Sunday, December 13, 2009

La Silla de Ruedas ha Salido del Edificio

En este momento son las 4:30 a.m. Me estoy sintiendo áspero y malhumorado y excesivamente trastornado, y son precisamente en estas ocasiones cuando me aseguro de no escribir, pero aquí estoy. También resulta que me encuentro mucho, pero mucho más allá de que me importe, lo cual puede ser o no ser que explique todo esto. Escribí un artículo hace muchos meses sobre la forma en que mi insomnio había “desarrollado colmillos” (o algo así), y les puedo decir que esta situación no se ha retirado. Estoy tan acostumbrado a esta situación como puede estarlo una persona que se encuentra constantemente exhausta. O, por lo menos, he aceptado que esta es vida según la definición de TBW (Thomas B. Whitaker), en torno a los últimos días del 2009, y me he resignado a la tarea de cargar esta cruz. La pérdida de sueño es lo que sucede cuando nuestras especies de changos sin pelo intentan atiborrar demasiado dentro de sus artefactos pensantes blandos y grises de tres libras de peso, lo cual todos parecen pensar es lo mejor que ha existido desde que se inventó el pan en rebanadas. La alternativa de tener demasiadas cosas en tu mente está en la actualidad siendo probada en cierto gobernador anterior del Parque Federal que es Alaska, y los resultados primarios muestran que ésta en realidad podría ser mucho más dañina para el ser humano (y para el país que él o ella llama hogar) que lo que sería tener un cerebro atiborrado. Desafortunadamente, vienen más resultados en un futuro.

En resumidas cuentas, algunos problemas en la vida pueden repararse. Algunos no. Algunos se pueden aceptar, algunos se pelean. La sabiduría, me dicen, está en decidir en cuáles batallas te involucrarás, y cuáles hay que dejar pasar. Anteriormente he hablado sobre las características de la noble indiferencia, y no gastaré el tiempo de ninguno de ustedes repitiéndolas. De todos modos, puede que sea un espejismo, debido a mi completa inhabilidad de acercarme a ella.

Problemas, molestias, preocupaciones, lamentaciones; Yo estoy inundado con mi generosa ración de ellas. La mayoría son mi propia maldita culpa. Algunas no lo son. Perdónenme por lo grosero y tajante que voy a volverme, pero en verdad voy a usar este blog en la manera que la cultura popular ha considerado ser la más aceptable: molestando y quejándome. Sin embargo, ya no me quedan más opciones sobre este asunto. Algunas de mis batallas no tienen lugar en el ojo público, en mi opinión. Probablemente, son la mayoría los que no lo tienen. Pienso que ésta sí la tiene, principalmente porque no tengo ni la más mínima idea de alguna otra forma de abordarla.

Amigos por correspondencia. Amigos por correspondencia, amigos por correspondencia, malditos amigos por correspondencia. La práctica de escribirles a tantas personas ha sido una actividad amarga y dulce para mí. Es agradable tener algunos amigos, especialmente cuando la mayoría del mundo lo odia a uno hasta la muerte. Hasta los pseudo-amigos ayudan a pasar el tiempo, aún cuando uno sabe que no durarán mucho tiempo. Para eso se enlista uno: para ser un amigo. En la vida real, en ocasiones eso termina significando que te convierten en una muleta. Está bien, porque es parte del acuerdo, un pedazo del “contrato de amistad”. No existe mejor sentimiento que el de ayudar a levantar a alguien del sucio piso. Sin embargo, ¿Saben lo que no está en el contrato? Ser convertido de una muleta a una maldita silla de ruedas.

Así empieza: una pequeña situación es presentada en una carta, y tú ofreces lo que tú crees ser una solución razonable. No afirmas estar en lo cierto (por lo menos, no lo haces si no eres un bastardo egoísta). Simplemente estás escuchando a un amigo/a y ofreciendo una solución basándote en tus propias experiencias de la vida. Y funciona. Ayudaste a solucionar un problema, o por lo menos estuviste allí para escuchar. Y eso es exactamente como debería ser. Aquí está el problema, y me ha costado mucho aprender esto: algunas personas no quieren solucionar sus problemas. Antes que te das cuenta, tu correspondencia se ha convertido en una larga, empapada en miseria muestra de lo que es la suciedad de la existencia humana, y, al instante, eres succionado dentro del hoyo negro de su auto-absorción mórbida. No entiendes como diablos llegaste allí, pero sí sabes que nunca fue la intención de que eso pasara. Aún sigues con el deseo de ayudar. Por lo tanto, sigues ofreciendo consejos, tanto por el deseo de ver un barco enderezarse como por desear salir de allí en una sola pieza. Solo que, ahora que los problemas se han empeorado, están más crudos, la otra persona ya no quiere escuchar sobre tus soluciones. Como ya he mencionado, algunas personas no pueden vivir sin su tristeza, su soledad, sus quejas. Se ha vuelto parte de su forma de existencia. Es quienes son, hasta lo más profundo. Y ya que la miseria es amante de la compañía, te da la bienvenida a la comida de siete tiempos de su concentrada desdicha. Bien. Pienso que es una forma horrible de ir por la vida, pero es tu decisión.

