Wednesday, October 17, 2007

Tratar De Entender El ‘¿Por Qué?’

Octubre 17, 2007 Miercoles

No es extraño que yo reciba correspondencia de odio.

La mayoría de las semanas recibo unas cuantas cartas del tipo de “lago de azufre” condenándome a mí y a mi pobre habilidad en la escritura. O.K., nunca afirmé ser bueno para escribir. Estoy haciendo lo mejor que puedo, y si no soy lo suficientemente bueno para algunos de ustedes, les invito a hacer clíck en esa pequeña “x” que se encuentra en la esquina superior derecha de su navegador.

Tuve esta idea, pobremente formulada y un cuanto nebulosa, de que podría, en cierta forma, aprender acerca de mí mismo a través de este proceso, y, al hacerlo público, podría ayudar a alguien a aprender algo acerca de ellos mismos a la misma vez. Tenía la esperanza de que pudiera hacer contacto con algunas personas de la fe Cristiana, y que pudiera tener una relación fraternal con ellos, ya que no tienen iglesia aquí en el Pabellón, y me hace falta. Me imagino que no estaba preparado para la mera cantidad de odio que vendría hacia mí a través del correo. Casi tengo que armarme de valor para enfrentar la terrible experiencia, como un boxeador se prepara para que lo golpeen en la cara. Reconozco que merezco mucha de la negatividad que viene de algunas personas. No lo discuto. Pero son las cartas de personas que ni siquiera he conocido que me tienen sin poder comprender. Solo me puedo imaginar cómo va a empeorar la próxima semana después de que pongan al aire el programa especial de 48 Horas de Misterio en CBS. ¿Realmente enriquece sus vidas el mandarme múltiples páginas con razones de por qué el mundo estaría mejor sin mí? ¿Honestamente? Tal vez tu tiempo sería mejor aprovechado en buscar la verdadera razón por la cual estás airado. Simplemente es una sugerencia.

La mayoría de los días me encuentro pendiendo de un hilo, y tal vez algunos de ustedes lo notaron. Tal vez es la razón por la cual escribieron. Pediré a Dios que puedan entender lo que esa acción hable en cuanto a ustedes mismos.

De todos modos, si les he ofendido, en alguna forma, con la presencia de este sitio web, lo siento. Nunca fue mi intención hacerlo. Tenía unas cuantas metas cuando empezé esto, y, aún cuando no sé qué tanto tiempo más podré escribir estos, me aseguraré que pueda completar por lo menos una de mis metas. La pregunta más común que se me hace diariamente es: “¿Por qué?”

¿Qué hace que una persona desee matar a toda su familia? El Asistente del Fiscal de Distrito le dijo a mi abogado, seis meses antes del juicio, que él sabía que el dinero no fue un objetivo para mí. Y sin embargo, este fue el ángulo principal que se enfatizó durante el juicio. ¿Por qué hicieron esto? La primera razón es muy sencilla: Nunca se tomaron la molestia de preguntarme; nunca en los 18 meses de encarcelamiento antes del juicio. La segunda razón es un poco más complicada, pero no mucho más. Es la naturaleza de dichos juicios darles un giro sensasionalista. Después de todo, el dinero SÍ fue la motivación para el verdadero asesino, y fue fácil hacer una conexión y suponer que sería la razón tras mis motivos también. Además, el dinero es fácil. Las personas hacen cosas terribles en nombre del dinero diariamente; no es difícil vender la idea. Cualquier acción que haga parecer al acusado menos como un ser humano y más como un monstruo insensible es algo grande para los procesos acusatorios de Pena de Muerte. Cualquier acción que demuestre que es una persona sumamente dañada en el aspecto psicológico es dañino para los procesos de Pena de Muerte.

