Tuesday, October 23, 2007

El Imperio Contra-Ataca Parte I”

Martes, Octubre 23, 2007 9:00 a.m.

Escribo esto en papel prestado. Estoy usando un lápiz prestado. Mi celda está completamente vacía. A las 6:45 de esta mañana, mi celda fue registrada. Me colocaron, esposado como siempre, en el cuarto de regadera en donde pude observar, mientras los empleados del Departamento Correccional de Texas, vestidos en sus uniformes grises, colocaban mis escasas pertenencias en bolsas rojas para cebollas y después las cargaron hacia abajo, por las escaleras, hasta colocarlas en un carrito de plástico con ruedas.
Nadie más en mi sección recibió este tratamiento. No me dieron explicación.

La fecha es Octubre 23, el primer día de la rotación de guardias (llamados en la lengua vernácula, “naipes”) después de la historia sobre mi sitio web que salió en el noticiero de la tarde. No entiendo la reacción del Departamento Correccional de Texas hacia esa historia. No he sido exageradamente crítico de las condiciones aquí, aunque sería muy fácil para mí comentar sobre el gran número de violaciones a los derechos humanos de los que me doy cuenta a diario. No he hecho esto por dos razones: Se supone que la prisión debe ser mala. No me considero lo suficientemente inteligente para intentar argumentar que tú, el observador promedio, pudieras interesarte por los derechos de los prisioneros. Yo sé lo que yo llegué a sentir anteriormente cuando escuchaba acerca del sistema brutal de las prisiones Americanas: “Bien, ¡pues entonces mejor no vayas a prisión!” No me importaba. No me importa. No sé cómo explicar el masivo color gris (ni es blanco, ni es negro) que existe en este país entre el bien y el mal. Cómo explicarlo, sí, en realidad, la devaluación de vida de los prisioneros SÍ te afecta, aún cuando solamente sea en una frecuencia masiva social sub-audible. Simplemente no soy lo suficientemente inteligente. No sé cómo poner en palabras que, una vez que empiezas a decir que una vida tiene más valor intrínseco que otra, todo se dirige a un declive resbaloso hacia la perdición. Y así que, tenemos la Bahía de Guantánamo, y tenemos prisiones que son tan malas, que cuando el Juez Federal, William Wayne Justice, vio las condiciones aquí en el Pabellón de los Condenados a Muerte, comentó que estaban más allá de lo que pudiera soportar un humano. Así que, intento quedarme fuera de las aguas, que están, francamente, demasiado profundas para mí.

La segunda razón por la que no le doy un golpe al Departamento Correccional de Texas es porque no quiero que alguien piense que estoy pidiendo que sientan lástima por mí. No lo estoy. Pero en este momento…reducido nuevamente a la nada, sin saber si me van a “nivelar” por algo que “encuentran” entre mis pertenencias, me encuentro bastante airado. Ya me están matando. ¿Deberán también llevarse mis intentos por sanar? ¿Mi escaso intento en hacer ministerio? ¿Y, para qué? ¿Por un sitio web? ¿Por mí intento en abrirme? No tenía la expectativa de algún día lograr alcanzar un público. Simplemente deseaba dar a conocer, a algunas pocas personas claves de mi vida pasada, un poco acerca de mí sin obligarlos a realmente acercarse a mi plaga. ¿Se llevarán mi voz también. En poco tiempo estaré totalmente en silencio. ¿No puedo tener unos cuántos susurros antes del fin? Claramente, algunos piensan que no. Olvídense de ignorar las cosas que nos desagradan, un poco de ejercicio en lo que llamamos responsabilidad personal. Pueden ser que tengan victoria en esto, puede ser que me silencien. Pero quiero que piensen en esto: Si su preciado silencio requiere que un ser humano pierda la única conexión verdadera que tiene a estar vivo, ¿en qué los convierte a ustedes?

© Copyright 2007 por Thomas Bartlett Whitaker.
Todos los derechos reservados.

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