Sin embargo, aquí está la cosa: Yo no soy tu psicólogo. No estoy ni siquiera remotamente calificado para escuchar acerca de tus intentos de suicidio o tus situaciones con papá o la forma en que aquella prostituta Wendy sigue durmiendo con tu novio y tu tío, en algunas ocasiones simultáneamente. Ayudaré donde pueda, pero vean en dónde estoy. Puede ser que el buen juicio no sea mi vestimenta fuerte. Y, de cualquier manera, puede ser que yo tenga mis propias diminutas cuestiones de las que me tengo que ocupar. Los problemas son relativos, y no estoy minimizando los problemas de nadie. No estoy diciendo que mi situación es peor. Lo que sí estoy diciendo es que llegué a mi límite, y ya no puedo más. En este momento, tengo cuatro personas que están dependiendo de mi cerebro estúpido, lento, brutalmente deficiente y descalificado para salvar sus vidas, ahora que sus abogados los han dejado y enterrado. No puedo ni empezar a explicar lo trastornado que ese tipo de responsabilidad lo hace sentir a uno, especialmente cuando nunca la buscaste. Pero, en vez de alguien que sea bueno, terminan conmigo. Y encima de eso, tengo unos cuantos demonios propios que enfrentar durante este tiempo del año. Por favor, por favor, por favor: Resuelvan sus propios problemas por un tiempo. Si fuera el tipo de persona propensa a una crisis nerviosa, la estaría teniendo en este momento. ¡No los puedo salvar! ¡Nadie puede! Tienen que encontrar la forma de salvarse a sí mismos. Así es la vida.

Esta cosa de amigos por correspondencia se ha salido fuera de control, de nuevo. Se deterioró en forma de espirales descendentes hace más de un año atrás, y parece que no aprendí mi lección lo suficientemente bien. Facebook y Myspace probablemente en un tiempo no lejano tomarán el camino del dodo (irse a dormir). Desde el principio, nunca me sentí muy a gusto en tener esas páginas, pero cuando uno se siente desesperado, prueba cualquier cosa. Mencioné que pensaba que se trataba principalmente de un mundo de muchachas adolescentes “hormonizando” y haciendo comentarios exclamativos sobre los muchachos en el programa estúpido y adormecedor de cerebro en el CW (siglas para cyber world, o mundo cyber), pero se me ha informado que negocios reales y serios se llevan a cabo en estas páginas. ¿En verdad? Me podrían haber engañado. Lo siento Tracey. Hiciste un trabajo fabuloso al crear esos sitios, construyendo un lugar para llevar a cabo conversación real y sustantiva. Siento que las personas lo han convertido en un lugar de chismes. No sé por qué me aguantas, o aguantas el fastidio, en ocasiones.

De las comentarios que se me han impreso y he visto últimamente, se ha convertido en un lugar para preguntar cómo usar drogas ilícitas, o para mujeres locas a las que nunca he conocido que afirman estar enamoradas de mí. Lo último sería un cuanto divertido, si no fuera tan triste. O enfermizo. Nunca fui popular con las damas en el mundo. No en esta forma. Y así está la situación: no soy popular ahora tampoco. No les caigo bien a estas personas; ni siquiera me conocen. Simplemente soy el que ocupa el lugar de algo más, una imagen reflejada de sus propias vidas que toma forma de algo que es más fácil enfrentar. Es horrible, y puedo comprender, pero no es mi problema para resolverlo. ¡Dejen de jugar con mi nombre! He trabajado muy, pero muy, pero excesivamente duro para ser mejor que lo que fui en mi vida anterior. Para reponerme de los años de auto-odio y los miles de mililitros de veneno que inyecté dentro de mis venas. Cuando ustedes escriben esas absurdas tonterías sobre ser “mi chica”, tiran a la basura todos mis intentos de re-vindicar. Personas buenas, verdaderas, las cuales conozco genuinamente y me agradan, están teniendo dificultad en confiar en mí debido a sus incoherencias locas. Retírense. No les conozco ni quiero conocerles. Encuentren a alguien más que tome el lugar del muchacho malo que andaba en motocicleta y nunca les puso atención cuando estaban en la prepa.

Me quedan unos cuantos años en este mundo, y pueden llamarme egoísta, pero no voy a pasar mi tiempo apagando incendio de matorrales en las vidas de cien personas diferentes. Paso horas al día dedicado a esto, cada día. Tengan un poco de respeto propio. Resuelvan sus vidas o dejen de quejarse. Arreglen el problema con decisión, como lo estoy haciendo yo aquí. Igualmente, tengan algo de respeto por mí evitando que yo tenga que escuchar incesantemente los problemas, cuando desde al principio ustedes nunca tuvieron la intención de tomar mi consejo. Hay cosas reales que debo realizar con mi tiempo, y estoy cansado de que siempre me haga falta tiempo para hacer lo que quiero o necesito hacer en beneficio de mi propia persona. Maduren. La vida apesta. Su-pe-ren-lo.