Como ya dije, muy simple. La historia sobre el “pago de millón de dólares del seguro” mítico fue proporcionado por mi co-demandado, el cual fue el testigo estrella del Estado. (A decir la verdad, yo sabía que mis padres no tenían un seguro grande. Resulta que mi papá tenía una póliza de $50,000 dólares sobre él mismo, y ninguno para mi mamá, Kevin o para mí). Si no te puedes imaginar la situación en la que una persona pudiera mentir para evitar la Pena de Muerte(a cambio de una sentencia de 15 años de prisión), entonces deberías empezar a hacer rompecabezas Sudoku o algo así para que tu cerebro se ejercite.

He tenido mucho tiempo para pensar en esto. He pasado horas intentando colocar mi mente en un orden de apariencia para poder intentar contestar la pregunta ¿por qué? en tal forma que alguien más, además de mí, posiblemente pueda entender. Es en ocasiones como esta que siento, de modo penetrante, mi falta de habilidad para escribir. Las palabras me fallan, y me siento totalmente deficiente para la tarea. Parte de mi problema es que estoy intentando explicar algo que realmente no se puede racionalizar. Especialmente cuando estoy tratando de asegurar que no suene como que estoy tratando de justificarme. Nunca se puede justificar.

(Algo para tomar en cuenta: mientras que el mundo puede ser, de hecho, una realidad objetiva, cualquier cosa que exista deberá primero pasar por el filtro de tu percepción, así que en una forma muy real, aún cuando extraña, a la misma vez todo es subjetivo.)

Parte de la historia del “¿por qué?” está arraigado dentro de mí, percibiendo señales muy ciertas, seguidas por una pobre malinterpretación y computarización, lo cual torció la totalidad de mi percepción del mundo. Realmente eso no es tan extraño ya que probablemente existen muchas, muchas “verdades” que sabes no son, de hecho, enteramente exactas. De todos modos, lo siento mucho si estoy haciendo un mal trabajo de esto. Es muy difícil. Me hubiera gustado esperar hasta que pudiera manejar esta situación en una forma mejor, pero…ese hilo se vuelve más delgado cada día que pasa. Necesito intentar asentarlo, para que esté en forma escrita para que otros puedan ver.

En ocasiones la palabra “perdón” no es lo suficientemente buena, no importando con cuánta sinceridad la digamos. Nunca fue mi intención volverme tan frio por dentro; tan vacío. Siempre se trataba de sobrevivencia, el lento insensibilizar de todas las protuberancias que salían de mí y me hacían sentir tan fuera de lugar. Nunca sentí ser parte de nadie, aún cuando era muy joven. Mi abuelita recientemente le contó una historia muy interesante a mi papa, la cual él me re-transmitió a mí. Tuvo lugar siendo yo de cinco años, y la fecha exacta está impresa en concreto (literalmente). Estaba en la planta alta de su casa, que se encuentra pegada al campus de la Universidad de Houston, junto con ella, mirando hacia abajo, viendo a mi papá y a varios otros miembros varones de la familia de mi papá que se encontraban colocando el piso de una nueva área de estacionamiento de la casa. El tío de mi papá, Hank, estaba ayudando. Siempre fui un niño muy meditabundo, y al estarlos observando en silencio durante un rato, voltee hacia MeeMee (mi abuelita) y le pregunté, “¿Qué es Hank mío?” Ella explicó la relación de familia, que era el tío de mi papá, como lo era Bo (el hermano de mi mamá) de mí. Pensé sobre esto durante un tiempo, y dije: “Bo no debería ser mi tío. Él no me ama.” Aún a los cinco años de edad me daba cuenta de la dinámica familiar que sería como una plaga para mí durante años.

