Thursday, April 28, 2011

Diario de Espera de Ejecución para Lee Taylor – 50 días para vivir

Potencial No Realizado
Escrito por Robert Pruett #999411

Al paso de los últimos cuantos años, verdaderamente he llegado a apreciar las cosas sencillas de la vida como es la puesta del sol. Me maravilla que estoy compuesto de la misma sustancia que de esa magnífica bola de fuego que ha estado otorgando poder a nuestro planeta durante billones de años.

El único lugar en el Pabellón de la Muerte en que se puede observar la puesta del sol es en la Sección-F, el ala disciplinaria. El mes pasado estaba yo en la Sección-F cuando me llegó palabra que Lee “Tiny” Taylor, el cual en ese tiempo se encontraba a solo tres celdas de la mía, había recibido fecha de ejecución. Lo cambiarían a “la sección de espera de ejecución”, la Sección-A, esa tarde. En forma respetuosa, Tiny pidió que se le permitiera quedarse en la Sección-F para poder observar una última puesta del sol conmigo. Él sabía que la única vista en la sección de espera de ejecución sería otro bloque de celdas y que solo faltaban unas dos horas para que el sol se pusiera. La petición de Tiny fue negada, por lo tanto, se rehusó a moverse por su propia voluntad.

Cuando conocí por primera ocasión a Tiny, en el 2003, me impactó la cantidad de paralelos que teníamos en nuestras vidas. Ambos teníamos la misma edad (él es nueve meses mayor que yo), veníamos del mismo vecindario en el lado este de Houston (Channelview), nuestras familias pobres y disfuncionales tienen una semejanza muy cercana, y aunque nunca nos conocimos en el mundo libre, nos relacionamos con el mismo calibre de gente: ladrones, narcotraficantes, y estafadores callejeros. Tuvimos noviazgo con la misma muchacha, Amy Perry, e hicimos enemistad con el mismo tipo, Charlie Morgan. Tristemente, el mayor de los paralelos que nos conecta es que ambos fuimos certificados como adultos en 1995. A la madura edad de 16 años, ambos fuimos lanzados dentro del DJCT por el resto de nuestras vidas. De allí progresó a que Tiny rápidamente se convirtiera en uno de mis amigos más cercanos de mi vida.

Hace unos dos meses una amiga mía de un vecindario antiguo me visitó. Al contarme sobre su vida presente, y como los traficantes de drogas aún siguen en las calles, y que la violencia y el crimen siguen proliferando, vino a mi mente: Tiny y yo nunca nos hubiéramos librado de este ambiente. La mayoría de los del pasado por los que le pregunté están ya sea en prisión, o en libertad condicional o muertos.

Más tarde, me puse a pensar detenidamente sobre el comportamiento humano y qué es lo que moldea y da forma a nuestras personalidades. Sin importar el lado que toman en cuanto al debate de ¿nace o se hace?, o aún si son como yo y piensan que estamos sujetos a ambos lados, probablemente estarían de acuerdo que muchos factores tienen influencia en nuestro desarrollo. Tiny y yo fuimos criados en las calles bravuconas de Houston con padres mal equipados. La comida era escasa, por lo tanto, robábamos para comer. Las drogas abundaban, por lo tanto, las usábamos para aliviar la tensión de vida en el hogar. Nuestros modelos a seguir eran los mejores ladrones y los mayores traficantes de drogas. En esencia, estábamos condicionados a ser criminales.

En mi opinión, se requiere ser un individuo con voluntad fuerte y determinación para sobreponerse de los obstáculos que Tiny y yo enfrentamos cuando estábamos creciendo. Obviamente, ambos fallamos. Aún se implora que se hagan la pregunta: ¿podría haber llegado el día en que venciéramos esos obstáculos? La historia del pequeño Alex en “A Clockwork Orange” viene a mi mente. Siendo joven, él era un criminal violento que fue obligado a pasar por un programa de gobierno sin ética para “corregir” su comportamiento. El programa de gobierno no funcionó. Más adelante, Alex abandonó su comportamiento de delincuencia juvenil por sí solo. ¿Cuántas veces han escuchado a alguien hacer referencia a “su juventud desenfrenada”? Para la mayoría de las personas parece existir una progresión natural que les permite colocar su desenfreno en el pasado conforme avanza su edad. Tiny y yo nunca tuvimos esa oportunidad.

Piénsenlo de esta forma. En la mayoría de los estados, uno tiene que tener por lo menos 16 años de edad para manejar un carro, 18 para fumar un cigarrillo y 21 para tomar una cerveza. Existe un toque de queda para cualquiera que tenga 17 o menos años de edad en la mayoría de las ciudades. Las compañías de seguro de automóvil bajan sus costos al aumentar la edad de sus clientes. ¿Cuál es la razón de esto? Obviamente, con la edad viene la maduréz y, esperamos, responsabilidad. De alguna forma, nuestros políticos han perdido la visión de esto en su apuro por reducir el crimen juvenil. En Texas, uno puede recibir sentencia de vida a los catorce años de edad y ser lanzado dentro de la penal con los más violentos de los criminales.

Tiny y yo fuimos estafados de nuestra juventud. Los políticos, a quienes no les importa un bledo, nos aventaron dentro de la prisión a la edad de 16 años y nos bautizaron con fuego dentro de las peligrosas y frecuentemente mortales paredes del sistema penitenciario de Texas. A solo que algo pase con sus hijos, a estos políticos les importa un bledo. El problema es, sus hijos viven vidas protegidas en comunidades amuralladas. Sus hijos no se enfrentan a los hijos de estafadores como Tiny y yo nos enfrentamos, y cuando se encuentran en problemas, sin importar lo serio del crimen, papito está allí para engrasar la mano del juez.

Un equipo de extracción compuesto de cinco hombres estaba todo trajeado para mover a Tiny a la sección de espera de ejecución, en donde se encuentra en espera de su fecha de ejecución de Junio 16. Ver a mi amigo y hermano ser cargado en vilo fuera de la Sección-F y negado a su última puesta del sol me sacudió hasta lo más profundo de mi ser. Tiny no era agresivo ni violento. Simplemente se rehusó a caminar. Forzó a que los guardias lo cargaran.

La verdad es, hemos madurado mucho juntos. Hace cinco años los oficiales hubieran sido dañados como resultado de la forma en que trataron a Tiny. Tristemente, a muy pocas personas les interesa nuestra maduración. Lo que más importa es que seamos ejecutados por las acciones de nuestra juventud, sin importar las circunstancias mitigantes ni atenuantes que rodean nuestro pasado. Esperamos que un día nuestra sociedad despertará y encontrará mejores alternativas para combatir el crimen juvenil a la de simplemente deshacerse de nosotros.

Robert Pruett #999411
Pabellón de la Muerte, Texas.



© Copyright 2011 por Thomas Bartlett Whitaker y Robert Pruett.
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