Saturday, July 3, 2010

Cómo Pasar al Nivel 3 Para Tontos – Parte I



Durante meses ya, he estado desviando las preguntas acerca de mi viaje desafortunado hacia el calabozo que es Nivel 3. Me imagino que he estado jugando estira y afloja conmigo mismo, sobre si realmente quería ir picando de nuevo al desarrolladamente incapacitado gigante durmiente que es el Departamento Correccional de Texas. “Eleve mi categoría” al status de Nivel 1 a mediadas de Junio, y debo reconocer, se sintió agradable ser dado la bienvenida a la buena relación de la máquina. Gozo tener un radio, una olla de calentamiento, libros y comida en mi casa nuevamente (aunque no mi máquina de escribir, la cual está descompuesta; debido a la falta de un contrato con un distribuidor, puede ser que no pueda comprar una durante meses, lamentablemente). En resumen, me agradó estar confortable de nuevo. Fue mi visión consciente del deseo subconsciente de alivio el que ultimadamente meció la balanza hacia una revelación completa: Simplemente me reúso permitir que cosas que son de mi pertenencia se apoderen de mí. Uno tiene que aprender a usar cosas sin requerirlas. Si no existió algo más, mi tiempo en el Nivel 3 me enseño que necesito mucho, pero mucho menos de lo que mi cerebro me dice necesitar, y uno no puede simplemente desechar una excelente lección como esa al momento en que de nuevo el camino se vuelve terso.

Aún así, cuando me senté a escribir esto, me debatía en cuanto a cuáles detalles debería incluir. Al final, pensé sobre las cosas que se preguntaría un visitante desconocido, si llegará a cruzarse con Minutos a diez años de esta fecha, mucho después de que yo ya no esté aquí. Esta perspectiva coloca cualquier cálculo temporal de riesgo/premio totalmente bajo una nueva luz, y lleva a uno a enfocarse en el principio de la cosa; por lo tanto, a honestidad y detalles completos se ha dicho, y, “deja de ser un maldito cobarde, Whitaker”. Si resultan repercusiones debido a esto, bueno, he sido castigado por cosas peores que ser honesto. Para alguien que no ha siempre sido un representante de las fuerzas de verdad (hacia el mundo o hacia sí mismo), aún es posible que exista un toque de placer en dicho castigo. Sea lo que sea: es lo que es. Crean todo, o parte, o nada de lo que sigue; mi principal esperanza no es probar mi inocencia (tal cosa sería imposible debido a la forma en que se presentaron las cosas), pero al contrario, es para mostrar los errores en el sistema. Bajo esa luz, esta narrativa es un microcosmos de la totalidad de este sitio, y uno podría fácilmente elegir una legado peor que el de encender una linterna en un cuarto sumamente oscuro.

Bueno, allons, allons: la vie est la farce á mener par tous [Vamos, vamos, la vida es la farsa que dirige a todos]. Esta historia empieza la mañana del domingo, 14 de Marzo. En ese tiempo estaba viviendo en la Sección – A, 12AS-celda 53, para ser exacto. Los domingos no hay recreación en el Pabellón de la Muerte, por lo tanto, los guardias tienen solamente un solo deber verdadero, lo cual es llevar a los hombres a las regaderas. Generalmente hacen esto en algún momento después de las 7:00 a.m. Resulta que las tensiones entre dos prisioneros se derramaron esa mañana, lo cual resultó en un apuñalamiento muy malo. Toda la acción sucedió como a ocho pies de mi puerta. Los detalles de este evento no tienen importancia, y de todos modos no sería apropiado que yo los expusiera en este foro, solo a decir que uno de los individuos tenía un pedazo de fierro metido tan profundo en su costado que puncionó, y subsecuentemente colapsó su pulmón. Inmediatamente fue llevado al hospital (léase: una hora después fue finalmente llevado al hospital), y la parte culpable fue trasladado a Nivel 3. El casi medio litro que esta persona derramó, sin embargo, se quedó en un charco congelado en el piso durante dos días. Claro, menciono todo esto porque enmarca lo que sucedió a continuación.