Mi segundo nombre, Bartlett, era el apellido de soltera de mi mamá. Me llamaban Bart cuando estaba creciendo. Y sin embargo, siempre sentí que, cuando estaba rodeado por los Bartletts, de alguna forma no era merecedor del orgullo de su apellido. Siempre estuve consciente de eso. Más adelante en mi vida, empezé a emular algunas de las cualidades que poseía Bo: fuerza, dureza, y tranquilidad estando bajo fuego, un toque de desdeño en cuanto a las reglas que todos los demás tenían que seguir pero que no aplicaban a él, y por último, orgullo. Creo que deseaba ser Bo. El tenía todo el poder en la familia, y si alguien no lo quería, bueno, ese era problema de ellos. Para alguien que vivió cada día de su vida buscando claves sutiles microscópicas en otras personas para saber si actuaba en forma aceptable o no, el deseo de ser tan…libre…de la preocupación de los que otros pensaban acerca de ti era sumamente abrumador.

Así que, intenté ser él, aún cuando el intento solo fue superficial. Fingí esa confianza. Ayudó, aunque por solo un tiempo. El Fiscal de Distrito le llama a estas emulaciones “máscaras”, lo cual suena siniestro. La verdad es, las he estado usando desde la primaria, y si no fuera por ellas, al intentar, sin éxito, encajar, me hubiera cortado las venas en desesperación antes de llegar a la preparatoria.

Mientras estaba en la etapa de crecimiento, era totalmente diferente a mis amigos. Mientras que ellos se veían seguros de sí mismos, eran rebeldes, yo era el chico que siempre ponían en el campo izquierdo y siempre fallaba en atrapar las “fly balls” porque estaba más interesado en el avión que pasaba por el cielo que en el juego, el cual odiaba. Los deportes en esa edad, determinan, en forma marcada, tu rango en la escalera social, y yo era la base de la escalera. Empezé a hacer que me anotaran los 3 “strikes” a propósito, con la esperanza de que cada año sería el año en que finalmente podría convencer a mis padres que no había razón para que siguiera jugando. Pero no les podía decir que no quería jugar porque tenía miedo que el que no me gustaran los deportes significaba que no estaba viviendo el estándar de lo que ellos esperaban de mí. Pero jugar pelota era un infierno para mí. Tuve que aparentar que estaba intentando, pero fallando. Pero su forma de resolver esto fue dándome más clases de cómo batear y comprandome un bat mejor. Cada vez que fallaba la pelota, o la canasta, o lo que fuera, secretamente me sentía vencedor en contra de ellos.

No pasó mucho tiempo antes que me escondiera en mis libros. Los niños no vienen con manual de instrucciones. No me puedo imaginar lo difícil que es criar a dos niños en estos tiempos. Mis padres vieron mi apetito voraz por la lectura, y me animaron a seguir. ¿Qué más podían hacer? Les permitió pasar tiempo con mi hermano, el cual, para ser honesto, a su edad, lo necesitaba. Kevin estaba teniendo un tiempo difícil en la escuela y necesitaba un poco de atención extra. Sin embargo, lo que yo percibí, era que Kevin, en cierta forma, era más merecedor de afecto, y mis propias dudas fueron creciendo. Y algo de celos. No sabía que estaba colocando un fundamento peligroso. Solo sabía que la única ocasión en que no tenía que estar constantemente vigilante de mis errores era cuando estaba solo con mis libros. No tenía que ser perfecto ante ellos. Me aceptaban tal y cómo era. Y aunque odiaba mi independencia, mi aislamiento, en eso me convertí.

Deseaba ser parte de la familia, pero para cuando ingresé a la secundaria, era un solitario. No quería serlo, pero no sabía qué se necesitaba para tener un amigo verdadero. Así que, intenté cosas diferentes. “Máscaras” diferentes, si es la palabra que prefieres usar para esto. Todos lo hacemos, hasta cierto grado, y en ocasiones ni nos damos cuenta. Pero yo sí me daba cuenta. Actuamos diferente cuando estamos en el trabajo vs. cuando en el club o en la iglesia. Eventualmente, encontré ciertos atributos que producían una retroalimentación positiva. Humor, era uno de ellos. Hacer reír a las personas mantenía alejada la soledad. Sentía que podía encajar, aún cuando fuera solamente por períodos cortos de tiempo. Pero el deseo de ser aceptado solo aumentó con esa pequeña probada.

