Wednesday, August 20, 2008

Recobrando Mi Credibilidad (Referencia a la historia de Pedro y el Lobo)

Agosto 20, 2008

No estoy seguro de cómo empezar esto. Hoy ha sido un día extremadamente difícil. No me he sentido así desde mi juicio. Me sentí totalmente derrotado, como si todo esfuerzo en hacer lo bueno carecía de sentido. Lentamente he ido reconstruyendo mi vida en estos últimos cuatro años, un pedazo de madera que va a la deriva a la vez. Todo se vino abajo con una sola pregunta:

“¿Por qué deberíamos de creerte cuando dices que has cambiado?”

Esta pregunta fue hecha por la Srta. Lisa Ling, reportera del programa “The View” de la estación de televisión ABC, que fungía en el papel de entrevistadora especial para el Show de Oprah Winfrey. Mi papá ha sido invitado a Chicago para participar en el programa de la Srta. Winfrey, el cuál saldrá al aire en algún día del mes de Octubre. Se me pidió una entrevista, lo cual consistentemente he rechazado cuando se me ha pedido de parte de los medios de comunicación locales. Por alguna razón extraña, pensé que tal vez podría ayudar a mi papá con esto; tener una oportunidad para mostrar que Dios, en verdad, sí cambia a las personas. Soy tan tonto. Las cámaras me aterrorizan. Debía haberlo sabido.

Permítanme crear el marco un poco. Los miércoles, las horas normales de visita se acortan hasta solamente las 12:00 p.m. para que tengan la oportunidad los entrevistadores de medios de comunicación de llevar a cabo sus entrevistas. Nunca he participado en una de estas, pero sabía que no me llamarían hasta el mediodía, para poder tener suficiente descanso, ¿verdad? Equivocados. Reviví el día del juicio. Se me accedieron aproximadamente cuatro horas, todas en trozos de quince deprimentes minutos, aventados como migajas. Estoy seguro que pueden entender el grado de tensión que puede causarle a un individuo estar en televisión nacional. No entiendo cómo pueden los políticos hacer esto a diario. Me imagino que se acostumbran. “Dios”, oré, “simplemente dame las palabras para honrarte a Tí.” Eso era todo lo que deseaba. No sé en qué forma Él vaya a usar mi balbuceo torpe para bien, pero me imagino que eso es un asunto que le corresponde a Él.

Nunca me he sentido cómodo entre multitudes. En la preparatoria, participé en un equipo de Odisea de la Mente que ganó los regionales y se fue a estatales. El concurso se dividía en dos partes: la primera parte requería que construyéramos un robot que funcionara; la segunda, usar el robot en una obra de teatro. Es un concurso diseñado en ampliar todas las facetas del intelecto de una persona. La multitud era enorme. Empezé a sudar frío, y hasta estas fechas no entiendo cómo logré llegar hasta el fin. Cuando, por cualquier razón, tú crees que necesitas trabajar realmente duro para lograr ser aceptado, la tensión para lograr esto se multiplica cuando la multitud se multiplica. Más personas = más expectativas=más ojos enjuiciándote…y una cámara es la multitud más grande que pueda existir. Nunca parpadea. No se pierde de nada.

El equipo de camarógrafos era profesional. Igualmente la Srta. Ling. Frecuentemente me he preguntado quiénes son los entrevistadores al apagarse las cámaras. Durante la entrevista, me preguntaba constantemente…”¿Estoy hablando con la verdadera Lisa Ling? ¿Es simplemente el personaje que tiene que adoptar para llevar a cabo su trabajo? ¿Me odia? ¿Me quiere muerto?” Seguía pensando que su mirada se veía como lastimada, y me pregunté si esto era mi culpa. Me imagino que mi primera impresión fue que parecía como si no creyera una sola palabra de lo que yo estaba diciendo. Más o menos, ese es mi dilema, ¿no es verdad? ¿Cómo haces para que te crean cuando creaste fama de mentiroso?