El inoportuno tiempo de este suceso fue desafortunado, por dos razones principales: El primero y más importante, a Kevin se le había dado fecha un mes antes, y había mucha comunicación yendo y viniendo entre nosotros. El área de Espera de Ejecución también se localiza en la Seccion – A, por lo tanto era un procedimiento relativamente sencillo mandarnos mensajes uno al otro, y me agradaba que por lo menos podía estar algo presente para mi amigo durante ese tiempo tan horrible. Estaba preocupado que este apuñalamiento daría al Departamento Correccional de Texas una razón válida para cambiarme lejos de Kevin, ya que sus primeros 29 diarios acababan de aparecer en Minutos. Estuvo correcta mi deducción, solo que había juzgado mal la ira con la que soy visto por ciertas personas aquí en el sistema. (debo reconocer que este hecho me agrada, en una forma extraña).

La segunda razón detrás de esta afirmación del tiempo inoportuno tiene que ver con el hecho de que el Equipo de Revisión Minuciosa acababa de pasar por nuestra sección y pasillo apenas la semana anterior, el 11 de Marzo. Este pelotón fue formado desde el incidente Tabler, y es una unidad totalmente voluntaria. Pienso que su propósito puede obviamente ser deducido por su nombre: esculcan las celdas e intentan caerle a un cierto número por día, siguiendo una cierta lógica desconocida. Como pueden imaginarlo, son universalmente non gratos – aún se puede decir, odiados. Saben, se requiere de cierta psicología “especial” para gozarse al ser odiado por todos. Tienen sombreros y hebillas fabricadas con características específicas para el “Equipo de Revisión Minuciosa del Pabellón de la Muerte”, y realmente se ufanan de cuántas veces han sido apuñalados o golpeados, o se les ha aventado con heces/orina. En resumen, las personas como las de este equipo fueron los que manejaban los campamentos de concentración en Alemania, y verdaderamente creen que es aceptable ignorar aún los componentes más básicos de un código moral al afirmar que simplemente estaban “siguiendo instrucciones”. Fatwas´s [reglamento basado en un punto de ley Islámica] y edictos y persecución organizada, ¡sorpresa! (Niños, la palabra para hoy es “antinomiano”; adelante, búsquenlo. Es una palabra grandiosa).

Así que, este equipo (el cual solo trabaja de Lunes a Viernes) llegó al trabajo el Lunes por la mañana. Se les recibió con la noticia de que un hombre había sido casi asesinado con una arma en una sección a la que le acababan de caer. Un oficial con el que me siento cómodo me había confirmado unas semanas después que el equipo había sido verbalmente reprendido a causa de este hecho; una experiencia lo cual, sin duda, encontraron no placentera. Dicho eso, verdaderamente siento que con personas de este tipo, fue un ataque sobre su orgullo que los hizo estar más airados: habían sido golpeados con basura prisionera, y de ninguna manera iban a permitir que eso pasara sin tener algo de venganza.

Ahora, como pueden imaginarlo, tal evento fue gran tema de conversación en esa sección ese domingo por la tarde. No tomó mucho tiempo para que se formara un consenso de que íbamos a recibir una atención no deseada llegara el Lunes. No soy el más inteligente de los hombres, pero de seguro me pueden conceder intelecto suficiente para hacer conexión: “Mañana, toda mi propiedad será revisada” con “tengo contrabando en dicha propiedad”, y darme cuenta que tenía que tomarse algún tipo de acción. Como la mayoría en mi sección, me deshice de mi contrabando el domingo en la tarde.

Y sí llegaron. El equipo se pasó todo el día en las 14 celdas de la Sección – D, un verdadero bacanal de intromisión, invasión, destrucción; una plaga salida de Egipto con sombreros hechos a la medida y para la ocasión y pobre limpieza dentaria. Cayeron sobre mi celda alrededor de las 2:00 a.m. Los otros cuatro prisioneros en el pasillo 2 también estaban siendo retirados de sus celdas en este momento, lo cual es un poco fuera de lo común, aunque no sin precedente. Fui colocado en la regadera, lugar donde permanecí durante los 75 minutos que estuvieron en mi casa. Eventualmente, llegaron a buscarme, y me regresaron a mi celda. Como siempre, toda mi propiedad estaba apilada en una pila masiva sobre el piso. No se me mencionó, en ese tiempo, que hayan encontrado material ilícito en mi casa, ni hubo discusión de que se me iba a presentar con algún caso.