El veneno tomó forma en esos días: la perfección traía felicidad. Lo único que tenía que hacer era ver revistas y televisión para notar que las personas perfectas tenían amigos, tenían amor. Así que, si eres estúpido y feo, ¿qué puedes hacer? Bueno, pues haces trampa. En cualquier forma que te sea posible. Haces hasta lo imposible por evitar que el mundo y aquellos que amas vean que tan triste y patético eres. No es culpa de mis padres que no hayan visto las señales, porque yo era experto en cubrirlas. Era crítico que no se dieran cuenta de mi secreto. Creí que definitivamente perdería su amor si ellos tuvieran siquiera la mínima idea de quién era yo verdaderamente. Así que, nunca se los hice saber a ellos, ni a nadie más.

(Ahora me doy cuenta que esto no era cierto, pero lo creía en ese tiempo. Traté de explicar esto al fiscal en mi juicio. Le dije que cuando estaba creciendo nunca me sentí amado, porque muy dentro de mí sabía que el niño que mis padres amaban no era el verdadero yo. Pero él lo rechazó totalmente, ignorando lo que yo intentaba expresar y enfatizando que mis padres nunca me abusaron o me negaron amor, participaban en actividades conmigo, me llevaban de viaje, así que, ¿por qué no me sentí amado? “No” dijo él, yo era incapaz de amar y yo había traicionado a las personas que habían intentado darme amor. Creo que la percepción equivocada es la parte peor de esta tragedia de múltiples percepciones equivocadas. Nadie entiende, y no tengo la capacidad para explicar para que puedan entender. Tal vez, para cuando estos diarios lleguen a su fin, podré expresarlo).

Al ir creciendo, empezé a poner mucha atención a la reacción que las personas tenían hacia mí, hasta llegar a ser tan bueno para detectar el humor más sutil de las personas que ya era una segunda naturaleza mía. Me convertí en un timador de 13 años de edad, no en el sentido de que robara cosas o tomara ventaja de las personas, pero de que me vendía a las personas como alguien que realmente no era. Sin embargo, algo más sucedió por debajo de las máscaras y en el sub-sótano de la auto-aversión. Empezé a odiar. Vi cómo todos eran felices (aún cuando realmente no lo fueran), y los odiaba por ello. No podía entender por qué algo tan básico estaba faltando en mi persona.

Perdí a Dios en esos días. Lo odiaba por haberme creado como lo hizo, y por ser tan sádico. Lo odíaba por maldecirnos con el libre albedrío. Lo odiaba por darme vida. Sin embargo, es cosa delicada odiar algo tan grande como Dios. Él es demasiado estéreo. Le apuntas a Él, pero golpeas a todos los demás. Así que, aún cuando no estaba consciente de esto, mi odio por el mundo realmente estaba siendo dirigido a las personas que amaba. Y la soledad cavó profundamente. Y las máscaras llegaron a ser lo único que yo era. Ya no existían puntos de referencia para el “yo”, y todo se volvió muy líquido, muy mutable. Al ir mejorando la forma en que imitaba al ser humano, fui encajando mejor. Pero el odio nunca se alejó, y aunque principalmente te odias a ti mismo, existen límites a qué tanto te puedes odiar a ti mismo, vertiéndose sobre otras personas.

