. Y sin embargo hallo tales emociones inerradicables. Si han estado leyendo el diario de Kevin en los últimos pocos meses, creo que tal vez algunos de ustedes se habrán imaginado por qué es así. Si ustedes sienten tristeza, o temor o enojo o cualquier otro tipo de desagradable estado emocional simplemente al leer sus palabras en la pantalla de la computadora, entonces intenten imaginar actualmente vivir la realidad. Y después multipliquen esto por aproximadamente 300 hombres que viven aquí. He tomado la postura de que, sin importar lo feo que sea, la amargura y cinismo puede que sean las mejores elecciones disponibles en una limitada selección de males menores.

Lo que siento al presente tiempo es gratitud. Mucho de ustedes se lanzaron y confrontaron una situación que era totalmente extraña y de dar miedo y lo hicieron con tal gracia y carácter que me deja estupefacto. Aún cuando ustedes no tenían ni la más nebulosa idea de qué decirle a alguien en la posición de Kevin se pusieron a su disposición, lo animaron, y evitaron que sintiera el peso completo de su desesperación. Eso significa algo. Tal vez no en el sentido absoluto (nada lo es), pero en el mundo subjetivo de Kevin, significaba todo. Sospecho y espero igualmente, ha significado algo para todos ustedes.

Sería imposible mencionar a todos aquellos que – para pedir prestado un término de la religión de Kevin – le ayudaron a cargar su cruz. Honestamente, he sido cortado de los sucesos acá en el calabozo, por lo tanto no tengo un concepto real de todas aquellas personas que merecen que una vela sea prendida en sus propios nombres. Sé que hay muchas. Dina, Dorothy, Dixie: Si hay algo en este mundo que pudiera apropiadamente ser etiquetado como “justicia” o “karma”, sus vidas serían nada menos que Campos Elisianos de ahora en adelante. Stefania: Por favor recuerda que son las elecciones que hacemos las que nos definen, no los resultados de nuestros esfuerzos. Eres una guerrera, y nunca lo olvides. Y, claro, Tracey: debe ser cosa excesivamente maravillosa ser una casi perfecta avatar de esperanza en tan feo mundo. Si solo pudieras verte a ti misma en la forma que te ven todos los demás. Las cosas no resultaron como esperábamos, pero el día de mañana espera que no lloremos.

Aquellos de ustedes que tuvieron la desfachatez de intentar poner comentarios de escarnio, odio y burla, (incluyendo al tipo que simplemente escribió: “ ¡Wa, Wa! Y después tuvo el atrevimiento de agregar “Vete con honor”), diré solo esto: un día, ustedes también enfrentarán la muerte. Por su bien, espero que llegue pronto, porque si tienen que esperar un período de tres a seis meses para que el cáncer (o lo que sea) los deshaga, las palabras que ustedes escribieron regresarán a sus memorias y les van a dejar total y completamente avergonzados. El mundo sería un mejor lugar si los escritos anónimos se fueran al caño.

Haciendo a un lado a los caprichosos y malévolos cretinos, los demás de ustedes deberán tomar algo de soláz en el hecho que, en unos cuantos meses antes de su muerte, Kevin pareció encontrar un nuevo hallado sentido de dirección. Cuando “la felicidad” es quitada de la mesa como una posibilidad de vida, solo resta el propósito. Kevin sabía que sus posibilidades no eran buenas, e hizo una elección consciente de dedicar el tiempo que le quedaba a la tarea de poner en palabras algunos muy complejos estados emocionales. No he tenido la oportunidad de leer la mayor parte le lo que él escribió, pero por lo que he visto, juzgaría que sus esfuerzos tuvieron éxito. Bromeaba con él en un recado hace una semanas atrás que en menos de 60 días él había conseguido alcanzar la cuenta de hit de internet múltiples veces más alta que aún en mis mejores tiempos, lo cual, le informé, era tanto divertido como molesto. Él contestó: “si sobrevivo esto, pienso que tal vez pueda verme permitiéndote escribir en mi sitio web, fregado. Si no sobrevivo, simplemente vas a tener que superar conocer a un tipo el cual, siendo los cuentos de spiderman su lectura más pesada, te latigó en tu propio juego. Supera eso, Sr. Perfeccionista.” Jaja, torpe. Eras mi amigo más chistoso, Kev, y te extrañaré.

