Tuesday, June 1, 2010

…Y Aún Así, Sigo Sin Verme Mejor

Junio 1, 2010, Martes

Una de las pocas cosas positivas que se pueden decir de la Seccion-F es que por lo menos es muy silenciosa. Habiendo sido vecino de un artista en serie de rap y otros completos locos, esta ventaja no puede ser subestimada. Las puertas acá en Nivel 2 y 3 están selladas en una forma mucho más completa que en el Nivel 1, las cuales, francamente, ya estaban bastante mal. Uno tiende a sentirse en ocasiones como si uno fuera la única persona en el mundo acá, especialmente en la noche. Sin embargo, de vez en cuando, algo se suelta y las personas empezarán a golpear las puertas, y suena un poco como truenos distantes. Esto sucede bastante frecuente acá atrás: en los 49 días que he pasado en el Nivel, he visto 6 escenarios de “uso de fuerza”, tres gaseadas, y una pelea entre “Baby Boy”[Niño Bebé] y el Oficial Mendoza (lo cual terminó con el prisionero – usando cadenas en las piernas y esposas – recibiendo golpes en su cabeza contra la pared y el Oficial Mendoza rociando su propia cara con su mace [gas para defensa personal]). Las personas acá atrás simplemente explotan más fácilmente. Me he convencido que estas puertas tienen algo que ver con esa situación.

En el proceso de examinar esta hipótesis, empezé a leer sobre el Síndrome UVS, un término acerca del cual he escuchado durante muchos años pero nunca había investigado. Sin que sorprenda, el Síndrome de la Unidad de Vivienda Segura probablemente es algo del cual nunca han escuchado anteriormente. A mi mayor conocimiento, el Dr. Craig Haney y el Dr. Stuart Grassian, un psiquiatra de la escuela de medicina en Harvard, le dieron al clavo con este término. El síndrome describe una constelación de impedimentos médicos y físicos que se relacionan directamente a una reclusión solitaria de larga duración. En el caso de Madrid vs. Gomez 889 F Supp. 1146 (N.D. Cal 1995), Haney observó que:

“En la Bahía Pelicano, el 80% de los prisioneros sufrieron de ansiedad, nerviosismo, dolores severos de cabeza, y letargia crónica o cansancio. Más de la mitad se quejaron de pesadillas, palpitaciones de corazón y temor de un ataque nervioso. Nuevamente, más del 80% se quejaron de rumiar, sensibilidad excesiva a estímulos, explosiones de enojo irracionales, y retraimiento social. La mitad reportaron fantasías violentas, cambios de humor y depresión crónica. Casi la mitad reportó alucinaciones entre otras distorsiones perceptivas. Un cuarto de los hombres en la Bahía Pelícano habían seriamente contemplado el suicidio.

Estos síntomas se manifestaban en formas inquietantes. Un prisionero le arrancó la cabeza al aspersor del techo o de su celda e intentó tragársela. El mismo prisionero también intentó cortar sus muñecas con una cuchara rota de plástico. Cuando fue entrevistado por el Dr. Haney, el prisionero dijo: ´Me dan episodios de mareos, miedo, nerviosismo, temblores y llanto. Escucho voces que me dicen que rompa mi colchón. Salen demonios. Los veo…nunca los vi (antes de llegar a la Unidad de Vivienda Segura).´”


Estas instancias de comportamiento irracional son terribles para contemplar, y aún más horrendas al contemplarlas. Hasta hace algunas semanas atrás, viví en la vivienda en donde “El Pequeño Flo” cortó su cara antes de cortarse la garganta. Dos puertas más abajo está la celda en donde “Ardilla” se sacó su ojo y se lo comió – el único ojo que le quedaba, después de un previo y similar acto en la cárcel del condado. Y luego tenemos la loquera religiosamente inspirada de “Cuba”, el cual se circuncidó solo en su celda con un sacapuntas para lápiz debido a que el Departamento de Justicia Criminal de Texas no se lo quería hacer. Ahora, puede ser que al llegar a este punto tengan objeción a mi hipótesis y declaren que estos hombres ya estaban mentalmente dañados antes de ser colocados en las celdas de confinamiento solitario. Si esa es la teoría de ustedes, eso es un comentario bastante condenatorio sobre el estado de nuestro sistema judicial, de que tales hombres siquiera fueran sentenciados a muerte en primer lugar. Francamente, a cualquier lado que se inclinen, la situación es terrible y horriblemente rota.

La realidad del Síndrome UVS está siendo documentada y reconocida por los oficiales de prisión. A pesar de esto, la construcción de Unidades de Control continúa sin debate. Después de todo, no será el hijo o hermano e padre de ustedes el que tendrá que sobrevivir un ambiente diseñado para fabricar loquera. ¿Por qué debería importarles, verdad? Aquí está la razón de por qué (obviamente, haciendo a un lado las razones éticas): 94% de éstos que al tiempo presente están encarcelados, un día serán liberados. Para citar al Dr. Grassian:

“Es más o menos como patear y golpear a un perro y mantenerlo en una jaula hasta que se vuelva loco y tan feroz y salvaje como es posible llegar a ser y entonces un día lo sueltan en las calles de San Francisco o Boston y abren la jaula y corren. Eso no es favorecer a la comunidad.”


Me gustaría agregar un poco a la conversación, si me lo permiten. He sido puesto en aislamiento en celdas de aislamiento por un poco más de cuatro años de los cinco que he estado encarcelado. He experimentado la mayoría de los síntomas previamente mencionados de primera mano, mi menos favorito, los episodios de mareos. He aprendido como aguantar casi cualquier forma de dolor corporal, pero este vértigo totalmente inutiliza la mente, por lo cual probablemente me saca tanto de quicio. Después de algunas semanas en el Nivel 3, también noté que me sentía físicamente mucho más agotado que lo normal, y estaba durmiendo varias horas más de lo que acostumbro, con cero aumento en energía o vitalidad. Una vez que detecté este patrón, el pequeño gremlin OCD en mi cabeza empezó a trabajar a toda marcha y empezé a encuestar a los muchachos a mi alrededor. Pueden ver los resultados aquí.

No pude hablar con todos en el Nivel, debido a un número de razones. Para empezar, a unos cuantos de los muchachos simplemente no les caigo bien, lo cual es su prerrogativa. Varios otros estaban tan fuertemente medicados (“Birdman”, Paul Devoe) que solamente despiertan para comer. Dicho eso, pude encuestar a 20 de ellos, lo cual representa un segmento estadísticamente grande de la población que al presente se encuentran en el Nivel. Pienso que los resultados son bastante interesantes: un aumento de 2.4 horas en el tiempo de sueño después de solo 30 días en el Nivel 2 o 3. Creo que esto da a notar una causa de raíz bastante más complicada que pudiera explicarse que como un simple aburrimiento. No estoy adecuada ni lo suficientemente educado para hacer verdaderas afirmaciones acerca de esta situación que no son anecdóticas, pero si lo hace a uno preguntarse qué diría un verdadero psicólogo si él efectuara una encuesta propia.

Sin embargo, estoy capacitado para llegar a una conclusión bastante cínica en cuanto a la ciudadanía de un estado el cual, por grande mayoría afirma seguir una religión cuyos principios incluyen: amor entre hermanos, perdón, y la bendición de aquellos que dan misericordia. La conclusión es esta: resulta que no pueden deletrear “h-i-p-o-c-r-e-s-í-a” sin “T-e-x-a-s”.

Para conocer más acerca de esta pleito contra las unidades de control, favor de ver este link.


© Copyright 2010 por Thomas Bartlett Whitaker.
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