O no lo hagan. Es su decisión. No la mía.

La cosa verdaderamente condenatoria es esta: Solo en unas cuantas ocasiones he pedido ayuda de alguien en este sitio. En tres ocasiones, si recuerdo bien. La primera fue cuando intenté conseguir que algunos de mis lectores le escribieran a cierto representante aquí en Texas, con la intención de instituir un programa en el cual los prisioneros aquí en Texas legalmente podrían donar riñones. Cuatro personas escribieron correos electrónicos. Cuatro personas creyeron en mí, e intentaron salvar algunas vidas.
La segunda fue cuando le pedí a las personas que escribieran una carta de apoyo para Kevin Varga. Siete personas contestaron al llamado, según el Consejo de Perdón y Libertad Condicional.

La última fue cuando me deshonré a mi mismo pidiendo un poco de ayuda para pagar mi próximo semestre de clases universitarias. Cinco de ustedes se mantuvieron a mi lado y nunca, nunca, pero nunca los olvidaré. No piensen que estoy pidiendo dinero. No lo estoy. No se trata de dinero. Se trataba de ver cuántas personas de las que vienen aquí están dispuestas de ir más allá de escribir uno o dos comentarios en el blog. Ver cuántos están dispuestos a mantenerse a mi lado y creer en mí y mis metas. Y recibí mi respuesta. Les escribo a más de 100 personas. O para ser preciso: lo hacía.

Tal vez este sí es un ataque nervioso. Sea lo que sea, las cosas van a ser diferentes de hoy en adelante. Tengo toda la intención de abordar este asunto directamente con las personas a quien les corresponde. No supongas en forma automática que estoy hablando de ti, porque es posible que no sea así. Pero sentí que esto necesitaba darse a conocer en forma anestésica general antes de sacar el bisturí y efectuar la cirugía.

No estoy diciendo que no me importa, o que no quiero ayudar a la gente. Solo estoy diciendo que soy humano, y emocionalmente no equipado para tratar con alguna de la información que está siendo forzada sobre mi persona. Un ejemplo perfecto reciente: unos meses atrás le ayudé a una amiga mía a tomar una decisión muy difícil de hacer lo correcto en cuanto a su recientemente divorciado ex marido. Básicamente, tenía que ver con mucho dinero y necesitaba ser arreglado legalmente. Logré darle un empujoncito en la dirección correcta. Llegué a escuchar demasiados detalles de cómo aun simultáneamente ama y odia a su ex marido. Durante 15 cartas escuché acerca de esto. Cuando finalmente hizo lo noble, me sentí complacido. Exhausto, pero complacido. A continuación, me preguntó si había algo que ella pudiera hacer para mí, y admití que podía usar unos asquerosos dos dólares para comprar un nuevo tubo de pasta para dientes. Su última carta (y créanme, fue la última) me regañó (¡Realmente regañó!) por ser tan materialista. ¡Imagínense!

Lo siento mucho si esto suena egoísta y en sangre fría. Sin embargo, siento que tengo el derecho para determinar como he de pasar estos últimos cuantos años en esta roca, y no puedo contarles cuántos proyectos personalmente importantes he tenido que archivar o abandonar debido a que paso seis horas por día jugando al psiquiatra. Un amigo cargará el peso sobre otro amigo, hasta que la persona aprenda a caminar de nuevo. Una persona que toma ventaja del viaje gratis más allá del punto en que puede moverse sola, con el presente conocimiento de que el otro ya tiene una carga muy grande amarrada sobre su espalda, en primer lugar no es digno del título o del esfuerzo.

“La vida, siendo como es, no es necesariamente como es. Simplemente es como tu eliges verla.”


Heshu Yones, de 16 años,
antes de ser asesinada por su padre, Abdullah Yones en
un asesinato de “honor”



Y cambiando el tema a algo menos grave:

# 4 en la Lista de 5 Cosas que no Debes Poner Sobre tu Cabeza



Este shampoo se encuentra dentro de lo que sigue: plasma gaseosa ionizada del centro de una estrella, magma líquida, acido hidroclórico, y seguido por Uranio Altamente Enriquecido. Por si se están preguntando, la Industria Correccionales de Texas es la “compañía” que produce virtualmente cada producto manufacturado por “trabajadores” prisioneros. Ya que a nadie se le paga por el trabajo en las prisiones de Texas, tal vez la terminología correcta aquí sería “esclavos”, aún cuando es una palabra algo cargada. Este producto cuesta dos dólares en la tiendita. Mmm, ¡por favor dénme más etilenglicol monostearato! (Por si acaso su química está un poco oxidada, permítame presumir la superioridad de mi Aburridéz: el etilenglicol es un líquido incoloro, viscoso e higroscópico usado, como resulta, como un anticongelante. Igualmente se usa este químico cuando se hacen poliesters y en la preservación de madera que es inundada por humedad. Con razón me estoy quedando calvo. ¿Un descuido del sistema Federal? ¡Por favor!)

© Copyright 2009 por Thomas Bartlett Whitaker.
Todos los derechos reservados

No comments:

Post a Comment