Wednesday, July 22, 2009

Un Cuento De Cinco Cárceles – Condado Polk IAH (Parte I)

Julio 22, 2009 – Miercoles 3:45 a.m.

El siguiente relato toma lugar en el verano del 2006….

El letrero está sin estropear; la puerta ancha de fierro brilla orgullosamente con una capa vírgen de pintura color azúl rey brillante. Decía: “No se Permitirá la Entrada por estas Puertas a Ningún Rehén”. A continuación este mensaje de mal agüero se repetía en español; solo para cubrir todas sus bases. Al igual que la puerta, y las vallas, el mismo edificio parecía rechinando de nuevo, una rareza verdadera en el mundo penal. Le di seis meses para que este lugar cantara una canción en un tono totalmente diferente.

“Bueno, es bueno saberlo” bromeó alguien detrás de mí en voz baja. Otra voz, que en esta ocasión tenía un fuerte acento de México intervino: “Oye vato, ¿cómo te hace sentir saber que si yo te tomo como rehén, nos ejecutarán a ambos? ¿Qué te parece eso para lealtad de compañía? Su risa fue interrumpida por un ruido de golpe seguido por queja de protesta, y en seguida los hombres estaban gritando. Bajo el barullo podía escuchar a alguien respirando con dificultad, y en el momento que logré dar un giro de 180 (lo cual no es la hazaña más fácil cuando estás encadenado de tu mano a tu cintura a tu pie), vi un pequeño hombre de complexión oscura tirado doblado en el piso. Los otros 11 hombres en el grupo que eran transportados estaban intentando retirarse lo más que se pudiera, lo cual no era fácil en lugar tan encerrado. Uno de los oficiales que estaba vestido de negro se encontraba parado sobre el hombre caído, su bastón colapsable ahora totalmente extendido.

“¿Qué te parece eso para hacerte callar?” grito, sus ojos rápidamente retando a que alguien más se pasara de inteligente. Él tenía la misma casi controlada furia que había visto en algunos de los guardias de Limestone en Fort Bend. Homo Sapiens Sapiens. Lo que sea. Simplemente yo estaba contento que se les había obligado encerrar bajo llave las pistolas y rifles en una jaula de depósito grande antes de entrar a la jungla rodeada con valla de púas. Muy contento.

Sobre la puerta de “No rehenes” colgaba un globo pequeño de vidrio, el cual tenía un tono dorado. Obviamente una cámara, y bastante nueva. Uno de los oficiales que nos transportaba habló en su walkie-talkie, y la puerta se abrió, revelando por lo menos 6 guardias más. Cuatro de estos cargaron al “busca-problemas” a una silla de ruedas en espera, mientras que los otros dos nos guiaron hacia adelante usando tonos de voz estruendosos. Me causó un poco de intranquilidad de que los cuatro que cargaron a nuestro miembro caído, haciéndolo en forma tan corporal, parecían tener bastante práctica en esta maniobra, como si ya lo hubieran hecho antes. “No es su primer Rodeo”, como se dice en Texas. No vi a este hombre durante varias semanas, hasta que fue soltado de la sección de segregados al área de recreo junto con los demás de nosotros. No recordaba que le hubieran faltado dos de sus dientes frontales; tampoco recordaba los enormes círculos negros que ahora rodeaban sus ojos, pero, hey, mi memoria ocasionalmente se vuelve borrosa.

No hablaba con ninguno de nosotros en el patio. Simplemente estaba sentado allí, con su espalda hacia la pared de concreto cerca de los baños, botando la pelota azúl de tenis contra la mampara. De vez en cuando se le iba, pero nunca se levantó para recogerla. Simplemente se quedaba fijamente viendo la pared. Ocasionalmente alguien se la regresaba, y él continuaba tirándola, como si nunca se hubiera detenido. Anteriormente creía que existiría algún tipo de retribución para este tipo de cosas. Alguién entraría cabalgando sobre un caballo blanco y se vengaría por el hombre “de la pelota botadora”, el cual había enloquecido. En ocasiones veo a este vengador en mi propio reflejo, y me asusta, las cosas con las que sale mi mente. Siento que estoy condenado a jugar al Iscariote con mi mano derecha o con mi izquierda. Si yo hubiera ido tras el guardia, realmente hubiera quebrado los rayos de su trasero sádico y estaría traicionando este nuevo sistema de ética el cual me ha tomado tanto dolor y sangre en construir. Si simplemente me quedaba allí sentado observándolos transformar a un hombre en un nadie en el espacio de unas pocas semanas, estaría traicionando mi propia humanidad.

En ocasiones, la idea de ganar es solo una ilusión.

Fue el mismo día que vi al hombre de la pelota botadora cuando empezé leyendo libros de leyes; lo cual es lo más cercano que he estado de registrar un salvo conducto entre la Sicilia de desobediencia violenta de estilo reaccionario y el Charybdis de darse completamente por vencido; abriendo mis propias venas por todo el terreno de concreto.