Agrega a esto la presión extrema que todavía sentía de ser perfecto de minuto a minuto, y algo verdaderamente diabólico nació. Puedo haber comenzado como un remolino de emociones, todo embrollado en una vórtice desordenada, pero en algún momento durante mi primer año de preparatoria, tuve una sobrecarga. Como un interruptor de corriente que se bota cuando hay una sobrecarga eléctrica, algo tronó en mi interior. Empezó con algo pequeño. Algo que puedes arriesgar perder. Piensas, “Algún día lo recuperaré, pero por hoy, necesito poder llegar al final del día.” Esto facilita más poder volverlo a hacer cuando te sobrecargas. Llegó a tal punto que, años más tarde, cuando supe que mi mejor amigo de la preparatoria, Lane, había muerto el mismo día que Matt, el mejor amigo de mi niñez, pude encontrar el centro de mi desprendimiento rápidamente. Cuando escuché la noticia, Lynne me preguntaba si estaba bien, y no lo estaba. Todo estaba mal, pero…encontré un lugar dentro de mí dónde estaba bien, y me fui hacia ese lugar, y allí me quedé.

Lynne había sido mi piedra angular desde mi último año de preparatoria. Ella era maravillosa, perfecta. Me salvó del suicidio en 1000 ocasiones. Creo que la amé desde la primera vez que la vi, pero estaba tan afuera de mi alcance. Cuando la oportunidad de realmente hablar con ella llegó…hice lo que siempre hacía, me re-inventé para ser la persona que pensé que ella quería. Y funcionó. Realmente me tomó cariño, en la forma que durante tanto tiempo había soñado. Excepto que estaba fundado sobre mentiras. Había querido dejar de ser invisible por años, y aquí, finalmente, estaba mi oportunidad, pero la había regado. Intenté desesperadamente llegar a ser el hombre que ella creía que yo era. Hasta me volví bueno en fingir, engañándome a mí mismo durante un tiempo. La mayoría de las ocasiones sabía, sin embargo, que existía un cisma entre la persona que ella quería que fuera, y la persona que verdaderamente era. Dios, sin embargo la necesitaba tanto, que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa. Me hizo tan feliz…pero se debe dar resolución a la identidad. Ahora lo sé, aunque en ese tiempo no lo sabía. Así que, para mi vergüenza, mientras estuve en la universidad, la engañé. Nunca se trató sobre encontrar una que la superara, era siempre sobre buscar quién era yo en los únicos espejos que importaban: los ojos de otro ser humano. Nunca lo encontré. La lista de quien era Thomas Bartlett Whitaker se volvió aún más larga. Ahora existían por lo menos 15 diferentes versiones de mí, y tomó una extremada cantidad de energía para poder evitar que esos mundos hicieran contacto. El vacío dentro de mí se fue haciendo más y más grande. Intenté llenarlo con drogas y filosofía (en ocasiones las dos cosas…Nietzsche con metanfetamina cristalina haría que cualquier persona odiara al mundo). Empezé a hacer un poco de ejercicio. Me metí a clases de artes marciales, lo cual me ayudó durante un tiempo, aunque la mayoría de mis senseis sabían que algo en mí no estaba bien. La mayoría de las personas se congelan durante una pelea. Yo sonreía.

En algún lado, allí adentro, aproximadamente en el año 2000, el odio sobrepasó el amor. Me había vuelto fuerte en los últimos años, y sabía que definitivamente existían personas que eran responsables de que yo tuviera que estar vivo. Una sola noche de pasión, razoné, y ¿tengo que pasar por todo ESTO? Nunca seré lo que ellos quieren que yo sea, de todos modos. Decidí que realmente no me molestaría si cualquier persona en mi vida desapareciera del planeta. En ocasiones quería que fuera así. Y después, me di cuenta que lo que realmente deseaba, más que cualquier cosa, era venganza por estar vivo. Tan pronto como nació el pensamiento, tomó vida propia.

Nunca se trató de dinero. Nunca se trató de ver hasta dónde podía llegar sin ser descubierto. Deseaba venganza por ser invisible. Quería venganza por ser yo. En una forma real, sin embargo, fue simplemente solo una fantasía enferma, un intento desesperado de efectuar una sangría para aminorar un poco la presión. Si podía pensar en lo fácil que sería, descansaba un poco. Se convirtieron los chivos expiatorios de todos los problemas en mi vida. Podía jugar el juego de “si tan solo supieras”.