Esto es importante: El Equipo de Revisión Minuciosa me ha confiscado muchos artículos: Auriculares rotos que he pegado con cinta, radios que he modificado para que capten el audio de la televisión, bocinas que he fabricado a cambio de algo para comer, las pinturas que fabrico de lápices de color disueltos en agua, etc. etc. Siempre se me presenta con los documentos en forma inmediata, los cuales tengo que firmar. Nunca hay una desviación a este procedimiento; nunca. En el caso de contrabando que se considera lo suficientemente serio para tomar acción disciplinaria, al prisionero se le informa de esta acción inmediatamente, y un juicio es agendado, el cual valorará los hechos y después se da el castigo. Hay una serie de documentos para esto, los cuales también deberán ser firmados en forma inmediata. Este día, ni una sola palabra se me dijo acerca de algo como esto. Continué limpiando mi celda, considerando que lo poco placentero ya había pasado.

Resultó que aún no había terminado. Más en la tarde, a tres convictos en el pasillo 2 se les ordenó empacar. Yo fui uno de ellos. Le mandé rápidamente una nota a Kevin explicándole todo, y después procedí a embolsar mi propiedad. Estaba un cuanto desconcertado porque no tenían razón alguna para cambiarme. Los otros tipos eran cada uno de ellos amigos de los dos hombres involucrados en la riña, así que entendí el razonamiento tras esa separación. Pero yo no tenía ninguna verdadera conexión a ninguno de ellos: la víctima era Afro-Americana, el atacador, Mexicano; Agrupar a los blancos dentro de este potaje racial volátil no era necesario ni pertinente. Francamente, en general están más alertas a este tipo de cosas. (Como resultado de mi cambio, surgirían de mentes sospechosas y aburridas los rumores que de alguna forma yo había estado involucrado en el pleito, el cual precipitó el apuñalamiento. Nunca han visto tal molino de rumores como el molino de rumores en una prisión, les aseguro.) Para este tiempo, una sospecha se iba formando en mi mente de que algo que no concordaba estaba tomando lugar.

Fui cambiado a la Sección-B, celda 12-BF-75. Desempaqué y continué con mi vida. Dos días después, el miércoles, 17 de Marzo, a las 4:30 p.m. (una hora antes de cambio de turno), el Sargento Farris me presentó un caso mayor, por “almacenar drogas psicóticas.” (lo cual, debo agregar, no consumo. También se reusó explicarme por qué el caso no se me había presentado el lunes). Me mostró una fotografía de unas pastillas, las cuales se encontraban escondidas dentro de dos cajas de Ibuprofeno y Alamag, un antiácido que se vende en la tiendita. Estaba un cuanto sorprendido, pero no permanecí así por mucho tiempo. Rápidamente le pregunté si ella tenía en su posesión estas dos cajas, y ella confirmó tenerlas. A continuación le presenté mi caja de ibuprofeno, y como solo le permiten a uno tener una caja en su posesión, esto produjo cierta confusión en la Sargento Ferris. También hice notar, y después le mostré, que tengo una prescripción para una droga para reflujo gástrico del tipo que se requiere sea comprada en la farmacia, así que no había razón para comprar una caja de Alamag corriente.

De inmediato se puso mejor: Desde dos celdas más allá, un convicto llamado “V” había estado escuchando. Inmediatamente llamó al Sargento hacia a su celda y le explicó que él era insulina dependiente y que él había estado en la oficina de la enfermera esa tarde para recibir su inyección, cuando dos miembros del Equipo de Revisión Minuciosa llegaron. Se encontraban allí para que se identificaran las pastillas, lo cual intentó hacer la enfermera. Mientras que las comparaba a muestras conocidas, “V” los escuchó discutiendo sobre la documentación: parece que nadie se tomó la molestia de llenar las formas sobre esta “evidencia” y ya no estaban seguros de cuál celda habían salido las pastillas. Mantengan en mente: esta conversación entre “V” y la Sargento Farris se llevó a cabo durante la presentación de los documentos de caso. Esta fue la primera ocasión en que me dí cuenta de la existencia de un caso o acusación contra mí, así que no es posible que “V” haya inventado esta historia antes de tiempo. En cualquier caso, no es práctica común que un Mexicano ande fabricando historias a favor de los hombres blancos en prisión, haciendo a un lado las tonterías de Hollywood. La Sargento Farris se retiró de la sección totalmente convencida de que había habido una equivocación.