También tenía la forma de hacerme ver las inconsistencias en mi propia lógica, que de seguro es una bendición, aunque una que enfurece. Un simple ejemplo, el cual cruzó mi mente durante mi vigilia: Como todos los demás en este lugar, le di apaisados completos y sin disculpas sobre su pasión por Britney. ¿Y por qué no? Era un cuanto tonto y tal vez algo espeluznante. Especialmente cuando la Srta. Spears pasó por su etapa de calva y sobrepeso. (claro, la única razón que sé de esta etapa es culpa de Kevin. ¡Ugh! Quiero que me regresen esas células cerebrales.) Tomó toda la burla con clama y de buena manera como era su forma de ser. En ocasiones se defendía, pero realmente no le importaba lo que los demás pensábamos en relación a esta situación, aún cuando le mandábamos tarjetas de Navidad y cumpleaños fabricadas completamente de recortes de revistas donde salía Britney con otros hombres. Claro, yo me creía estar mucho más arriba que esos amores infantiles.

Hace unos 8 o 9 meses atrás, me encontraba en el cubículo de visitas, esperando al equipo de escolta para trasladarme a mi celda. En ocasiones, puede tomar varias horas, por lo tanto uno puede rápidamente volverse entumecido por el aburrimiento. De vez en cuando, abogados y estudiantes de leyes provenientes del Servicio de Defensores de Texas llegan en una troca para hablar con sus muchos clientes, y en este día había un buen grupo de ellos (no voy a decir chistes de granadas, ya que estos son abogados de los buenos). Uno de ellos era una increíblemente hermosa joven rubia, que aparentaba ser demasiado joven para ser estudiante de leyes, aunque eso probablemente es solo mi edad avanzada saliendo a flote. De cualquier modo, ella era muy cerca de ser perfecta. Generalmente no soy el tipo de hombre que me quedo mirando, ya que pienso que dichas acciones son de baja categoría, pero no podía evitarlo. Debió haber sido bastante obvio ya que cuando se dirigió a la maquinita de venta de alimentos, volteó a verme. Me sentí bastante reprendido (y más que un cuanto patético), y me volteé a otro lado porque, ¿qué mujer necesita que un convicto perdedor esté comiéndosela con los ojos? Qué déclassé. Me alarmó mi falta de autocontrol, en verdad, y después estuve meditando sobre ello ampliamente.

Lo que llegué a entender es que, en un mundo totalmente carente de cualquier cosa que se asemeje a belleza, todos nosotros construímos un santuario en un lugar muy profundo dentro de nosotros, en donde guardamos los íconos de nuestras estéticas preferencias. Me imagino que muy cercano a lo que Platón tenía en mente cuando discutió la forma de Belleza. Para Kevin, eso fue Britney. Teniendo la sublimación de la perfección dentro de él le ayudó a caminar a través del pantano de la cienega y mugre, y no perder la noción de lo que es ser un ser humano. Tuve que reconocer que, tomando en cuenta todos mis sentimientos de superioridad sobre el asunto, si esa estudiante de leyes se hubiera dirigido a mi cubículo de visitación y hubiera tomado el auricular, mi corazón hubiera estado palpitando fuera de control. Una vez que me di cuenta de eso, nunca más le di lata a Kev sobre el asunto de Britney. Casi siempre en esta vida, lo más que conoces, lo menos que juzgas.

En nuestro último intercambio de recados, Kevin y yo nos dijimos nuestros adioses y ofrecimos un intento de sabiduría. Mis últimas palabras para él fueron: lo que no es doloroso cuando está presente, no deberá causar más dolor cuando es anticipado. Deduje eso de leer a Epicurio, cuyas nociones de muerte y Dios encuentro bastante útil. El regalo que Kevin me dio fue mucho más profundo, por varios niveles de magnitud. Me dijo que siempre se preguntó si la razón principal por la que pelee por él con tanta fuerza era porque compartía un nombre con mi hermano, y lo estaba usando como cierta forma de penitencia. Me sorprendió su perspicacia, porque, en cierta forma estaba en lo correcto: no fue la razón “principal”, pero sí una de ellas. Me dijo que cuando llegara al cielo, buscaría a mi hermano y le contaría sobre el hombre en el que me he convertido. Leer eso me dejó inútil por ese día. Eso habla mucho, ¿no creen? Mis últimas palabras fueron sobre conquistar el temor, y las de él sobre renacer. No puedo dejar de pensar que, al final, necesito ser mucho más como Kevin, que lo que él necesitaba ser como yo.

© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker.
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