Sabía que no tenía el valor para llevarlo a cabo yo mismo. Ser diabólico no es un juego que podía jugar yo solo. Así que, encuentras a otros para jugar. Y haces planes, realmente nunca pensando que realmente iba a suceder. Pero, los disparos hacen estruendo, y 15 años de tu evolución personal son removidos, y ¡es verdad, oh Dios, es verdad! ¿Qué demonios estaba pensando? E intentas retroceder del horror que produce, de la imagen tuya que ves en el espejo, pero no puedes. Y mientes, y mientes, intentando retroceder. Solo que, dos de las únicas personas que realmente amabas están muertas, y esos que quedan vivos puede ser que mueran cuando se den cuenta de la verdad.

Así que, huí, huí de la pesadilla de lo que había hecho y en lo que me había convertido. Tanía miedo de lo que me iba a suceder, y estaba huyendo del horror de mí mismo. Lo vi todo: el juicio, la condena, la aguja. Durante semanas intenté borrar la imagen de la mirada de Ella observándome, a través del vidrio, mientras insertaban los tubos en mis brazos. La desilusión, el odio. Así que huí. El único poder que tenía ahora, razoné, era asegurarme que cuando llegara el día de la aguja, ella lo aplaudería, en vez de llorar. Así que, como un cobarde, los abandoné sin una palabra. No quería que estuviera nadie del otro lado del vidrio. Aún no lo deseo.

Hay aquellos que piensan que mi paréntesis de 18 meses en las montañas de México fue una acción egoísta. Qué bueno. Admitiendo, mi temor personal formó una buena parte de ese tiempo, pero la mayoría querían que todos pensaran que fue egoísta – fue diseñado para que así pareciera para que esos que me tenían cariño ya no lo tuvieran. Lo que yo no esperaba fue que encontraría a Dios nuevamente en esas montañas. O que mi padre me perdonaría por lo que hice. (Esa es otra historia, una muy grande, y escribiré sobre eso en otra entrada de mi diario.) Sin embargo, puedes considerar, que para esos de ustedes que me han escrito para decirme que tienen dificultad en ubicarme, en su imagen mental, como un prisionero del Pabellón de Condenados a Muerte, puede ser que se deba a ese perdón. Piensen lo poderoso que es eso, y cómo puede aplicarse a sus propias vidas. Todo lo que puedo decir como conclusión es esto: “Mamá, Kevin, cambiaría lugares con ustedes en la muerte 1000 veces por día. Debería haberme matado yo, en vez de lo que hice. Lo siento mucho. Lo siento mucho.”

Así que, mándenme su correspondencia de odio si esto los hace sentir mejor. Si, en alguna forma, es una sangría que les alivia la presión en su propia vida. Simplemente no me pidan que me odie más de lo que ya me odio. No es posible. No es posible.

Vuelvo a leer esto que he escrito, y todo está mal. ¿Cómo puedes reducir tu vida completa en el texto de unas cuantas páginas? Hice lo mejor que pude, y resultó tal y como me lo temía: totalmente inadecuado. Lo siento.

¿Por qué nunca se expuso nada de esto durante el juicio?, se preguntan. Buena pregunta. Mi abogado no pensó que estas situaciones psicológicas tendrían relevancia en este caso. Ni el abuso de drogas. Y además, los juicios están diseñados para filtrar todo este tipo de cosas. Ellos quieren hechos fríos, duros; no sentimientos.

No puedo escribir mucho más sobre esto en este momento, así que voy a terminar esto con las palabras de otra persona, ya que alguien más ya dijo todo, en forma mucho mejor que lo que yo hubiera podido decirlo. En El Paraíso Perdido de Milton, Satán dice que el infierno se encuentra dónde él esté, ya que él no puede escapar su propia mente. Amen, Lucifer, Amen.



© Copyright 2007 por Thomas Bartlett Whitaker.
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