¿Y por qué no? Todas las celdas son idénticas en el edificio 12. Cuando retiras a todos los convictos, y la propiedad es apilada por todos lados, con el personal yendo de celda a celda cada cuantos minutos, es muy fácil confundirse. Y cuando no te tomas la molestia de completar los documentos hasta dos días después de los hechos, los accidentes no solamente son una posibilidad; están garantizados. Sí, en mi naïveté [ingenuidad], en este momento aún seguí viendo todo el incidente como un error.

Cuando no supe nada al siguiente día (jueves), empezé a suponer que el caso había sido desechado. Intenté conseguir que me viniera a ver la Sargento Farris de nuevo, pero mandó palabra de que estaba ocupada y que “no debía preocuparme por nada”. Lo tomé como que toda este desorden había sido limpiado.

Fui a una visita ese viernes por la tarde, sintiéndome bastante bien en general. No había regresado de la visita ni noventa segundos antes de que el Teniente Tolly y nueve oficiales entraron a la sección y rápidamente se dirigieron a mi celda. Se me ordenó quitarme toda la ropa o estarían “sujetos a usar los agentes químicos”. Unos cuantos segundos más tarde, se repitió lo mismo mientras yo retiraba la hamburguesa con queso y jalapeño de mis pantalones que había contrabandeado del cuarto de visitas. Quiero decir, si vas a ir al hoyo, mejor ir con la panza llena, ¿no creen? Eventualmente salí, después de comerme mi sándwich, y empezé la larga caminata hacia la sección F.

Deténganse un minuto y mediten sobre la secuencia aquí. Aún si sienten que soy un pedazo de fango mentiroso, y que sí tuve una farmacia completa y una cocina de metanfetaminas en mi celda, ¿qué dice acerca del sistema que lo manda a uno a prisión (Nivel 2 y 3) antes que siquiera uno vaya a corte (para el juicio disciplinario)? Aquí en el Departamento Correccional de Texas, se te presume culpable, y esto tiende a evocar imágenes de Lubyernka, ¿no es así? Mantengan ese pensamiento: Si ponen atención, encontrarán evidencia adicional de parte de nuestros viejos amigos: guiñeo y saludo.

El verdadero estado de asunto empezó a tomar forma bastante rápido. Mientras que los C.O´s (oficiales regulares) empezaron a empacar mi propiedad para almacenar, el Teniente Tolly me escoltó él mismo hacia la Sección F. Esto generalmente no es una práctica aceptada, y nos desviamos aún más de la norma al detenernos en su oficina en el camino. El único testigo de esta parada fue el Sargento McGee (el perrito faldero de Tolly), el cual se colocó en el pasillo mientras que Tolly tomó su lugar detrás de su escritorio. (Se deberá también notar que el Sargento McGee es la contraparte de Farris; no fue coincidencia de que esperaran hasta que saliera de turno la Sargento Farris para asaltarme con esta.