¿Siquiera es posible? He hecho todo lo que viene a mi mente para expresar mi tristeza por lo que pasó el 10 de Diciembre. He admitido mi error, tanto en la corte abierta como aquí, en el fórum más grande de la historia universal, el internet. Me hicieron notar, durante la entrevista, que podría escribir cartas personales a algunas personas…y están en lo cierto. Claro, que esta idea ha pasado por mi mente. Lo he discutido con mi papá, en cuanto al tiempo adecuado para hacerlo. Me imagino que pensé que estas personas no querrían saber de mí. Quiero decir, mi nombre es cáncer…pensé que se sentirían…no sé, airados (?) si yo les escribiera. Sin embargo, lo voy a hacer. Por favor, díganme, ¿qué más puedo hacer? Estoy hablando en serio. No me sé explicar muy bien. A veces la gente me hace preguntas…y simplemente no conozco las respuestas. Estoy tratando de hacer lo mejor que puedo con este desorden, pero obviamente no es suficiente. No sé cómo poner en palabras lo arrepentido que estoy. ¿Piensan que puedo escapar del pasado, aún por unos cuantos minutos? ¿Saben lo que es recibir la charola de comida de mediodía, y cuando se agachan sobre ella y la huelen, el único olor que les llega es el dominante hedor de sangre y pólvora? ¿Saben a lo que huelen las monedas de cobre quemándose? ¿Alguna vez han puesto salsa cátsup en un hot dog, solo para alucinar y perder el apetito porque tenía parecido a sangre? Cuando estuve en México, tenía un cuaderno de composición. Intenté anotar en papel lo que estaba sintiendo, pero no podía, así que terminé escribiendo “Lo siento tanto” una y otra vez, hasta que todos los márgenes y hojas estaban cubiertas. Si todas esas hojas no podían explicar lo que sentía, ¿cómo podrían unos cuantos minutos de filmación?

Honestamente, ¿piensan que pasa un día en que no piense en apaciguar a todas las personas que claman por mi sangre? Sería tan fácil hacerles el favor a todos ustedes. Algunos de ustedes me han dado sugerencias. Recientemente regresé al hospital para hablar con los cirujanos sobre la posibilidad de corregir la cirugía fatal que me hicieron. Se me dejó en el cuarto de un séptimo piso, que tenía una ventana de pared a pared. ¿Han sentido la resaca del mar? Cada vez que me acerco a una ventana, siento ese jalón suave; solo que jala a mi corazón. ¿Pueden entender como, tal vez, una persona que ha causado tanto dolor no quiera seguirlo causando nunca jamás? Yo sé que llegará el día cuando mi papá recibirá el aviso de que he muerto. Aún cuando quisiera librarlo de este pequeño y patético circo que tenemos aquí, aún no tengo intención de causarle ese dolor. Ustedes, zopilotes, tendrán que esperar por su comida un poco más de tiempo.

Tal vez no exista nada que pueda hacer. Somos una nación de gente que vive en temor. No siempre fue así. La generación de mis abuelos creían en la bondad inherente del ser humano; que era posible para alguien volver a empezar, renovarse, y llegar a ser grande. Ahora, solamente creemos que la gente está para dañarnos. Iran. Rusia. Ese hombre raro que vive más adelante, que usa ropa rara y escucha a Mars Volta. ¿Por qué es tan difícil aceptar el concepto de la posibilidad de cambio?

Para ustedes que están en sus años 30s, 40s, 50s, piensen hacia atrás. ¿Existe alguna similitud a tiempo en que tenían 23 años? ¿Aún en lo mínimo? Entonces, ¿por qué es tan imposiblemente difícil creer que alguien (no necesariamente hablando de mí. En verdad, la pregunta es más bien retórica) puede cambiar, si esto pudiera corregir el curso de su vida? ¿Qué es lo que les cuesta creer en mí? Me crean o no me crean, Texas me va a ejecutar en unos cuantos años. El Proceso de Apelación es una farsa en Texas. Sus creencias no cambiarán eso. Si eligen creer solamente lo peor de las personas en todo tiempo, están haciendo TANTO DAÑO a la bondad potencial del mundo. ¿Cuántos de nuestros triunfos mayores vienen de las manos de hombres que cometieron errores terribles, solo para hacer un esfuerzo consciente de ser mejores? Y por alguna razón, la cuál es totalmente inexplicable para mí, parece que el peor de todos estos lleva el nombre de un hombre cuya razón principal de su existencia fue podernos dar una segunda oportunidad. ¿No han leído, oh “Cristianos” de Pablo, cuyo nombre anterior fue Saulo? Cazador y ASESINO de Cristianos… ¿Quién le hubiera creído que Dios le había hablado en camino a Damasco? Mucho no le creyeron, y esos verdaderamente se perdieron de la mente brillante de esa sola persona que fue una de las responsables de que en este día ustedes conocieran a un hombre llamado Jesus de Nazaret. Unos cuantos, sin embargo, creyeron su palabra. ¡Qué recompensa por haberle creído a un hombre! Por ningún motivo pretendo ser Pablo. No tengo un testimonio, aún cuando Dios me llamó estando en México, no en Damasco. No dijo mi nombre desde una nube. Lo dijo cuando una pistola que sostenía a mi cabeza no se disparó. Puede ser que hable sobre esto en alguna otra ocasión. Simplemente no tengo ganas en este momento. Pero SÉ que he cambiado, y también lo saben aquellos que me conocen.