Aún las celdas de detención a donde se nos llevó estaban limpias, lo cual debe ser un tipo de principio de una penal. Las paredes de bloque de cemento eran de un color blanco aperlado; todo el metal era del mismo azul rey como la puerta. No vi insectos ni moho, y todo el escenario era vagamente espeluznante. Me hacía sentir como si hubiera entrado a un universo alternativo, o, ya saben, tal vez “uno de esos elegantes estados Yankees, en donde no se burlan cuando alguien habla de los derechos del prisionero.”

La camioneta llevaba principalmente prisioneros de Fort Bend, con unos cuantos hombres de diferentes condados del sur de Dallas entremezclados para dar diversidad. Yo conocía varios de los hombres, incluyendo a un hombre negro que era muy alto y muy muscular, llamado el “Big C” (“Grande C”), un hombre mayor que se estaba quedando calvo, era panzón y se llamaba Roberto, y un muchacho callado, de raza Filipina, cuyo nombre se me escapa. Estuvimos sentados allí durante varias horas, haciendo lo que todos los encarcelados hacen con el tiempo leónico que tienen en sus manos, esperando que pase algo. Big C me informó que lo habían agarrado dos veces en el pasado con mariguana, y que este era su tercer strike. En Texas, esto puede significar que intenten tacharte como un ofensor habitual. El resultado de una etiqueta habitual es una sentencia de por vida, lo cual parecía ser un castigo demasiado fuerte por una onza de mariguana, pero no me sorprendió saber que tales cosas son comunes en el estado que les dio a GW y Alberto González. La mayoría en el tanque (celda) de detención sabía quién era yo, y, en su mayoría, evitaban hablar sobre “tiempo de encarcelamiento”. Cuando alguien no sabía, y preguntaba “qué era lo que yo veía que tenía que hacer,” simplemente les decía que tenía unas multas de estacionamiento que tenía que cubrir. Las personas que sabían mi delito generalmente sonreían al escuchar mi respuesta.

Había otra camioneta adicional a la nuestra, cargada de prisioneros; y al final se requirió de seis a siete horas procesar a todos. Nuestros (uniformes) “naranjas” de Limestone fueron cambiadas por los azúl marinos del Condado IAH Polk. Se registraron nuestras bolsas que llevaban nuestras pertenencias; se hicieron preguntas. Eventualmente, todos fuimos asignados un número de tanque. Seis de nosotros de Fort Bend recibimos el mismo tanque, A-24. La larga caminata a la área de detención me ofreció una buena vista del edificio, y fue obvio que este complejo ejemplificaba un concepto más novedoso en la arquitectura penitenciaria; algo que se asemejaba más al Panopticon de Betham en comparación a las típicos monstruosidades de concretos a los cuales me había acostumbrado.



Copia de Anteproyecto del Panopticon hecho por Jeremy Bentham 1791


Vi muy pocos guardias. En su lugar, abundaban las cámaras, y cada pasillo terminaba en una trampa humana, o un par de puertas dobles por donde una persona entraba a un área cuadrada, la cual posteriormente se sellaba. Cuando el cuarto de control central determinaba la dirección que debía tomar cada persona, se abría la puerta indicada para dicha persona. Por lo tanto, poco personal era necesario para manejar la prisión entera, lo cual era importante si el fin es tener más ganancias, lo cual es el caso de las instituciones privadas. Todo estaba al abierto también. En lugar de las muchas paredes sólidas, decidieron por el vidrio grueso templado. Nuevamente, pienso que esto era en función de costo, ya que con paredes de vidrio se necesitan menos cámaras.

Al entrar a la trampa humana para el ala A, el guardia que escoltaba miró hacia la cámara, dijo su nombre, y se abrió la puerta de salida. Pensé: “bastante ingenioso”. A-24 se encontraba al final del pasillo, el cual era de tal vez unas 20 yardas de largo. Al ir caminando por el pasillo, obtuvimos nuestra primera mirada de los tanques, los cuales se encontraban a cada lado de nosotros; muy pequeños, con una ventana larga que se estiraba a todo lo largo del recinto. Se encontraban todos en línea, haciéndome pensar en un zoológico. (En realidad, en cierta forma, eso era precisamente.) Todos dentro de los tanques se presentaron a la ventana para ver las “nuevas botas” y rápidamente se volvió en el juego de “baja la mirada o mira fuerte”. Después de aproximadamente un año de estar encarcelado, sabía perfectamente que en realidad solo existía una opción.

En general, teníamos un buen grupo de hombres en A-24. Estos tanques estaban designados para 8 hombres, y existía menos de 150 pies cuadrados de piso, así que se pueden imaginar la tensión potencial que tales condiciones podrían producir. Se llega a establecer vínculos afectivos viviendo en esta forma (o se vuelve totalmente loco), y fue afortunado que en el grupo no existían pacientes psicóticos o masturbadores crónicos.