“¿Asi que pastillas, eh, Whitaker? Nunca te conocí como un adicto a pastillas, pero me imagino que la vida está llena de sorpresas, ¿eh?” Estaba sonriendo en la forma más condescendiente que se pudiera imaginar, así que nunca ni me cruzó por la mente intentar poner objeción al comentario en este momento del proceso; realmente uno tiene que escoger sus campos de batalla con cuidado cuando tienes que tratar con personas como Tolly, el cual probablemente llegue a ser mayor algún día. Creo que fue en este momento que simplemente le pregunté cuándo sería mi vista, pero puede ser que fue un poco más adelante. Lo que más recuerdo de nuestra conversación son dos cosas; la primera fue la satisfacción que exudó durante nuestra pequeña conversación. Tolly me ha estado circulando ya durante tres años, desde que era Sargento en el 2007, una persona que conocí en el mundo libre, llamese la oficina del Fiscal de Distrito de Fort Bend, y le preguntó a uno de los fiscales que me sentenciaron a muerte si las personas en el Pabellón de la Muerte podían hacer llamadas telefónicas. De alguna forma, esta pregunta se “confundió” (sí, ¡claro!), y cuando mi abogado acusatorio me llamó a este lugar, se reportó que yo había estado haciendo llamadas. Después de que aclaré todo el asunto mediante unos escritos juramentados, Tolly se quedó convencido que yo tenía un teléfono celular. Sus sospechas fueron agrandadas por una táctica que el Talibán Americano uso en mi contra en el 2008-2009, en el que llamaron aquí a la Unidad y dieron “acusaciones secretas” anónimas de que yo les había llamado. Para el Teniente Tolly esto significaba su momento de venganza por las aproximadamente 40 revisiones de celda en que se encontraron precisamente cero teléfonos celulares.

Cuando habla, le gusta usar muchos adjetivos muy fuertes, como: comportamiento peligroso criminal, desacato vicioso de las reglas. ¿Han alguna vez notado como las personas que son medias malvadas se calman con este tipo de cosas? Es como si su subconsciente está diciendo: o.k., lo siento, soy un bastardo cruel, pero por lo menos no soy tan malo como este tipo. Es una salvia moral. Claro, deleitándose en los pecados de otras personas – imaginadas o reales – no lo convierte a uno en santo, aunque, por todos los cielos, no le vayan nunca a decir eso a un evangélico; solo los confundirán.

La segunda cosa que recuerdo fue que muy rápidamente preguntó sobre por qué “estaba recibiendo todas estas llamadas con relación a (mi) maldito blog.” La única cosa que me sorprendió acerca de su comentario fue que lo sacó con tanta claridad: esto fue, sin duda, la razón para todo. Continuó durante un rato, dándome a conocer que “ellos” (aún no estoy seguro quienes estaban incluidos bajo el paraguas de ese pronombre en particular) sabían todo: lo relacionado a mis escritos, el casi constante contacto entre Kevin y yo (lo cual es, técnicamente, una actividad que vale un caso mayor), y los esfuerzos de salvar la vida de Kevin. Todo se sentía muy Kafkaesaque. En un momento lo amolé todo e interpuse que no era de su incumbencia lo que yo decidía escribir para subir al internet, y me gritó que “cualquier cosa que sucediera en (su) casa era de (su) incumbencia”. Me quedé callado a partir de ese punto porque…bueno, realmente no hay cabida para discutir con personas como Tolly, especialmente cuando está de modo. Se cansó poco después, y no era el único sintiéndose así: todo en todo, la experiencia me dejó exhausto, como si hubiera pasado un conversacional equivalente a tortura de ahogamiento simulado.

Tolly me condujo personalmente a mi nueva casa, 12-FE-70, la última celda en Nivel 2. Esto también es importante: a este momento, aún no tenían idea exacta de cuál era mi acusación, y si debían meterme al nivel 2 o 3. Otro suceso de tiempo inafortunado les hizo tomar su decisión: en el tiempo de tres días, cuatro más de los diarios de Kevin salieron en mi página web, y esa noche se me cambió a nivel 3. Cuando protesté que “el mal uso de drogas de prescripción” era solo ofensa de Nivel 1 (lo cual cambio a ser ofensa de Nivel 2 el 21 de Mayo del 2010), se me informó que “no tenía ni idea de lo que estaba hablando” Oh, creo que no debía haber haber tocado ESTE tema, ¿eh? Whooops.

De toda mi propiedad, solo se me permitió llevar mi trabajo legal, cinco barras de jabón y mis artículos dados por Departamento Correccional de Texas: (toalla, uniforme de reo, calcetines y bóxers). No estaba seguro de cuánto tiempo iba a estar allí, pero sabía que definitivamente esta iba a ser una experiencia de aprendizaje.

Para ser continuado…
“La vida es un naufragio, pero no debemos olvidarnos de cantar en los salvavidas.”


Voltaire


© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker.
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