Cambio. Es como la moneda que solamente aceptamos de las personas a las que amamos. Cuando nuestros jóvenes hijos o hijas se meten con las drogas, los padres rápidamente afirman con vehemencia que pueden dejarlas. Cuando una amiga del trabajo se presenta con otro ojo amoratado, rápidamente comenta que su novio “está tratando de dejar de hacerlo”. Pero cuando se trata de algún vándalo convicto intentando mostrarle al mundo que él no es la suma de los peores momentos en su vida, corremos aterrorizados, lamentando su falta de habilidad para sobreponerse, mientras que a la misma vez revelamos el drama en secreto. ¡Monstruo! ¡Villano de sangre fría! Qué satisfacción se ha de sentir tener esa indignación justificada. Cuando me coloquen bajo la tierra, espero que puedan reconocer el hecho de que la inseguridad en su mundo no desapareció. Sus recibos de pago aún existen. Sus problemas persisten. Espero que puedan identificar el pensamiento de que alguien acaba de morir para…. ¿qué? Y espero que no se muevan simplemente hacia el próximo blanco, cualquiera que sea.

Tan cansado. Desesperadamente quisiera poder ayudar a alguien. He llevado mi vida en los últimos años en tal forma, que según mi forma de pensar, es moral. Doy el 10% de todas mis donaciones (En realidad es mucho más que eso, pero nunca he sido alguien para hacer sonar mi propia trompeta, así que no hablo de esas cosas aquí). He intentado alcanzar a aquellas personas que se han sentido como yo me sentí mientras crecía. Si ustedes no creen nada más de lo que escribo por el resto de mi vida, crean esto: Existen muchas replicas de mí en el mundo. Personas erosionadas por las tormentas de arena de soledad, vacío, despropósito, y todos los caprichos de este mundo valiente, nuevo y moderno, hasta el punto de quebrarse. No soy profeta. No tengo títulos elegantes. Nunca he hecho peregrinaje a la Tierra Santa para recibir sabiduría. Probablemente no tengo la capacidad para ayudar a nadie, pero de todos modos estoy tratando. Y hay personas que están respondiendo. Sin embargo, en su mayoría, evito llevar tal información ante el ojo público. El punto que intento hacer es este: Sí tengo un testimonio. Tal vez no sea un testimonio para todos… ¿Pero, qué testimonio hay que es para todos?

No creo en mí mismo. Nunca lo he hecho. Así que, es muy difícil tener la autoconfianza de que siempre voy a hacer lo correcto. Sin embargo SÍ confío en que Dios puede usar mis balbuceos en una forma constructiva. Tengo que creer que Él tiene un plan. Y cualquiera que sea ese plan, no se podrá llevar a cabo a solo que abra mi boca. Lo siento mucho si no soy elocuente. Colocarme frente a la cámara es como ver Chernobyl. Cuando se prende esa pequeña luz roja, mi corazón se baja hasta mis zapatos y mi lengua se estira para pedir la parada al taxi que va hacia el aeropuerto. Me siento como se ha de haber sentido Moisés parado frente a la zarza ardiente, volteando sobre su hombro y diciendo: “¿Quién, yo? Este…, estás bromeando, ¿verdad?” Nunca he sido bueno en esto. Mi esperanza es que algunas personas puedan ver más allá de mis tartamudeos hacia lo que quise decir. También estoy al tanto de que las respuestas de 15 segundos de sonido no equivalen ni al 1% de la respuesta real, cuando se relaciona a los seres humanos. Todos sabemos esto, ¿no es así? ¡Bah, qué relajo!

Después de la entrevista, me arrastré hacia mi celda, totalmente exprimido. No me había dado cuenta de lo mucho que se había atrofiado mi habilidad de socializar. Es cosa curiosa la pérdida del arte de la conversación. Me imagino que es otra víctima de las condiciones de aislamiento. Puede unirse a sus compadres: contacto humano, orgullo y comprensión en cuanto al espacio personal de aquí en adelante.

Entiendo que Fred Felcman, el Asistente del Fiscal de Distrito que me procesó va a estar en el programa. Espero que el Sr. Felcman escuche a mi papá, por esta sola vez. Antes de que muera, quisiera poder hablar con él solo por unos momentos. Quiero decirle tantas cosas. Que no lo odio. Que oro por él. Que su forma de actuar solo conduce a más dolor y más muerte…no sé cuántas cosas más le diría. Simplemente me da la impresión de que es un hombre que tiene una terrible necesidad de un amigo. Espero que mi papá le pueda llegar al corazón. Realmente lo deseo. Espero que pueda llegar al corazón de todos ustedes también.

En verdad, en verdad que lo deseo.

“Era un muchacho de solo veintidós años,
Ni bueno, ni malo,
Simplemente un muchacho como tú –
Y ahora estoy perdido; demasiado tarde para orar
He pagado el costo
En la Carretera Perdida.”


Leon Payne “Carretera Perdida” 1949

© Copyright 2008 por Thomas Bartlett Whitaker.
Todos los derechos reservados.

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