Con rapidéz dividimos las tareas de limpieza y creamos un plan para compartir la televisión. Esto último es absolutamente esencial para una coexistencia armoniosa. He visto más peleas a causa de la televisión que por otra cosa (más de 30 peleas). Como en cada prisión, la raíz de esto es tensión radical; los negros quieren BET, los Mexicanos, TELEVISA, y los blancos ESPN o el Canal Discovery. Para mi sorpresa, todos nos reunimos e hicimos una agenda justa la cual satisfizo a todos. Eso no quiere decir que algunas personas que no nombro (¡ahem!) no bromeaban en cuanto a ciertas selecciones que se hacían. El Big C no podía, sobre su su vida, entender por qué A) alguien se subiría al barco para pescar una Jaiba Rey de Alaska en la mitad del invierno, y B) que importancia tenía para nosotros si lo hacía. Su veredicto: ¿Ven brutos en ese barco? ¡Claro que no! Ustedes los Europeos están locos. Yo mantengo mi trasero negro en tierra sólida.”

Ya que estoy a favor de igualdad racial y cultural, me aseguré de meter unas cuantas despoticadas cuando él se encontraba viendo sus videos de rap y cantando la lírica.

YO: “¿Existe forma de bajar el volumen de la televisión más bajo que mute (silenciador)?”
BIG C: “No, el botón del volumen se quebró estando en la posición de las 6 horas.”
YO: “Me refería a ti, Charles.” (él odiaba que lo llamara por su verdadero nombre).

Esta plática que iba y venía, eventualmente resultaba en todo tipo de comedia ridícula baja, en la cual él se hacía pasar por un snob blanco de los suburbios llamado Preston. (“¡Hey, hermanos! Ustedes vatos ¿saben en dónde puedo encontrar el “Starbuck´s” más cercano?”), y yo me convertía en Tyrone Rone. Era buena cosa que Big C tenía un bien desarrollado sentido del humor, porque si no fuera así, en varias ocasiones me hubiera reacomodado la cara por traducir mi lenguaje de gente blanca al de “la calle”. Había ciertas expresiones de forma de hablar de la calle que me hacía repetir cuando estábamos en el patio. Muy pocas personas realmente aprecian la mordacidad, y aquellos que sí la aprecian parecen apreciarlo menos cuando sale de mi boca. ¡Tengo el talento!

Las cosas se volvieron rutina rápidamente: despertar (cuando se nos antojara), tomar una ducha (el tanque tenía una regadera y un escusado), comer, ir a recreación durante unas cuantas horas, tomar una ducha, cenar, ver televisión, leer, morir lentamente por dentro, orar, dormir. Repetir esto frecuentemente a pesar de tus deseos.

La vida encarcelada realmente es como una mala canción que se atoró en repetición sin fin. Sin embargo, a los varios días de tu estadía, una nueva porción de la canción empezó a tocarse, una que nunca antes había escuchado. Se me preguntó si quería trabajar. Rápidamente contesté, con una afirmativa bastante emocionada, y se me informó que estaría en la cocina a las 11 p.m. de la siguiente noche. No podía esperar ver cómo se veía la vida de la perspectiva de un empleado. El resto del día ciertamente pasó lentamente.

***PARTE II: PROXIMAMENTE***

“Poesía” por William Wantling (1933-1974)

Tengo que ser honesto, puedo escribir buena letra de música y rima
en los momentos adecuados, juntando las palabras para dar a las
personas placer.

Y aún en ocasiones, hacer que les falte la respiración –
Pero siempre, de alguna forma, resulta en cierto modo falsa

Consonancia y asonancia y rima interna no toman el lugar del hecho
que no puedo discernir la forma de anotar en papel lo real o verdadero
de lo que llamamos vida.

Como el otro día. El otro día caminaba en el patio inferior de recreo
aquí en San Quintin, y este gato llamado Turk se acercó a un amigo mío

Y dijo, “Ernie, me informan que has balaceado a mi hijo.” Y Ernie le contestó,
“¿Y a ti qué, Punk?” Y Turk sacó su cosa y acuchilló a Ernie en la panza.

Solo que Ernie tenía una charola de metal bajo su camisa.
La acuchillada de Turk rebotó en el pecho de Ernie, Y Ernie sacó su cosa.

Y claro, Turk no tenía una charola, y la recibió justo en el pecho,
Una fatal acuchillada.

Y la sangre que se vino a sus labios era color rosa brillante,
sangre de pulmón, y simplemente se acostó en el pasto y dijo,

“Maldición” “Maldición” “Maldición”
En seguida dejó salir una suave y prolongada risa, 5 minutos y murió.

Ahora, ¿Qué tiene que ver la asonancia o consonancia,
o aún la rima con todo esto?


© Copyright 2009 por Thomas Bartlett Whitaker.
Todos los derechos reservados.

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